El Juli hace historia en Madrid con La Quinta
El diestro madrileño corta una oreja del primer toro de la ganadería de La Quinta, aunque la faena más volcánica la hizo al quinto que pinchó y dio una vuelta
EsEs lo mismo y en verdad nada es igual. Así es cada tarde de toros. Madrid se vestía de gala con ese lleno de «No hay billetes» para recibir la ges-ta ges-ta de Morante con la de La Quinta a la que se habían sumado El Juli y Pablo Aguado. Bolazo. Carteles así más allá de lo que ocurran dos ho-ras ho-ras después siembran la expecta-ción, expecta-ción, la ilusión por salirse del pa-trón pa-trón marcado, por ver a Julián López fuera de los raíles de Garci-grande Garci-grande (Benditos son, sin ir más lejos salvaron la tarde y nos dieron una grandiosa faena en Sevilla a manos de Morante. Toro fiero y ra-bioso ra-bioso con el que el de La Puebla lo bordó). Interés por la capacidad de Morante o por ver cómo resolvería Aguado. Y si uno embiste tan des-pacio des-pacio que Pablo lo detiene todo de nuevo. En Madrid. ¿Y si?
Lo esperado o inesperado ocu-rrió, ocu-rrió, pero lejos de cómo marcaba el patrón o lo imaginamos. El Juli se llevó la tarde. De lejos, de largo, de aquí al infinito. Embistió el segun-do. segun-do. El toro más claro de todo el en-cierro. en-cierro. Un de esos de La Quinta de temple exquisito, con ritmo, franco, que quiere viajar en el engaño y lo hace hasta el final sin dudas ni re-milgos. re-milgos. Toro bueno para torearlo bien, despacio, para gustarse, dis-frutar dis-frutar y cuajarlo. Lo supo el madri-leño madri-leño que se pudo dormir en el toreo de capa en tres o cuatro lances a la verónica. Mecidas, bonitas... Había más. Quedaba todo por llegar. La faena contó con el temple infinito del torero de Madrid y también con la ligazón, otra cosa fueron la pro-fundidad pro-fundidad de los encuentros, las cercanías de ese toreo. De ahí que lo mató bien y paseó un trofeo.
Una brutalidad fue lo que vino después con un toro complicado que solo vio él. No era franco como el anterior. Juli lo tragó, creyó en el de La Quinta, lo toreó con los vuelos, vuelos, le dio la confianza, al animal y a todos los que estábamos allí. Tiró de valor, de magisterio, de amor propio y Madrid se cayó a sus pies por méritos propios. La faena fue una absoluta barbaridad. El toro fue el primero que se rindió a su propio discurso, en su zurda de terciopelo terciopelo y los naturales acabaron siendo eternos, hondos y de tremenda tremenda belleza. Arrastró la muleta por la arena, hundió las zapatillas y obligó al toro a acudir al engaño dos cuartas más de lo quería con una cadencia maravillosa. Había cruzado todas las fronteras, propias y ajenas. Cuando se perfiló en la suerte suprema, no podía fallar. Había sido la tarde mayúscula de Julián en Madrid, con el mérito que da repetirlo a esas alturas del partido. partido. Habilidoso como es en la suerte suerte suprema, el destino se cruzó por medio. Dos veces. No pudo ser. Sí fue. El premio no vino, ni la Puerta Grande, ni la foto para el recuerdo saliendo a hombros camino de la calle de Alcalá, pero sí la vuelta al ruedo que recompensaba muchas y una faena histórica, de la que perdurará perdurará en la memoria colectiva. El reconocimiento de torero hecho, cuajado y capaz.
Morante había llegado a la plaza de toros de Madrid con su propio coche de caballos vestido de gris perla y oro. Era uno de los grandes atractivos. Su apuesta. Nos quedamos quedamos con las ganas. Tuvo buen tranco el primero, aunque con los finales propios de La Quinta y se revolvía rápido, sobre todo si tomaba tomaba el engaño por arriba. Al
Una brutalidad fue lo que vino después con un toro complicado, que solo vio El Juli, no era como el anterior
cuarto se le vieron pronto las intenciones intenciones con el capote, por donde donde se quedaba por abajo por el pitón izquierdo. Más de un apuro pasó Lili. Lo intentó Morante y al poco le dio una faena antigua.
Pablo Aguado se las vio con un tercero que iba y venía sin más, pero con claridad. La faena se le hizo bola. Su puesta en escena periférica periférica no fue bien recibida y se desdibujó. Peor sintonía tuvo el sexto, que pegaba tornillazo mediado mediado el muletazo. Lo intentó Aguado, pero a estas alturas de la tarde El Juli lo había llenado todo. Los naturales eran todavía fogonazos. fogonazos. Qué largos, qué lentos y qué por abajo. La vida a veces es maravillosa. maravillosa. Y el toreo.
EL CARTEL DE HOY
Se lidiarán toros de El Torero par Antonio Ferrera, Daniel Luque y Gonzalo Caballero.