Sánchez y Draghi afianzan la alianza de países del sur
La inmigración y el fondo de recuperación centrarán su reunión de hoy en Barcelona
Dos días después de la puesta en escena para celebrar el éxito de los fondos de recuperación europeos, Pedro Sánchez vuelve hoy a ponerse el traje de líder internacional. El miércoles la invitada de honor fue la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien firmó con entusiasmo el plan español, mientras que hoy le toca el turno al primer ministro italiano, Mario Draghi. El ex presidente del BCE acude en Barcelona a la clausura de las jornadas que organiza el Círculo de Economía, que le concederá un premio, y posteriormente presidirá el Foro Italia-España de la mano de Sánchez. Draghi, el nuevo gurú europeo, genio de la recuperación y líder del país que más dinero recibirá de Bruselas, se presenta como el mejor socio para subrayar este perfil que intenta marcar el presidente del Gobierno.
El «premier» italiano escapa de estos detalles, pero luce bien en la foto cuando se toma con gran angular. Draghi representa en estos momentos esa centralidad que intenta transmitir Moncloa. Con un Gobierno de concentración que abarca prácticamente a todos los partidos, cuenta con un gran consenso interno.
Las últimas encuestas le otorgan una popularidad por encima del 70%. Mientras, a nivel comunitario, su gran influencia ha aumentado el peso de su país en los grandes asuntos. El primer ministro italiano, un cargo habitualmente visto con desconfianza desde Bruselas, ya ha jugado un papel importante en la gestión de la UE de las vacunas y se ha expresado con contundencia en las relaciones con Turquía o China.
En la cumbre del G-7 de la semana pasada en Cornualles, el ex banquero se pudo reunir con el presidente estadounidense, Joe Biden, con quien se le vio sentado y charlando tranquilamente en un aparte de la cita. Dos días después se produjo el famoso encuentro a la carrera entre Sánchez y Biden en la cumbre de la OTAN.
La llegada de Draghi al Gobierno italiano ha devuelto a su país al tradicional eje atlantista, después de los acercamientos a Rusia y China que mantuvo su predecesor, Giuseppe Conte. Italia siempre se ha movido entre el polo occidental y el oriental, pero las instituciones europeas entienden ahora que no es momento para equilibrismos, sino para afianzar la sintonía entre la UE y Estados Unidos, tras la salida de Trump de la Casa Blanca. Draghi no solo comparte esta visión, sino que es uno de sus principales embajadores. Italia fue el primer país del G-7 en adherirse a la nueva Ruta de la Seda china y ahora su Ejecutivo estudia abandonar el acuerdo.