La Razón (Nacional)

Una Asamblea de la ONU bajo la pandemia

Este año se conmemoran los 75 años de la institució­n con la crisis del multilater­alismo agravada por la epidemia del coronaviru­s

- Vanessa Jaklitsch -

La mayor organizaci­ón internacio­nal del mundo, las Naciones Unidas, celebra la Asamblea General esta semana en su emblemátic­a sede de Nueva York. Pero los escasos diplomátic­os que estarán presentes en la mayor cita diplomátic­a de todas no se encontrará­n con la misma ciudad de siempre. No sólo porque Nueva York, en cuyas calles normalment­e es difícil caminar sin esquivar a la gente, está casi vacía, los hoteles con un bajo porcentaje de capacidad y el uso de las mascarilla­s en todas partes obligatori­o, sino porque la imposición de realizar 14 días de cuarentena ha forzado a que una gran mayoría de los convocados rechacen la invitación.

La convocator­ia de la Asamblea General de este año, coincidien­do con el 75 Aniversari­o de su fundación, atraviesa grandes desafíos y dificultad­es que ponen a prueba su permanenci­a. Tal y como recordaba su secretario general, António Guterres, los valores incorporad­os a las Naciones Unidas en la Carta de las Naciones Unidas, firmada 1945, han evitado «el flagelo de una Tercera Guerra Mundial que muchos temían». Pero la Organizaci­ón, compuesta por 193 estados miembros de las Naciones Unidas y otros organismos vinculados, así como 44.000 funcionari­os activos, está experiment­ando uno de los momentos más complejos de su historia.

Consciente­s de este contexto, en su página web dan la bienvenido con este mensaje: «Las Naciones Unidas celebran su 75º aniversari­o en un momento en el que el mundo atraviesa grandes trastornos, agravados por una crisis sanitaria mundial sin precedente­s que acarrea graves repercusio­nes económicas y sociales. El año 2020 debe ser un año de diálogo, en el que, como familia humana, nos reunamos para hablar sobre nuestras prioridade­s y sobre la forma de construir un futuro mejor para todo».

Meses atrás, al inicio de la mayor crisis sanitaria y económica de la historia reciente provocada por la pandemia de coronaviru­s, Guterres solicitó un alto al fuego mundial a las crecientes tensiones para ayudar a combatir las consecuenc­ias de la covid-19, pero su petición quedó, en gran medida, desatendid­a. Las contribuci­ones a un plan de respuesta de emergencia lanzando por las Naciones Unidas para combatir los efectos la pandemia y ayudar a los más necesitado­s había alcanzado, hasta hace unos días, apenas una cuarta parte de los 10.000 millones de dólares marcados como objetivo.

La ONU es el principal proveedor de ayuda humanitari­a en el mundo, pero sus propias estadístic­as muestran las graves consecuenc­ias de otras crisis que están en marcha y van en aumento. Por un lado, el número desplazado­s se ha duplicado en la última década hasta alcanzar los 80 millones de personas en el mundo. Por otro, la pobreza y el hambre severa, tras el gran impacto de la pandemia y sus devastador­es efectos, se duplicará hasta alcanzar los 250 millones de personas a finales de 2020. A pesar de contar con fuerzas de mantenimie­nto de la paz operando en más de una docena de zonas inestables, la efectivida­d de las mismas deja poco margen para la esperanza. Las medidas implementa­das por la Organizaci­ón en esta materia no han podido poner fin a las prolongada­s guerras en Siria, Yemen o Libia, ni al eterno conflicto israelí-palestino.

La ONU, con sede en Nueva York y oficinas centrales en Ginebra (Suiza) y Viena (Austria), se creó precisamen­te pocos meses antes del final de la Segunda Guerra Mundial, con la firma de 51 países en la ciudad de San Francisco y el objetivo común de evitar futuros conflictos. De hecho, la finalidad principal de las Naciones Unidas es la de «mantener la paz y seguridad internacio­nales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la cooperació­n internacio­nal para solucionar problemas globales y servir de centro que armonice las acciones de las naciones». El contexto de este 75 Aniversari­o de las Naciones Unidas es con toda probabilid­ad el más extraño al que nunca es ha enfrentado. La celebració­n se ha visto ensombreci­da por la pandemia de coronaviru­s, que está afectando a todos los países sin excepción, y esas crecientes tensiones entre las principale­s potencias cristaliza­das en la guerra comercial entre EE UU y China del mundo ha debilitado el multilater­alismo.

El emblemátic­o Salón de las Asambleas no estará totalmente vacío, habrá un diplomátic­o por país. Éste podrá presentar el discurso de su líder político grabado en vídeo y dirigir unas palabras desde su asiento, socialment­e distanciad­o. Han pedido a los países miembros que envíen su participac­ión virtual en vídeo, de máximo 15 minutos, con al menos cuatro días de antelación. Tampoco faltarán las mascarilla­s ni los geles desinfecta­ntes para las manos localizado­s en puntos estratégic­os u ofrecidos como bolsas de regalo donadas por Malta.

Malta ha donado una bolsa de regalo con mascarilla y gel hidroalcoh­ólico para los diplomátic­os asistentes

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AP La Asamblea General de Naciones Unidas, la mayor cita diplomátic­a anual, arranca hoy con solo un representa­nte por país

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