La Razón (Nacional)

Dame más «Made in Spain»

Opinión

- Humberto Montero

DesdeDesde finales del siglo XIX, los productos alemanes han lleva-do lleva-do asociados el sello de calidad, aunque no siempre fue así. Los inicios de la historia del «Made in Germany» tienen sus raíces en la revolución industrial y en las luchas proteccion­istas con Inglaterra. Inglaterra. En esa época, los fabricante­s alemanes empezaron a copiar marcas de fabricació­n inglesa. Parte de la producción, considerad­a considerad­a de menor calidad, era exportada a Inglaterra Inglaterra a menor precio. Para proteger el mercado mercado casero, Londres aprobó en 1887 la « Merchandis­e Marks Act». A partir de entonces, entonces, todos los productos alemanes que entraran en las islas debían ser marcados con el estigma del « Made in Germany».

Pero lo que era sinónimo de mala calidad (el « Made in China» de anteayer) se dio la vuelta. A través de una rigurosa producción, los productos alemanes se convirtier­on en sinónimo de fiabilidad. Las manufactur­as alemanas eran más resistente­s y seguras, y pronto pasaron a ser más caras que las inglesas. inglesas. El «Made in Germany» definió a todo un país. Riguroso, serio, puntual, sin errores, perfecto... Cualquier producto con ese distintivo distintivo simplement­e no fallaba. ¿Por qué? Porque estaba hecho en Alemania. Ni más ni menos. Y no fallaban porque los alemanes alemanes no engañan. Tan seguros estaban de su superiorid­ad que, hasta hace bien poco, nos han hecho creer que los estereotip­os negativos negativos (vagos, corruptos, tramposos...) solo servían para los países que llamaban «del ajo»: Italia, España, Portugal y Grecia.

Pero los muchos y variados escándalos empresaria­les (Siemens, Deutsche Bank, VW...), han mostrado que los alemanes mienten y, además, fatal. Sin embargo, todas todas esas empresas han recuperado su credibilid­ad. credibilid­ad. Pese a todo, ¿no se comprarían un coche o una olla alemana si pudieran?

Esas fisuras nos demuestran que en todas partes cuecen habas y que en España tenemos tenemos calidad de sobra para competir en todos todos los terrenos. Va siendo hora de que exijamos más « Made in Spain» no solo en los zapatos o ropa. En eso deberían volcarse los esfuerzos públicos, en promover mayor productivi­dad, tecnificac­ión y nuestra marca marca como sinónimo de calidad. Solo así aumentarem­os aumentarem­os de forma natural los salarios sin inflarlos artificial­mente.

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