El juego de Maduro
DíasDías atrás Maduro se re-unió re-unió con el ministro de Petróleo iraní, Yavad Owji. La «visita sorpre-sa» sorpre-sa» por parte del representante del gobierno teocrático de Irán a Cara-cas Cara-cas resulta comprensible por un lado e inesperada por el otro. En primer lugar, el chavismo ha estado cerca de Irán desde los tiempos de Chávez. Dos cosas han unido de manera estrecha a ambas «revolu-ciones», «revolu-ciones», la primera el petróleo junto con el gas, la segunda, el carácter antinorteamericano que profesan ambos movimientos políticos. En este sentido, el acercamiento resul-ta resul-ta natural. Por otro lado, el hecho de que Maduro haya tenido este gesto con un gobierno que precisamente se encuentra «cercado» por las san-ciones san-ciones norteamericanas, daría una señal de que las conversaciones con EE UU no avanzan como se espera-ba. espera-ba. Resultaría inexplicable que las expectativas con respecto a las ne-gociaciones ne-gociaciones sean altas y al mismo tiempo reciba al gobierno iraní.
Esta reunión podría convertirse en un mensaje a los norteamerica-nos norteamerica-nos haciéndoles ver que ambos países son capaces de burlar las san-ciones, san-ciones, por un lado, y de vivir con ellas, por el otro. Esto presenta dos variables, la primera una apuesta peligrosa de cara a la normalización de relaciones que, en teoría, aspira-ba aspira-ba el chavismo semanas atrás con la Casa Blanca. O bien, una clara «pa-tada «pa-tada a la mesa» de diálogo por parte de Maduro y que mantenía con los norteamericanos. En otras palabras, una burla más.