La metáfora de Garzón y la tapita de jamón
LoLo que veíamos no era a un vulgar homo sapiens devo-rando devo-rando un trozo de cerdo sino a un ministro del Gobierno de España que aconsejaba a todos sus súbditos no tomar carne y menos acompañada de vino, lo que su-pondría su-pondría una enfermedad mortal de la que nos quería aliviar, aunque nadie se lo pidiera. Es lo que les pasa a los comu-nistas: comu-nistas: que todo lo hacen por nuestro bien sin preguntar si estamos de acuer-do. acuer-do. Por lo demás, el homo sapiens pudo disfrutar del jamón, que además supone de alguna manera un símbolo de Espa-ña, Espa-ña, tal que el que toro de Osborne. De manera que se comía y se bebía a Es-paña, Es-paña, palabra, concepto, nación, o lo que quiera que sea, a la que atiza con denuedo, pues cualquier territorio, real o inventado, tiene derecho a exigir lo que al parecer le pertenece, menos la española que solo es una máquina de picar carne humana y provocar diversas enfermedades mentales, entre ellas de la de pasárselo bien en la Feria de Sevilla. Es de suponer que para eso fue Garzón al Real: advertir a los sevillanos de que no se preocuparan, pues la cabeza de lista de la izquierda más allá del PSOE iba a ser de Izquierda Unida y como llevan prometiendo desde hace cuarenta años, llegan para colocar a Andalucía como la California de Europa. Pero de California California solo he visto las mechas de alguna diputada que está dispuesta a lavarse la melena en la peluquería.
Hubo un tiempo en que Andalucía, sobre todo la de los pueblos, votaba en bloque a la izquierda, la que iba a salvar a los andaluces de estar en la cola de la cola del paro. En medio siglo aquella tierra tierra parió el éxito de Juan y Medio y María María del Monte en Canal Sur y que hasta una cerveza se anuncie reivindicando el acento. De dónde. ¿De Jerez, de Almería, o de la parte de la Janda? Ahora hay tres fuerzas más allá del PSOE, y ni Podemos ha llegado a tiempo para inscribirse y eso que la Feria y el jamón se habían acabado. La izquierda se ha convertido en un cero a su lado, en una papeleta incómoda porque cómo explica que va dividida y que, históricamente, solo ha conseguido que se hable de Marinaleda y de la playa nudista de Kichi.
Eso, si nos quedamos en el jamón. Si nos vamos al dinero para asar una vaca llegamos a la orilla de Griñán del que todo el mundo se compadece últimamente. últimamente. Nunca nadie del PSOE mostró el más mínimo interés por Rato o por Zaplana. Pero Griñán es de izquierdas y hasta los de derechas le rinden cierta pleitesía cultural. Tiene cara de buena gente el tío, y de gustarle el jamón de pata negra, como a Garzón.