Movilidad sostenible y vehículo eléctrico: una transición ordenada
El sector del automóvil reclama un plan a largo plazo, mayor inversión en infraestructuras de recarga y seguridad jurídica
La necesidad de una verdadera voluntad política, acompañada de una planificación a largo plazo por parte de la Administración para la promoción de la movilidad eléctrica, es una exigencia de todos los sectores empresariales privados involucrados en la fabricación y planificación de automóviles electrificados y sus sistemas. Son necesarios una legislación y unos planes de ayudas que complementen el esfuerzo que la iniciativa privada está ya llevando a cabo desde hace años con fuertes inversiones y con logros patentes en el objetivo de descarbonización. Esta es la principal conclusión de la mesa redonda celebrada en la sede del diario LA RAZON y a la que asistieron tanto representantes de los fabricantes en la figura de las marcas SEAT, Renault y Hyundai, como de la industria de los sistemas de planificación y control Indra y de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive).
Mientras la legislación de la Unión Europea marca claramente el camino en lo que respecta a los objetivos de reducción de emisiones, la Administración española se muestra aún tímida en lo que respecta a la planificación de lo que deberá ser la automoción del futuro que, según todos los intervinientes en el debate, pasa por la eliminación de los vehículos más contaminantes del envejecido parque automovilístico nacional y el desarrollo de una infraestructura de recarga eléctrica que anime a los consumidores a utilizar los vehículos electrificados sin las actuales limitaciones de autonomía. Con ello, se incrementarán las ventas y, al aumentar la producción, bajarán los costes y, consecuentemente, el precio final de estos automóviles que, al día de hoy, tienen un precio superior a los de motores de combustión interna.
ello son necesarios, según los especialistas convocados en esta reunión, unos planes de incentivos mejor dotados para poder sacar de la circulación a medio millón, aproximadamente, de vehículos muy antiguos y, por tanto, altamente contaminantes. Se calcula que con los actuales planes no se achatarrarán mas de diez mil coches ya que las ayudas son escasas y los propietarios prefieren vender sus vehículos en el mercado de segunda mano, donde los turismos con más de diez años de antigüedad representan el 57% de las ventas totales. Se puso encima de la mesa un dato: mientras el Plan Moves español tiene una dotación de 270 millones de euros, el equivalente en Alemania llega a los 3.500 millones.
Josep María Recasens, director de Estrategia de SEAT, afirmó que «todos tenemos claro que el coche eléctrico es el destino final desde el punto de vista de tecnología, eficiencia energética, tipología de uso, es el más adecuada para cumplir con las necesidades de los clientes, pero para llegar a este destino final hay que hacer una transición de forma ordenada y lo que apelamos nosotros desde SEAT es que esta transición se haga desde un punto de neutralidad tecnológica, sin pecación nalizar a una tecnología u otra. Porque estoy convencido de que durante un tiempo, y más en un sector que mueve gran capital y donde se tiene que producir en masa, apostamos por una transición donde haya una coexistencia de motores de combustión, que cada día son más eficientes, con híbridos, híbridos enchufables, gas y eléctricos. ¿Y por qué el coche eléctrico es el destino final? Porque es la mejor opción para alcanzar las cero emisiones, para la descarbonización y el uso de energías renovables. No entendemos el coche eléctrico si no vemos estos tres factores. Ahora bien, no es suficiente que los fabricantes ofrezcamos coches eléctricos porque somos un elemento en el terreno de juego. Todavía no hay infraestructura, en especial en España. Ahora tenemos 100 puntos por millón de habitantes en España mientras que la media europea está por encima de los 400 puntos de carga pública por millón… Alemania ha puesto en marcha un plan nacional de infraestructura de recarga por valor de 3,5 billones de euros y en España no tenemos este plan todavía. Hay miniplanes, pero no tenemos un plan integral nacional de infraestructura publica de recarga. Y es aquí donde nosotros apelamos al sector energético, al sector público, que se haga una apuesta conjuntamente con el sector del automóvil para alcanzar un desarrollo ordenado, racional del coche eléctrico en España. Dicho esto, nos agrada mucho que el Gobierno, en esta época de recesión, de crisis económica, haya puesto en marcha el plan Moves. Es una buena noticia para todo el sector en España para estimular la demanda, la demanda a corto plazo. Pero esto caducará como cualquier plan de estímulo. Entonces lo que tenemos que hacer es plantearnos planes a largo plazo y cómo queremos adoptar el vehículo eléctrico en España». Por su parte, Jesús Presa, director de ComuniPara
La Administración española se muestra aún tímida en la planificación del futuro de la automoción
El Plan Moves de ayudas es una buena noticia para estimular la demanda de vehículos eléctricos, pero a corto plazo
de Renault España, señaló que «no sólo hemos apostado por el coche eléctrico, sino también por vehículos comerciales con esta energía, híbridos y proyectos de Carsharing como es Zity. Estamos trabajando para tener una movilidad mucho más razonable dentro de lo que es una ciudad que está presidida, prácticamente, por lo que es un atasco continuo. En este sentido, el trabajo que está haciendo Renault es de fondo y esto nos va a permitir también trasvasarlo a otras ciudades en el continente. La ventaja de la llegada del coche eléctrico es la entrada de nuevos actores. Especialistas que conocen muy bien y gestionan infraestructuras a nivel mundial. Hasta hace 10 años para nosotros eran clientes y ahora nos hemos aliado con ellos. Entran actores tecnológicos fuertes como Ferrovial o Indra. Las redes comerciales también tienen que introducirse en los nuevos modelos de negocio, tienen que ser proveedores de movilidad y no simples “despachadores” o reparadores. Los fabricantes tenemos un Plan de aquí a 2040 hecho por fases. Se necesitan fondos, como lo invertido por Alemania con 3.500 millones; un liderazgo y no 17, seguridad jurídica para no cambiar las reglas de juego en cualquier