FRENAR LA CAÍDA EN SU CUNA
En los últimos tiempos, la estrategia de Cs ha hecho aguas en su bastión por excelencia y las encuestas auguran que esta tendencia a la baja se podría repetir en una hipotética convocatoria antes de que finalice el año. Los naranjas ganaron las últimas elecciones en Cataluña aunque por un margen tan escaso que les dejó lejos de poder formar gobierno. Esa popularidad cayó en los comicios municipales del 26-M: Cs no pudo aguantar el tirón y cosechó unos resultados pobres como consecuencia de la pérdida de casi 900.000 votos. En apenas un año y medio, los de Rivera perdieron la confianza que habían ganada tras años de discurso duro contra el independentismo. De ser la fuerza más votada no solo en los municipios que lideran los ránkings de población –ganó en las diez ciudades con más habitantes–, sino también en localidades con peso específico –en las regionales, la lista de Arrimadas arrasó en Sant Vicenç dels Horts, donde Oriol Junqueras llegó a ser alcalde–, los naranjas han pasado al ostracismo: a día de hoy no se controlan ningún ayuntamiento importante y se han conformado con ser el apoyo de otros partidos (en especial del PSOE) para desterrar a las fuerzas independentistas del poder. Ciudadanos ha pasado de aspirar a todo en Cataluña a conformarse con tener en su mano la decisión de quién forma gobierno. Así, con un líder de peso, esperan que esta tendencia se revierta.