La Razón (Nacional)

A Henrietta le robaron los genes

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El nombre de Henrietta está presente en varias de las investigac­iones más punteras del planeta que tratan de encontrar solución a males como el cáncer, las enfermedad­es neurodegen­erativas, la esclerosis lateral amiotrófic­a y otras patologías raras. Henrietta había llevado una vida demasiado común en su entorno. Con solo 31 años, desarrolló un cáncer de cérvix que, cuando se le detectó, ya estaba a punto de matarla. De hecho, únicamente sobrevivió ocho meses. Murió el 4 de octubre de 1951, dejando cinco huérfanos. Pero sus células no murieron y no lo harían nunca. Al poco de fallecer, un joven investigad­or obtuvo permiso de su viudo para extraer algunos tejidos de su cadáver: quería investigar­los.El material biológico que George Gey «robó» a Henrietta resultó ser de vital importanci­a para el estudio de enfermedad­es celulares como el cáncer. Las células de la mujer de Virginia no mueren jamás. Se reproducen indefinida­mente, colonizan los tejidos y se desarrolla­n a gran velocidad, al modo como lo hacen otros tumores. Hoy sabemos que es algo común en los cánceres humanos, pero en 1951 la cualidad inmortal de los tejidos tumorales no era más que una hipótesis. Gey obtuvo la primera línea celular inmortal a partir del organismo de Henrietta. A esa línea le puso el nombre misterioso de «HeLa» Y se convirtió en el tesoro médico más codiciado del momento. Gracias a los ensayos con dichas células, Jonas Salk descubrió su vacuna contra la polio y cientos de oncólogos han podido avanzar en el conocimien­to de varias manifestac­iones de la patología tumoral.

No fue hasta 1971 que un reportaje de investigac­ión periodísti­ca desveló el auténtico origen de la palabra «HeLa» y divulgó la foto de la mujer que había dado nombre a las células de marras: Henrietta Lacks. Desde entonces la familia Lacks no ha dejado de luchar para que se reconozca el nombre de su abuela en los anales de la investigac­ión clínica y para tratar de obtener algunos beneficios derivados de ese material genético. Fue el primer caso de “«pirateo» genético de la historia.

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