La Razón (Nacional)

Moncloa desveló el espionaje al presidente por miedo a filtracion­es

Las revelacion­es han desestabil­izado al Ejecutivo

- Ainhoa Martínez.

En un escenario de profunda incertidum­bre en lo económico económico y cuando no nos habíamos repuesto completame­nte de la generada por la pandemia, el Gobierno no podía prever que fuera el espionaje lo que amenazara amenazara con hacer descarrila­r la legislatur­a.

EnEn un escenario de profunda incerti-dumbre incerti-dumbre en lo econó-mico, econó-mico, impactados por la crisis derivada de la guerra en Ucrania cuando no nos habíamos repuesto completa-mente completa-mente de la generada por la pan-demia, pan-demia, el Gobierno no podía pre-ver pre-ver que fuera un escándalo de espionaje lo que amenazara con hacer descarrila­r la legislatur­a. La polémica del seguimient­o con el programa Pegasus a líderes y acti-vistas acti-vistas catalanes estuvo mal gestio-nada gestio-nada desde un principio. Moncloa la infravalor­ó en su inicio y reac-cionó reac-cionó a trompicone­s con una re-unión re-unión –un domingo 24 de abril– en la Generalita­t para tratar de apaci-guar apaci-guar el malestar de sus socios de ERC. Pero ha sido en esta semana frenética que hoy cerramos en la que se han precipitad­o los acontecimi­entos, acontecimi­entos, propiciand­o la desestabil­ización desestabil­ización del complejo equilibrio que mantiene a Pedro Sánchez en el poder.

El lunes, el Gobierno sorprendía con una inédita comparecen­cia a primera hora de la mañana de un festivo en la que reconocía unos hechos insólitos, que tanto los móviles móviles del presidente del Gobierno como de la ministra de Defensa fueron espiados en mayo y junio de 2021. Sin apuntar autoría ni contenido contenido concreto de la informació­n sustraída, el Ejecutivo desnudó sus debilidade­s ante la opinión pública. pública. Este ejercicio de «transparen­cia» «transparen­cia» y sobreexpos­ición de vulnerabil­idades vulnerabil­idades buscaba voltear el relato independen­tista, de manera que el espionaje fuera una amenaza global, global, de Estado, que trascendie­ra el victimismo de la órbita soberanist­a. soberanist­a. Sin embargo, ni siquiera con la condición de espiado Sánchez consiguió granjearse la solidarida­d de socios y adversario­s. Los primeros primeros lo considerar­on una «cortina de humo» y los segundos cuestionar­on cuestionar­on la oportunida­d política de hacerlo hacerlo público en plena polémica con sus aliados de Esquerra. « No cuela», llegaron a decir.

Fuentes gubernamen­tales consultada­s consultada­s por LA RAZÓN defienden la decisión de revelar el espionaje a Sánchez y Robles, con la panorámica panorámica que da todo lo acontecido durante esta semana. Se aferran a este ejercicio de «transparen­cia» ante el riesgo de que, una vez recibido recibido el informe del Centro Criptológi­co Criptológi­co Nacional y trasladado­s los hechos a la Audiencia Nacional, hubieran sido objeto de filtración a los medios de comunicaci­ón. «Teníamos que contarlo nosotros», señalan en conversaci­ón con este diario, «porque no tenemos nada que ocultar. Estamos ante un hecho hecho de muchísima gravedad», añaden añaden inmediatam­ente. Como ya ocurriera con los seguimient­os a los independen­tistas desvelados por «The New Yorker», cuando se abrió un «control interno» en el CNI, Moncloa puso en el punto de mira a los servicios de inteligenc­ia sobre la brecha de seguridad que habría permitido el volcado completo completo del móvil del presidente.

Sin embargo, esta focalizaci­ón en la persona de Paz Estaban, directora directora del CNI, dejando en el aire su futuro al frente de la institució­n no permitió descargar tensión sobre sobre el Ejecutivo, cuyos socios le presionaba­n para «depurar responsabi­lidades», responsabi­lidades», sino que la acrecentó acrecentó y fue un elemento de conflicto conflicto añadido dentro del Gobierno. Mientras que desde Moncloa se miraba a los servicios de inteligenc­ia inteligenc­ia y al Centro Criptológi­co Nacional Nacional como los competente­s para asegurar las comunicaci­ones del presidente y su Gabinete, desde Defensa se invitaba a dedicar «un minuto» a comprobar de quién depende la seguridad del móvil de Pedro Sánchez. Robles se refería a la Secretaría General de Presidenci­a, Presidenci­a, que detentaba Félix Bolaños durante los ataques en 2021. El pulso pulso entre los dos pesos pesados de Moncloa se dilató durante unas horas, hasta que el presidente mandó mandó parar y Bolaños levantó el teléfono teléfono para trasladarl­e a Robles «todo su apoyo» en privado y reivindicó en público que la responsabi­lidad por lo ocurrido era «conjunta» de todo el Gobierno.

Las tensiones dentro del Ejecutivo Ejecutivo no solo venían por la parte socialista, socialista, los morados han sido una pieza clave de la campaña de desgaste desgaste contra Robles, exigiendo incluso incluso su dimisión durante la comparecen­cia comparecen­cia que ofreció en el Congreso. A estas explicacio­nes, tanto las de la ministra de Defensa como las de la directora del CNI, en la recién constituid­a comisión de secretos oficiales, remitían desde el Gobierno para aplacar los ánimos ánimos de los socios. Pero lejos de apaciguar, la entrada en escena de Paz Esteban acabó por solivianta­r todavía más a Esquerra, colocando la legislatur­a en punto muerto.

La directora de los servicios de inteligenc­ia pidió «confianza» a puerta cerrada, se deshizo en explicacio­nes explicacio­nes del funcionami­ento del CNI y mostró el aval judicial para los 18 seguimient­os a independen­tistas independen­tistas que se habían realizado. Entre ellos, a Pere Aragonès durante su etapa como vicepresid­ente. Esta revelación obligó al Ejecutivo a desmarcars­e, desmarcars­e, asegurando que «ni podía podía ni debía saber» el objeto de las

«Teníamos que contarlo nosotros. No tenemos nada que ocultar», aseguran en Moncloa

Las explicacio­nes de la directora del CNI acabaron por solivianta­r a los socios

escuchas, pero sus argumentos no fueron suficiente­s para Esquerra. Finalmente, Sánchez cedió y aceptó aceptó una reunión cara a cara con Aragonés, Aragonés, todavía por concretar, para intentar encauzar la situación. En este contexto, el Gobierno encara una nueva semana con el espionaje espionaje como protagonis­ta, que copara las interpelac­iones en la sesión de control en el Congreso el próximo miércoles. Ese mismo día y en el mismo lugar, Félix Bolaños comparecer­á comparecer­á en la comisión de Presidenci­a Presidenci­a para, tras Margarita Robles, dar cuenta a la oposición de los pormenores pormenores de la crisis derivada de las escuchas a los independen­tistas, que se agravó con las del presidente presidente y la ministra de Defensa.

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ALBERTO R. ROLDÁN / EFE / EFE/ DAVID JAR Las comparecen­cias de Margarita Robles y Paz Esteban en el Congreso acabaron por enfadar a los socios a los que se quería apaciguar con las explicacio­nes
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