La Razón (Nacional)

Johnson, un emperador solo y desnudo

► Dos años después de su victoria electoral, el «premier» británico ha perdido la popularida­d en la calle, la autoridad en el Partido Conservado­r y el apoyo de la prensa afín

- Celia Maza.

BorisBoris Johnson ha de-cidido de-cidido alejarse «por unos días» del foco. Downing Street se-ñala se-ñala que es por baja por paternidad. A sus 57 años aca-ba aca-ba de convertirs­e en padre de una niña. El segundo retoño que tiene en común con su (tercera) esposa Carrie, aunque en total son ya sie-te sie-te hijos para él de diferentes rela-ciones. rela-ciones. En otras circunstan­cias, la versión oficial podría creerse. Pero lo cierto es que el primer ministro necesitaba desaparece­r hasta que la tormenta amaine. Al menos, un poco. Porque el líder «tory» se en-cuentra en-cuentra en la crisis más preocu-pante preocu-pante desde que tomó el poder.

Se cumplen justo hoy dos años de su gran triunfo electoral. En diciembre de 2019, Johnson entra-ba entra-ba cual emperador en el Número 10 tras conseguir para el Partido Conservado­r una aplastante ma-yoría ma-yoría absoluta que no se veía des-de des-de tiempos de Margaret Thatcher. Pero ahora ha perdido la popula-ridad popula-ridad en la calle, la autoridad entre sus propias filas y el apoyo de la prensa más afín, la misma que en su día le contrató como columnis-ta columnis-ta estrella.

En los mentideros de Westmins-ter Westmins-ter aseguran que el ambiente en las salas de té reservadas para los parlamenta­rios el ambiente es in-cluso in-cluso peor que en los tiempos de Theresa May, que finalmente fue obligada a dimitir tras la rebelión de los suyos. En los corrillos ya se empieza a hablar de quién puede ser el próximo líder.

¿Es el principio del fin para el emperador? Quizás aún no haya llegado el momento. Pero, sin lu-gar lu-gar a dudas, Johnson se encuentra en el momento más delicado de su carrera. El ya bautizado como « Partygate» ha sido la gota que ha colmado el vaso, el último temblor de un terremoto que desde hace meses estaba debilitand­o los pila-res pila-res del edificio. Nada puede ser ahora más impopular para un Go-bierno Go-bierno que ser pillado saltándose las restriccio­nes de una pandemia que ha costado ya millones de vi-das vi-das y de puestos de trabajo. Bueno sí, hay algo peor. Mofarse de ello.

El vídeo publicado ahora por ITV donde se muestra a la que fue-ra fue-ra portavoz del Ejecutivo, Allegra Stratton, participan­do el año pa-sado pa-sado en un simulacro de rueda de prensa –sin periodista­s presen-tes– presen-tes– y bromeando sobre la fiesta que tuvo lugar el 18 de diciembre de 2020 en Downing Street, en plenas plenas restriccio­nes, ha causado enorme indignació­n ciudadana. Según la Prensa, se sabe ahora que hubo más celebracio­nes. Stratton ha dimitido y puede que otros asesores asesores también se vean obligados a hacer lo mismo.

Tras el « Partygate», la popularida­d popularida­d del propio Johnson ha caído en picado. Por primera vez, el 54% de los votantes cree que el «premier» «premier» debería dimitir, incluido el 33% de aquellos que votaron por los «tories» en 2019, según la última última encuesta de Opinium.

Hasta la prensa más afín ha mostrado su rechazo. «El hecho de que los asesores de alto nivel eligieran eligieran festejar en un momento en que el resto del país estaba atravesand­o atravesand­o un traumático encierro navideño navideño revela una terrible falta de juicio, pero es su impactante sentido sentido de superiorid­ad, el burlón elitismo y las subsiguien­tes mentiras mentiras lo que más enfurece a los votantes», votantes», señalaba Allister Heath, editor de «The Sunday Telegraph», biblia para los «tories». La Oficina de Gabinete ya ha abierto una investigac­ión investigac­ión para esclarecer lo sucedido sucedido y, si encuentra indicios de ofensa criminal, el asunto será derivado derivado a la Policía.

La bomba informativ­a llega justo justo en un momento en el que Johnson Johnson no atravesaba la mejor relación relación con sus propias filas. En el Partido Conservado­r desde hace tiempo hay descontent­o con el líder. líder. Básicament­e, ha decepciona­do decepciona­do a todos los espectros ideológico­s, ideológico­s, por lo que ninguno quiere acudir ahora a su rescate. Los euroescépt­icos ya no lo necesitan porque han conseguido su ansiado ansiado Brexit. Los más críticos con las restriccio­nes sociales ante la pandemia pandemia se sienten defraudado­s por las nuevas medidas implantada­s esta semana por la amenaza de Ómicron y amenazan con rebelión rebelión cuando tengan que ser votadas votadas en Westminste­r. Los «thatcheris­tas «thatcheris­tas » están furiosos por las subidas de impuestos, el despilfarr­o despilfarr­o y la falta de desregulac­ión. Y los que representa­n a los distritos de clase obrera del llamado Muro Rojo (que abandonaro­n a los laboristas laboristas seducidos por Boris) se han dado cuenta de que la gran promesa del « Levelling up» para acabar con diferencia­s entre las distintas regiones es en realidad un eslogan sin un plan detrás.

En definitiva, Johnson está ahora ahora mismo solo. Cuando los «tories» le eligieron como líder sabían perfectame­nte perfectame­nte que era un «outsider». Su relación con la verdad es «inusual» «inusual» como diplomátic­amente asegura Laura Kuenssberg, editora editora política de la BBC y siempre ha eludido las rutas convencion­ales para conseguir el poder. Hasta ahora eso no importaba porque su popularida­d en la calle era incuestion­able. incuestion­able. Pero todo comienza ahora ahora a desmoronar­se.

Aunque no decisivo, será muy significat­ivo si la formación pierde las elecciones del próximo 16 de diciembre en el distrito de North Shropshire para cubrir el escaño vacío tras la dimisión del «tory» Owen Paterson, por una polémica sobre corrupción. En un principio, Johnson le mostró su apoyo. Pero cuando las cosas se pusieron feas, acabó dando uno de sus habituales habituales volantazos. En definitiva, poco o nada queda de aquel emperador que entró triunfal al Número 10. De no cambiar las cosas, quizá sean sus últimas navidades como primer ministro.

«Partygate» ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de una población hastiada

Un 54% cree que el «premier» debería dimitir, incluido el 33% de los que le votaron en 2019

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Tras ser padre por séptima vez, Boris Johnson se retira un tiempo de los focos
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