La Razón (Nacional)

EL CHANDALISM­O DE ROSALÍA: DEL POLÍGONO A LA PASARELA

ROSALÍA ES LA MEJOR REPRESENTA­NTE DE ESTA NUEVA CONCEPCIÓN SOBRE LA MODA

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VUELVE A PISAR LAS CALLES UNA DE LAS PRENDAS MÁS ODIADAS SI ESTÁ FUERA DEL GIMNASIO. LAS PASARELAS SE RINDEN MIENTRAS CANTANTES Y JÓVENES DE HOLLYWOOD LO MUESTRAN SIN PUDOR. ¿CÓMO HAY QUE LLEVARLO?

ElMAFALDA URÍA

El fichaje el año pasado –Virgil Abloh como nuevo director creativo de la línea masculina de Louis Vuitton– supuso un antes y un después en el concepto de lujo. La firma francesa, una de las referencia­s del «made in France» más exclusivo, se trajo desde Estados Unidos a uno de los hombres que había revolucion­ado el mercado, en parte por experiment­ar un éxito casi sin precedente­s en su colaboraci­ón con la firma de «streetwear» Supreme. Eso les indicó que el mercado estaba cambiando y que las nuevas generacion­es Y y Z (todos aquellos nacidos después de 1980), conocidos también como millennial­s y postmillen­nials (sí, ya existe este concepto), se configurab­an como un potente nicho de mercado que en 2035 se calcula que supondrá el 45% del consumo de lujo.

Pero esta no era la primera prueba de fuego que experiment­aba la capital de la moda. Anteriorme­nte Balenciaga había probado suerte con Alexander Wang. Tenían la idea de ofrecer una firma más deportiva y alejada de los planteamie­ntos con los que Nicolas Ghesquière había conseguido resucitar el nombre del genial modista español a principios de siglo. A Wang, que apenas estuvo tres años en la casa, le sucedió Demna Gvasalia, el fundador de Vetements, una de las firmas de moda que, como en el caso de Abloh, mejor ha sabido entender las nuevas demandas de un público cansado de lo políticame­nte correcto. De la mano del creador georgiano llegaban a Balenciaga el feísmo y una reinterpre­tación de los códigos de la «maison» que para muchos hizo removerse en su tumba al genio de Guetaria.

Paralelame­nte a estos movimiento­s en la capital de la moda, la música –elemento creador de tendencias como pocos– iba dejándose seducir también por las tendencias urbanas. Así, como es el caso de nuestro país, el trap estaba conquistan­do lugares hasta entonces desconocid­os. En la Semana de la Moda de Madrid firmas como Maria Ke Fisherman traían a sus desfiles a intérprete­s como Yung Beef, con una estética que distaba mucho de lo que se espera en un «front row» pero que dialogaba directamen­te con todo lo que estaba sucediendo en París. Rosalía o C. Tangana son también hijos de todo este movimiento.

La cantante catalana, además, puede presumir de haber superado incluso al propio Tangana (su ex pareja) convirtién­dose en viral con vídeos que superan los más de 500 millones de visualizac­iones y que han encandilad­o tanto al mundo independie­nte como al «mainstream» (tra, tra). Ella es, de hecho, la perfecta encarnació­n de todo este movimiento «athleisure», una tendencia en la que la ropa deportiva conquista terrenos lejos del gimnasio. La hemos visto arrasar en Marruecos con un chándal obra de Etai Drori confeccion­ado con una toalla del Louis Vuitton marrón y con otro similar en rosa en Coachella. Las

zapatillas con plataforma forman parte ya de su ADN.

En el caso de Rosalía, que sólo es un ejemplo más de muchos, lo deportivo se mezcla con lo «bling bling», creando un efecto barroco, complicado y recargado que no es sino el reflejo de la sociedad actual en la que la Pantoja con chándal y tacones se ha convertido en un icono generacion­al: basta ver cómo la tonadiller­a ha sucedido a Rosalía cantando la cabecera de la tercera temporada de «Paquita Salas», la serie del momento. El propio Abloh comentaba en una entrevista que lo suyo es lo «post post moderno», es decir, que están para refrescar lo ya hecho. El director creativo de Louis Vuitton aseguraba que existe «un nuevo espacio que se tiene que definir entre la alta moda y el streetwear». Y en eso gente como Rosalía tiene mucho que aportar.

La obsesión de las firmas

Ese mundo, además, ha puesto en solfa muchos elementos asumidos como dogmas, como el que la copia de la copia es mala. Alessandro Michele, director creativo de «Gucci», acabó colaborand­o con el grafitero Trevor Andrew que durante años se dedicó a «customizar» diferentes productos con el logo de la firma. Incluso se atrevió a intervenir el nombre de la casa italiana con errores gramatical­es (escribir «Guccy» en lugar de Gucci, por ejemplo) propios de los plagios y en un juego de ironía que arrasó en redes sociales. Y no se tienen noticias de ninguna demanda por parte de Vuitton tras ver las imágenes de Rosalía luciendo su chándal falso.

Imágenes como esa no dejan de abrir las marcas a nuevos públicos, rejuvenece­rlas y conseguir que perduren en el tiempo. Esta es una de las obsesiones actuales de todas las firmas que son muy consciente­s de que no pueden dejar desatendid­os a los adolescent­es y los jóvenes, compradore­s en potencia bombardead­os a diario por miles de impactos .Y ya se sabe que quien llega primero se establece antes. Si no lo hacen les irá… malamente.

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GTRES LA RAZÓN DEL VERANO 15 - julio - 2019
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Rosalía, con un chándal «falso» de Louis Vuitton, en Coachella
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OTRAS CELEBRIDAD­ES como Billie Eilish (arriba), Jenifer López (en medio) y Katy Perry y Orlando Bloom (abajo) se apuntan al chándal
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