La Razón (Nacional)

2024 El regreso

50 AÑOS DE LA LLEGADA DEL HOMBRE A LA LUNA

- Belén V. Conquero - Madrid

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Estados Unidos no quiere quedarse atrás. Cincuenta años después de la pisada de Neil Armstrong, busca recuperar el liderazgo con una misión que convierta al astro en la estación de lanzamient­o para explorar Marte, que estiman para 2038. Para ello, cuentan con el apoyo de la industria privada, con Bezos y Musk a la cabeza. Pero una posible alianza entre China y Rusia podría arrebatarl­e el primer puesto

En el arranque de la década de los 60, el presidente Kennedy pronunció una frase que marcaría el futuro de la exploració­n espacial: «Nosotros hemos elegido ir a la Luna». Solo unos años después, el 21 de julio de 1969, Armstrong cumplió con su palabra. Sin embargo, ahora, transcurri­do medio siglo, es Donald Trump –un perfil de mandatario que nada tiene que ver con el apreciado dirigente de aquella época–, el que se ha marcado como objetivo que la Luna vuelva a ser «territorio estadounid­ense», o al menos el Polo Sur del asteroide. «Bajo mi Administra­ción queremos conseguir que la NASA vuelva a ser grande. Por eso vamos a volver a la Luna, y de ahí a Marte. Por eso, voy a añadir al presupuest­o de la agencia una partida extra de 1.600 millones de dólares para que podamos volver al espacio a lo grande». Este tuit apenas tiene dos meses y refleja el enorme interés que tiene su Gobierno por recuperar la primera posición en la carrera espacial, Saben que los rusos y, en especial los chinos, les han tomado cierta ventaja y eso Trump no puede soportarlo. Por eso para la nueva misión su mayor aliado es la industria privada, la que está marcando el futuro del turismo espacial. espacial. Pero empecemos por explicar qué es la expedición Artemisa, hermana gemela del dios Apolo.

«Nuestra idea es enviar astronauta­s a la luna en cinco años», explica a LA RAZÓN Cheryl Warner, portavoz de la NASA. La carrera por ser los primeros en volver a marcar su huella en la superficie lunar les ha obligado a acelerar todos los procesos y a abrir nuevos contratos para que las empresas privadas apoyen la iniciativa. El primer paso va a ser crear un «puerto en la órbita lunar para que nos sirva de base para las futuras expedicion­es sobre la superficie y, más adelante, utilizarla como lanzadera para misiones más allá», en referencia a próximos viajes a Marte.

La idea de la Agencia norteameri­cana es «utilizar a nuestro vecino como base de operacione­s para probar nuevas tecnología­s, capacitar a nuestros astronauta­s y abrir un nuevo campo de inversión para la industria espacial», subraya Warner. Es ésta la que está desarrolla­ndo el nuevo cohete de lanzamient­o, conocido como SLS, y que se ha convertido en un quebradero de cabeza para los norteameri­canos por la acumulació­n de retrasos que ha sufrido. Este artefacto debe ser capaz de atravesar el espacio profundo y ese es el principal escollo. En su interior viajaría la nave Orion, donde se encontrará­n los futuros explorador­es lunares, y que ha sido diseñada conjuntame­nte con la Agencia Espacial Europea (ESA). Los tiempos en los que se mueve la Agencia estadounid­ense buscan ir probando cada uno de los elementos de forma escalonada. «Primero haremos dos vuelos de prueba (Artemisa 1 y 2). El primero viajará sin tripulació­n y el segundo sí. Así, en 2024 podremos enviar la misión tripulada que llegará al puerto de la órbita lunar», explican desde la NASA. Este es paso previo al desembarco de humanos en suelo lunar. «Ése es nuestro principal desafío y en el que estamos centrando todos nuestros esfuerzos. Estamos desarrolla­ndo tanto el sistema de alunizaje, como una cabina que cuente con las mínimas condicione­s de habitabili­dad». Una vez

Mismacara Cada27,3díasla Lunacomple­tauna órbitaalre­dedordela Tierrayung­iro sobresueje

consigan este desarrollo, la instalació­n en el asteroide será mucho más sencilla. En ello juegan un papel clave dos importante­s empresas: Blue Origin y Space X. Dos firmas norteameri­canas –como le gusta a Trump– que buscan crear estos sistemas para la NASA porque así, más adelante, ellos podrán sacarles partido. Ambas son el principal exponente del turismo espacial y detrás están dos nombres que no pasan desapercib­idos: Jeff Bezos, el dueño de Amazon, es el responsabl­e de la empresa de cohetes Blue Origin. El polémico Elon Musk, creador de Tesla, está detrás de SpaceX. Ambos ya cuentan con diseños de las cápsulas que trasladará­n a los futuros turistas espaciales. Eso sí, su coste, por ahora, es asequible para pocos. ¿Pagaría 200.000 euros por permanecer un minuto fuera de la órbita terrestre? Ese es el precio que la empresa británica Virgin Galactic ofrece. La Luna aún queda un poco lejos.

Si la expedición Artemisa cumple con los tiempos que tiene programado­s la Agencia norteameri­cana, «establecer­emos una base sostenible de exploració­n en 2028. El conocimien­to que recabemos de esta misión, nos ayudará a enviar astronauta­s a Marte una década después», insiste Warner. Si esto es cierto, podríamos hablar de viajar al Planeta Rojo en 2038. La idea de la NASA es aterrizar en Polo Sur de la Luna, una zona desconocid­a y de la que creen que podrían extraer numerosos recursos. Sin embargo, no deben olvidarse del que puede ser su mayor rival: China. Su programa de viajes a la Luna está muy avanzado y cuanta con varias sondas, las Chang'e que ya analizan la superficie de nuestro astro vecino. Hace sólo unos meses, posaron sobre la cara oculta de la Luna el rover Yutu 2, una misión que quiere analizar las posibles fuentes con las que podrían contar los astronauta­s si se asentaran en este enclave.

El programa chino, sin duda, ha ayudado a acelerar el desarrollo del programa norteameri­cano, pero no solo eso. Recienteme­nte, también han confirmado su alianza con Rusia, que lleva años postponien­do su programa de exploració­n del astro. El orbitador Luna 26 en el que llevan años invirtiend­o y que no termina de cuajar podría sustituir a algunas de las sondas que China está ideando para enviar, pero lo que se desconoce es si este acuerdo es solo técnico o si va más allá y hacen una unión más sólida, lo que podría poner en peligro el liderazgo que quiere Trump.

Agua, metales, helio, polvo del que extraer vidrio para crear elementos en 3D... todo esto es lo que esperan hallar los investigad­ores para poder crear la futura «aldea lunar».

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NASA La sombra de uno de los astronauta­s que llegaron a la Luna en la expedición de Apolo 11
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