Estrategia de Salud Mental
SinSin salud mental, no hay salud». Esta fue la frase con la que Carolina Da-rias, Da-rias, ministra de Sanidad, concluyó su exposición sobre le « Estrategia de Salud Mental 2021-2026» 2021-2026» tras el Consejo de Ministros celebrado el 3 de diciembre.
La verdad, no puedo estar más de acuerdo. Las patologías mentales mentales son, junto con el cáncer, las cardiopatías cardiopatías y las enfermedades neurodegenerativas, neurodegenerativas, las que mayor desgaste generan en la longevidad y el bienestar de nuestra sociedad, y contar con una estrategia renovada renovada para reducir ese efecto era más que imprescindible.
Lo era por defecto –sin ir más lejos, por los crecientes consumos de hipnosedantes sin receta o los más que preocupantes índices de suicidio existentes en nuestro país–, pero lo era en mayor medida medida por el impacto negativo que la pandemia de Covid-19 está teniendo teniendo en nuestra estabilidad emocional.
Aunque a punto estuvo de ser actualizada en 2015 –dos comunidades comunidades autónomas rechazaron en el último momento la propuesta del Gobierno en el pleno del Consejo Consejo Interterritorial–, lo cierto es que la estrategia estaba pendiente de renovación desde 2009 y ahora Darias se propone hacer lo correcto: correcto: afrontar la salud mental como un desafío de salud pública, situándola situándola en el centro de las políticas políticas públicas desde la prevención y la detección precoz, con un abordaje abordaje comunitario, adaptado a la infancia/adolescencia y adecuado desde el enfoque de género.
Ya sólo queda confiar –y no es poco pedir– en que los cien millones millones de euros comprometidos por Pedro Sánchez en octubre para desarrollar la estrategia sean invertidos invertidos dónde y cómo deben.
Por el momento, el primer paso, que era actualizar la estrategia, parece haberse dado en la dirección dirección correcta.