La Razón (Nacional)

Los circuitos vuelven a rugir

Año y medio después, el público regresa a MotoGP en suelo español. «Es bonito ver gente de nuevo», dice Rossi

- POR JOSÉ MANUEL MARTÍN

El 17 de noviembre de 2019 los aficionado­s, a eso de las tres de la tarde, empezaron a marcharse del circuito de Cheste una vez terminada la carrera de MotoGP. Comenzaba la vuelta a casa después del habitual cierre de temporada en el circuito de la Comunidad Valenciana y nadie podía esperar que el curso siguiente no empezaría cuando estaba previsto ni nada fuera tal y como se imaginaba. Llegó el coronaviru­s y aunque no impidió que el Mundial 2020 se disputara, sí que borró al público de las gradas. Los circuitos se quedaron en silencio a pesar del ruido ensordeced­or de los motores, porque faltaba el sonido más importante, el de los aficionado­s, que si en un deporte pueden estar cerca de sus ídolos es en el motociclis­mo.

Hubo carreras en Jerez, en Montmeló y en Valencia, pero a puerta cerrada que, como decía Carmelo Ezpeleta, era la menos mala de las soluciones, porque la peor es que no hubiese nada. La afición española ha tenido que esperar hasta este fin de semana para reencontra­rse con su pasión, una vez que el Circuito de Barcelona-Cataluña confirmó que hasta 24.000 espectador­es podrían seguir in situ las tres jornadas de la séptima cita de este curso 2021.

La relajación de la normativa sanitaria ha permitido de nuevo abrir las puertas, aunque sólo al 20% de la capacidad total y con muchas restriccio­nes. Se han previsto 8 sectores de 3.000 personas que funcionan como burbujas. Todos los miembros de esos grupos entran por la misma puerta, dejan el coche en el mismo aparcamien­to y tienen prohibido moverse por el resto de áreas. Evidenteme­nte siempre con mascarilla y manteniend­o los dos metros de distancia de seguridad. Algo es algo y los que más agradecen el regreso de los aficionado­s son los pilotos, que los echaban de menos. «He visto allí a mi club de fans y es algo muy guay», reconocía Maverick Viñales. «Es una sensación bonita ver gente en las gradas», añadía Rossi, huérfano de su marea amarilla en todo este tiempo. «He hecho una vuelta a treinta por hora sólo para saludar al público», opinaba en DAZN Aleix Espargaró, que ha reconocido que nunca se acostumbró a correr para nadie.

«Se ven algunas banderas francesas para Fabio y para mí, este es un poco el GP del Sur de Francia», decía Zarco, que se refería a su compatriot­a Quartararo, otra vez en la «pole» por quinta carrera consecutiv­a. Es el que tiene mejor ritmo y el gran favorito para el triunfo en un Montmeló que ha recuperado la voz. Ahora ya no son sólo los motores los que rugen, también la gradas, como siempre había sido hasta que el coronvirus dejó a MotoGP sin público, sin invitados y hasta sin periodista­s. Todos van volviendo.

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MOTOGP.COM Quartararo, que hizo su quinta «pole» consecutiv­a, es observado por varios espectador­es en Montmeló

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