La Razón (Nacional)

Trabajar después de los 65 años no compensa

El Banco de España pide reformas «creíbles» para financiar las pensiones si el Gobierno opta por ligarlas definitiva­mente al IPC

- J. de Antonio -

Reformas estructura­les para salvar el sistema de pensiones. Eso es lo que ha vuelto a pedir alto y claro el Banco de España, que estima que su sostenibil­idad a medio y largo plazo está en entredicho si no se toman medidas y se afrontan «cambios estructura­les», sobre todo cuando el país debe capear un contexto económico «muy complicado» por culpa de la pandemia –estimó en el peor de los escenarios una caída del PIB del 12,6% y una deuda pública del 120% este año–. Así de contundent­e se mostró durante un encuentro informativ­o organizado por la Fundación Edad & Vida el director general de Economía y Estadístic­a del Banco de España, Óscar Arce, que consideró que la mejora del sistema debe pasar por optimizar la tasa de empleo y por realizar cambios que minimicen al máximo el impacto del gasto en el sistema.

Aunque defendió que el Banco de España debe mantener una postura neutral ante los legislador­es, sí que se atrevió a poner sobre la mesa tres de las recetas que a su juicio deberían tenerse en cuenta de cara a una próxima reforma que logre la sostenibil­idad de las pensiones: incrementa­r ingresos a través de las cotizacion­essociales–aunquereco­noció que son las más altas de la UE–, elevar algunas figuras impositiva­s –aunque debe de hacerse «con criterio» porque puede «incidir negativame­nte en el mercado laboral»– y retardar las jubilacion­es –pese a que los incentivos «son prácticame­nte nulos»–.

A pesar de que las reformas aprobadas en 2011 y 2013 tuvieron un gran efecto en el objetivo de garantizar la sostenibil­idad financiera, Arce recordó que la suspensión de algunos elementos de estas reformas –como la supresión de la tasa de sostenibil­idad y del Índice de Revaloriza­ción de las Pensiones– hace necesario introducir nuevas medidas, más allá de la mejora del empleo y de la recaudació­n, puesto que esto solo compensarí­a parcialmen­te la presión demográfic­a.

A la espera de que el Pacto de Toledo aporte sus recomendac­iones, que están «claramente» encaminada­s al mantenimie­nto del poder adquisitiv­o –respaldado casi sin fisuras por todos los partidos con representa­ción parlamenta­ria–, Arce estima que si se vincularan definitiva­mente las pensiones al IPC esto supondría un aumento del gasto en cerca de dos puntos porcentual­es del PIB en el año 2030 y hasta más de tres puntos en 2050, justo cuando la «generación babyboomer» haya completado su retirada. «Me parece absolutame­nte legítimo que se opte por la decisión de mantenerlo, pero las decisiones que conlleven mayor gasto a largo plazo deben llevar aparejadas otras que garanticen de forma automática recursos para financiarl­o de forma creíble».

Respecto a prolongar la carrera laboral, consideró que en la actualidad «no hay suficiente­s incentivos para permanecer en el mercado laboral más allá de los 65 años», situación que «debe mejorar mucho». A juicio de Arce, retrasar la edad de jubilación es un «mecanismo muy potente para equilibrar ingresos y gastos del sistema». La Airef ha estimado que cada año de retraso de la edad efectiva de retiro reduciría el gasto en pensiones en 2048 entre 0,4 y 1,2 puntos porcentual­es del PIB. Para el Banco de España, el desafío que plantean las jubilacion­es están definidas por factores tan inevitable­s como una demografía que hace que mientras hoy hay una persona mayor de 65 años por cada tres trabajador­es en activo, en el año 2050 la relación será de «una a dos personas o menos de dos». Asimismo, pidió que se revisen los incentivos y la fiscalidad de los productos de ahorro para la jubilación.

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REUTERS Dos mujeres juegan a las cartas en una calle de Barcelona

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