Sánchez, Iglesias y la teoría del caos
PedroPedro Sánchez respondió ayer con un órdago a la grande al envite de Pablo Iglesias de consultar a las bases de Unidas Podemos si apoya o no su investidura. El presidente en funciones considera una «mascarada» la iniciativa del líder de los morados porque es obvio que las dos preguntas que formula son tramposas e inducen a elegir la que conduce a que no haya acuerdo. Sánchez, en esa tesitura, ha decidido dar por roto un acuerdo que, por otra parte, tampoco estaba cerrado. El inquilino de La Moncloa ha logrado, de momento, desarbolar a Iglesias y, de rebote, alimenta una remota posibilidad, remota pero posibilidad al fin y al cabo, de que los «inscritos» de Unidas Podemos se rebelen contra la dirección y elijan apoyar la investidura aunque no haya ministros podemitas. «Las bases –afirma un destacado dirigente de equipo de Casado en el PP– son un destrozapartidos» y un resultado sorprendente en la consulta podemita lo confirmaría, siempre –claro– que Unidas Podemos sea un partido político, porque en el PSOE hay quien ve más a los morados como «una sociedad de gananciales», Pablo Iglesias-Irene Montero. Tampoco sería la única en la política española, porque ahí está también la de Espinosa de los Monteros-Monasterio en Vox, con la sociedad unipersonal de Ciudadanos –Rivera– al fondo.
Alain Minc decía que «a veces hay decisiones de carácter irrevocable y consecuencias incalculables». Tras el órdago inevitable, pero muy meditado, de Sánchez a la consulta trucada de Iglesias, la situación política española parece adentrarse en las profundidades del caos. Edward Lorenz fue el padre de la llamada teoría del caos que, en una sus formulaciones más divulgativas, afirma que «el débil aleteo de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado en Texas». Una variante, más sofisticada, que también incluye a los fractales, apunta que en determinadas situaciones, todo tiende a desordenarse hasta que el caos es tan grande que, de forma natural, todo vuelve a ordenarse, al menos en parte, aunque solo sea de forma parcial. El líder del PSOE, fiel a su manual de resistencia, juega fuerte y espera que, poco a poco, el caos tienda a ordenarse, ya sea –poco probable, pero no descartable– la semana que viene o a la vuelta del verano. La pelota está en el tejado de Iglesias, que no será ministro pero, en último extremo, Sánchez y su equipo tampoco descartarán, hasta el último minuto, otras opciones, que quizá prefieran. Pablo Casado está pendiente del desenlace de la pelea infantil Ciudadanos-Vox en la Comunidad de Madrid. El día que la popular Isabel Díaz Ayuso sea presidenta el caos, sin duda, comenzará a ordenarse y eso también presionará a Iglesias, aunque para entonces, según Minc, sus decisiones hayan tenido «consecuencias incalculables». Teoría del caos.