La Razón (Nacional)

Manolo y la vida maravillos­a

Opinión

- Jordi Arrese Jordi Arrese es ex capitán del equipo español de Copa Davis

CreoCreo que era Andrés Montes el periodista que decía aquello de que la vida puede ser maravi-llosa. maravi-llosa. Pues la frase podía estar inspirada perfec-tamente perfec-tamente en la forma de vivir, en su actitud ante la vida, en el comportami­ento vital que siempre tenía Manolo Santana. En ese sentido era un auténtico número uno, no había nadie como él. Así de sencillo. Manolo San-tana San-tana era un relaciones públicas excepciona­l, un tipo alegre, un disfrutón, alguien que veía la vida de color de rosa y si no era así por algún motivo, él ya se encargaba de que lo fuera.

A Manolo no llegué a verle como jugador en directo. He podido ver vídeos en los que he confirmado lo que todo el mundo, todo el mundo sin excepción, decía: tenía una clase enorme, era un talentazo puro de nuestro deporte, aquellas dejadas, aquella manera de ganar... Pero lo mejor de todo era su carácter. Él fue, junto a Manolo Orantes y Andrés Gimeno, el padre del tenis español. Antes de él no había nada. Su aparición hizo del tenis un deporte popu-lar popu-lar y puso la base de lo que es en la actualidad.

Cuando sí coincidí con él fue cuando ejercía como ca-pitán ca-pitán de la Copa Davis. La capitanía era algo que no hacía más que reconocer su trayectori­a en el mun-do mun-do del tenis. Era un capitán que, sobre todo, dirigía e interve-nía interve-nía poco en el campo. Ponía a los mejores en la pista y no era muy intervenci­onista, no marcaba muchas pautas. Dejaba actuar al jugador. Acudí con él y con Emilio Sánchez Vicario, Sergio Casal y López Maeso a una elimi-natoria elimi-natoria en Japón. Recuerdo que ganamos fácil y que hubo un terremoto. Todos muy preocupado­s menos él. Como técnico pensaba que todos teníamos su talento, pero nada de eso. Pronto comprobaba que no era así y sabía adap-tarse adap-tarse a lo que había.

Lo mejor de Manolo era su talante. Era un cachondo como pocos. Y hablo de su época recién retirado, de su capitanía de la Davis, de su dirección del torneo de Ma-drid... Ma-drid... estaba siempre de coña, transmitía un buen rollo permanente y era capaz de dialogar con todo el mundo para solucionar cualquier problema. El Manolo de los últimos años seguía teniendo el mismo espíritu pese a que hace ya tiempo no estaba bien. Es un día muy triste para el tenis y para el deporte español, aunque lo último que él querría es que le despidiéra­mos traicionan­do su espíritu. Para Manolo la vida siempre fue, y así procuró mostrarlo, maravillos­a.

Era un tipo alegre, un disfrutón y, además, un pionero del tenis

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