La Razón (Nacional)

Nada inspira más que beber y comer en buena compañía

Mary Ann Caws recupera la Europa de los cafés y las reuniones de artistas en un libro que evoca y añora esas atmósferas intelectua­les y literarias

- Por Fernando RAYÓN

Había un tiempo –que hoy nos parece lejano– en que nos reuníamos con los colegas y amigos al margen de Zoom o de Teems. No había tampoco máquinas de por medio ni fallos técnicos salvo los propios de nuestra memoria y estado mental. Había un tiempo en que los artistas no solo creaban en soledad –como algunos erróneamen­te todavía creen que se debe hacer–, sino que sacaban su fuerza, energía y creativida­d de las reuniones con sus compañeros de profesión y juergas.

Todo eso es lo que cuenta Mary Ann Caws en su libro «Encuentros creativos». Arrancan los diecinueve capítulos con el Auberge Ganne y la Escuela de Barbizon. París y la Academia Julian; Florence Griswold House en Old Lyme, Connecticu­t; Els Quatre Gats en Barcelona; Dadá y el Cabaret Voltaire en Zúrich; SaintGerma­ine-des-Prés y Montparnas­se... Son algunos de los lugares y nombres propios, ¡entre cientos!, que desfilan a lo largo de todas estas páginas.

Al principio pensé que se trataba de un trabajo de arqueologí­a literaria. Caws, estadounid­ense, ha sido profesora hasta jubilarse de literatura comparada, además de historiado­ra del arte, traductora y crítica literaria. Pero no. ¿Cómo podía ella referirse a todos aquellos momentos mágicos sin haber estado presente? La clave está en la dedicatori­a del libro: «A mi abuela, la pintora Margaret Walthouse Lippitt».

Colonias artísticas

Se lamenta Caws de no haber vivido en la mayoría de los lugares a los que se refiere durante los tiempos magníficos que ella describe. Vano lamento, pues al echar mano de relatos y descripcio­nes de aquellos protagonis­tas, hay incluso conversaci­ones que se cuentan como si la misma autora hubiera estado presente en la reunión y levantando acta del encuentro. Y, en otras ocasiones, reaparece su abuela, protagonis­ta de varias de aquellas colonias artísticas, en las casas de huéspedes, huéspedes, salones y academias de Europa y América. Fue ella, precisamen­te, quien alimentó su deseo de saber más y más de aquellos lugares. Pero todavía existen otros elementos. Las mesas y las comidas que se sirven son tan protagonis­tas como las mismas, ciudades, calles, barrios, cafés y restaurant­es que se citan. Incluso igual que los escritores, artistas, músicos o filósofos que las llenaban. Los cuadros y fotografía­s que incoropora este volumen son otro aliciente para zambullirs­e en aquellos micromundo­s que, en realidad, deberíamos recuperar.

▲ Lo mejor

Nos transporta a un mundo creativo que permite conocer cómo trabajaron los artistas del siglo XX

▼ Lo peor

A veces da por supuesto que se identifica­n con facilidad personas y lugares que no todos reconocemo­s

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Picasso, en 1939, en el café de Flore de París, que regularmen­te frecuentab­a
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CÁTEDRA 336 páginas, 30 euros
★★★★ «Encuentros creativos» Mary Ann Caws CÁTEDRA 336 páginas, 30 euros

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