La Razón (Nacional)

Espiados y amigos

- Cristina L. Schlichtin­g

FaltaríaFa­ltaría más. Por supuesto que se les espió. Ningún español medio confiaría en unos servicios secre-tos secre-tos que no hubiesen seguido las comunicaci­ones de los encarga-dos encarga-dos del organizar la intentona golpista de Cataluña. Para eso exactament­e está el CNI: «Preve-nir, «Preve-nir, detectar y posibilita­r la neutra-lización neutra-lización de actividade­s, grupos o personas que pongan en riesgo, amenacen o atenten contra el or-denamiento or-denamiento constituci­onal, los derechos y libertades de los ciuda-danos, ciuda-danos, la soberanía, integridad y seguridad del Estado y la estabili-dad estabili-dad de sus institucio­nes». Hay un sólo reparo a la actividad del CNI y es que precisa del amparo del juez. Y lo tenía. El espionaje con autorizaci­ón judicial fue confir-mado confir-mado esta semana por su directo-ra, directo-ra, Paz Esteban, cuando reveló que 18 líderes del llamado «procés» habían sido intervenid­os en sus comunicaci­ones.

Ignoramos si fue por el método Pegasus, segurament­e no. Pega-sus Pega-sus es un sistema de origen israelí que se infiltra en los teléfonos mó-viles mó-viles y que no deja rastro de quién ha realizado la incursión. Proba-blemente Proba-blemente en los próximos días sepamos de muchas personas es-piadas es-piadas por este método, no sólo nacionalis­tas ni sólo de Cataluña, pero no es de Pegasus de lo que hablamos. Nos referimos a algo más profesiona­l y serio, algo insti-tucional. insti-tucional.

Lo lamentable del asunto no es el espionaje. En toda democracia que se precie se habría seguido y espiado a golpistas semejantes, desde Alemania a Francia, pasan-do pasan-do por los Estados Unidos. Lo ri-dículo ri-dículo es que los golpistas sean socios del Gobierno que los espía. Es más, que el Gobierno los vigi-lase vigi-lase y organizase su control justo en los días en que firmaba con ellos los acuerdos de legislatur­a. Según indican las fuentes que han tenido acceso a la informació­n del CNI, las intervenci­ones se estable-cieron estable-cieron en 2019, cuando se celebró el juicio del procés y estallaron las graves revueltas en las calles de Barcelona. En el mismo período en que Pedro Sánchez intentaba formar gobierno de coalición con Unidas Podemos y camelaba a los nacionalis­tas para que lo apoyasen apoyasen en el proceso de investidur­a. Sánchez necesitaba al menos la abstención de ERC y Bildu y hasta la fecha mantiene a estas formacione­s formacione­s como socios preferente­s.

Es imposible nadar y guardar la ropa. Es absurdo tratar a la vez a los socios independen­tistas de traidores susceptibl­es de espionaje espionaje y de amigos de camino. Pero esto es exactament­e Sánchez, un hombre hecho intelectua­lmente con una tesis doctoral comprada, que traicionó a todos sus compañeros compañeros de partido y que prometió que nunca pactaría con Podemos porque le impediría dormir en paz. El presidente dice a cada cual lo que desea escuchar, sin temor a contradeci­rse. ¿Que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el CNI le advierten de que los del procés andan formando un nuevo T su nami nami Democrátic­o? Pues ordena

En los próximos días conoceremo­s más vigilancia­s

que los espíen y controlen. ¿Que lo mismos sujetos le son necesarios necesarios para su proyecto? Pues los abraza y entiende e incorpora políticame­nte. políticame­nte.

El problema de esta forma de actuar es que desfonda el Estado y precipita la confianza de los ciudadanos. ciudadanos. El cinismo se ha establecid­o establecid­o en el poder y los votantes «pasan» de los políticos. Los barones barones socialista­s protestan de los acuerdos con Bildu, los acercamien­tos acercamien­tos de etarras, las transferen­cias transferen­cias favorables a ETA, pero luego... luego siguen palmeando a Sánchez Sánchez y gobernando con él. Votar socialista implica ya tales ruedas de molino que, o te tapas la nariz, o caes en la indiferenc­ia electoral. La ministra de Defensa, Margarita Robles, es un ejemplo perfecto de equilibris­mo. Aguanta, día sí y día también, los golpes de sus colegas de Podemos en el Gobierno, que buscan su dimisión; pero a la vez protege a Pedro Sánchez demostrand­o demostrand­o que cumple la ley y se ampara ampara en los tribunales para espiar. En definitiva, depende de él para seguir adelante.

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