La Razón (Nacional)

El sudoku imposible de Montero

► Las comunidade­s autónomas gastaron en total en 2020 la cifra de 206.752 millones de euros, la mayor parte en sanidad y educación y todas quieren más

- Jesús Rivasés

WinstonWin­ston Churchill describió a la Ru-sia-Unión Ru-sia-Unión Soviéti-ca Soviéti-ca de 1938 como «un acertijo, envuelto en un mis-terio, mis-terio, dentro de un enigma». La frase, y muchas otras del histórico premier británico que plantó cara a Hitler, también serviría para de-finir, de-finir, que no explicar, el complejo, confuso y opaco sistema de financiaci­ón autonó-mico autonó-mico español, que ahora intenta reformar la mi-nistra mi-nistra de Hacienda, Ma-ría Ma-ría Jesús Montero. Pe-dro Pe-dro Solbes, en su día vicepresid­ente econó-mico econó-mico de Zapatero hasta que acabó por tirar la toalla porque nadie le hacía caso –y también porque él no quiso, no supo o no pudo ver la crisis de 2008–, calificó de sudoku, bastante im-posible, im-posible, todo el tinglado de las cuentas autonó-micas autonó-micas y cómo obtenían y obtienen sus recursos. En tiempos de Rajoy, con Cristóbal Montoro en Hacienda, hubo un parche –no se puede lla-mar lla-mar de otra manera a lo que algunos denomina-ron denomina-ron reforma–, que no solucionó mucho. Ape-nas Ape-nas sirvió de « patada hacia adelante», que di-rían di-rían los forofos del rug-by. rug-by.

Pedro Sánchez ad-quirió ad-quirió muchos compro-misos compro-misos al principio de la legislatur­a. Unos motu proprio y otros obligado, como la reforma de la financiaci­ón autónomica. El presidente no tie-ne tie-ne mayor problema en decir «digo donde dije Diego» y, en cualquier caso, sus asesores le han dejado a mano una de las citas más célebres de Keynes: «Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted qué hace?». El problema es que con el enredo autonómico es más difícil torear a los prebostes de cada comunidad, sean del PP o del PSOE y estén apoyados por unos o por otros, por no hablar de Cataluña, en donde los «indepes», liderados por Pere Aragonés, presidente presidente de la Generalita­t vicario de Junqueras, siempre querrán más.

El Gobierno, es cierto, ha retrasado todo lo posible posible abordar la reforma, no porque no sea necesaria, sino porque tanto Sánchez Sánchez como sobre todo Montero –y también la «vice» Nadia Calviño– saben saben que es un empeño del que pueden salir trasquilad­os. trasquilad­os. Las comunidade­s comunidade­s autónomas, que han sido un gran paso adelante adelante en descentral­ización, eran necesarias y son un activo democrátic­o, también también tienen mucho campo campo para mejorar, lo que no impide que puedan empeorar empeorar y devenir en fantasmale­s fantasmale­s reinos de Taifas siglo XXI.

Los dineros, como casi siempre, son la piedra de la discordia. Las comunidade­s comunidade­s y sus dirigentes viven, viven, de alguna manera, en el mejor de los mundos. Gastan, bastante a su antojo, antojo, y no son responsabl­es de los ingresos. Y cuando les falta dinero, tras endeudarse endeudarse cuando pueden –muchas no lo logran–, ahí está el Estado para reclamar reclamar más a cuenta de agravios. Las cuentas, como el algodón, algodón, no mienten, aunque son bastante desconocid­as por la mayoría mayoría de los ciudadanos. En 2020, último ejercicio completo del que hay cifras fiables –las de la Intervenci­ón Intervenci­ón General de la Administra­ción del Estado–, las comunidade­s autónomas, autónomas, en total, gastaron 206.752 millones de euros y tuvieron un déficit de 2.427 millones. Eso quiere quiere decir que ingresaron 204.325 millones. ¿De dónde sacaron esa fantástica cifra? Sencillo. Más de la mitad, 115.003 millones, fueron lo que en el argot de la contabilid­ad pública se denomina «transferen­cias «transferen­cias entre Administra­ciones Públicas». Públicas». Es decir, dinero que entrega, a cambio de nada, la Administra­ción Administra­ción Central. Otros 53.356 millones procediero­n de la parte de los impuestos impuestos cedidos a las comunidade­s, comunidade­s, de los que más del 97% al IRPF. Si se añaden el IVA y los impuestos especiales cedidos y las cotizacion­es cotizacion­es sociales imputadas, el resultado resultado es que el 94% de los ingresos de las comunidade­s llegan de una u otra manera del Estado.

¿En qué lo gastan? Tampoco hay misterios: en sanidad –79.376 millones– millones– , educación –47.577 millones– millones– y prestacion­es –unos 40.000 millones–, incluidos funcionari­os, en este caso sobre todo personal sanitario y educativo. Es cierto, como dicen algunos presidente­s autonómico­s, que el reparto, según criterios enrevesado­s, puede ser injusto o desequilib­rado. Sin embargo, embargo, en las autonomías nadie reclama una racionaliz­ación, sino más dinero. Montero, cocinera antes antes que fraile por su pasado de consejera consejera de la Comunidad andaluza es consciente del problema y por eso sabe que el sudoku es casi irresolubl­e. irresolubl­e. En vísperas del puente de la Constituci­ón envió un borrador de reforma a las comunidade­s que, con la excepción parcial de Valencia, Valencia, no satisfizo a nadie y provocó la queja –estaba en el guión– de Cataluña, que por cierto es junto con Madrid la única región que hace aportacion­es netas. La propuesta propuesta de Montero mejora algunas cosas pero no cambia el fondo de nada y es más de lo mismo, algo que además casi nadie entiende, «un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma».

La Montero, ministra consciente del problema, ganar tiempo, sabe que ahora la financiaci­ón autonómica es un asunto casi irresolubl­e»

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