Los colores de Palermo según una indolente romana
A modo de paseo y con referencias a Rimbaud, Simona Tanzini describe Palermo en una suerte de paseo antiturístico jalonado de crímenes
Todo primer libro siempre tiene algo de novela de iniciación, aunque este recurra a una vagaroso relato criminal. En realidad, «El color del miedo» es el relato de una «flaneur» que callejea por Palermo y describe los contrastes de su alucinante urbanismo, sus más insólitos lugares y realiza un retrato crítico de su gente. Viola es una periodista romana que observa todo por primera vez. Si para alguien de esa ciudad Palermo es desconcertante y sus moradores un conjunto de seres inexplicables, para el lector su visión crítica y desapasionada de esta ciudad resulta un hallazgo.
Añádase que la narradora es el personaje principal y padece una extraña enfermedad neurológica: la sinestesia, que consiste en asociar colores con las personas. La referencia poética al poema poema de Rimbaud de las «Vocales» es inevitable: «A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul: vocales». El conjunto tiene mucho de guía antiturística de Palermo, al modo de «La gran belleza» (2013) de Paolo Sorrentino. Un verano con un caluroso siroco en Palermo y el fatigoso deambular por la parte antigua descubriendo la hermosura de la iglesia a cielo abierto de Santa María dello Spasimo y el barrio popular de la Kalsa. Los crímenes quedan, para ser justos, en su segundísimo plano. Lo que más importa en este caso es la narración sincopada y coloquial de la autora y su indolencia y desinterés por las personas de alrededor, que emergen como secundarios de colores. Pese a su antipatía, la prosa es singular, cínica y chispeante.
▲ Lo mejor
El estilo chispeante y el cínico sentido del humor que emplea Simona Tanzini
▼ Lo peor
El tedio que en ocasiones acompaña al aburrido deambular de la narradora