«Soy una luchadora, he recibido tantos golpes por ser fiel a mí misma...»
TeresaTeresa Berganza, can-tante can-tante de ópera impe-cable, impe-cable, mezzosoprano única en la interpreta-ción interpreta-ción de Rossini o Mo-zart, Mo-zart, artista madrileña de musica-lidad musica-lidad exquisita, falleció ayer a los 89 años. El mundo operístico está de luto por la pérdida de esta ini-gualable ini-gualable figura, de quien ahora ofrecemos una entrevista inédita. En esta conversación, la gran Ber-ganza Ber-ganza reflexiona sobre la música, el tratamiento del repertorio por parte de los jóvenes artistas o la importancia de tratar con mimo a la cultura.
¿Qué opina de la situación de la música en España?
No es que quiera eludir su pregunta, pregunta, pero no sé qué pasa en este momento porque he estado un tiempo fuera. Quizá estoy pasando por un momento de «egoísmo artístico». artístico». A veces hablamos sin saber saber y no hay derecho. Es como la educación. Mientras no eduquemos eduquemos a los niños para que tengan una ética seguiremos gritando, sin aprender música y poniendo las televisiones molestando al vecino. En la música, si no empezamos por los pequeños nunca tendremos tendremos una España culta musicalmente musicalmente hablando.
A tenor de las voces jóvenes españolas, españolas, ¿cómo ve su preparación? preparación?
Hay muchas voces interesantes pero con una enorme inmadurez en cuanto a preparación. España siempre ha sido un país que ha dado voces maravillosas, pero los ponen a cantar obras dificilísimas cuando son todavía muy jóvenes y no tienen su repertorio, algo fundamental. fundamental. El otro día, en una crítica decían: «La voz de Teresa Berganza, Berganza, después de 40 años de carrera, suena siempre igual porque no tiene tiene fisuras». Eso es porque he respetado respetado un repertorio, y cuanto más canto Rossini, Mozart o Vivaldi, más ligera está mi voz, más sana. La ópera es el espectáculo más completo que existe, aunque no se puede dejar a la improvisación.
¿Hay mucho «bluf», gente con renombre que luego no es para tanto?
Directores de orquesta conozco pocos, pero ha pasado siempre. Lo que hay actualmente es un marketing escandaloso. Ahora preparan a un cantante o a un director director de orquesta con una buena estrategia y naturalmente son «blufs» absolutos.
¿Le ha pasado con alguno?
¡Claro! Y pienso: «Cómo me pueden pueden decir que es un especialista de Wagner o que hace muy bien Vivaldi, si no sabe de lo que va, lo está interpretando a su estilo». Ahora hay muy pocos directores a los que les gusten los cantantes y cuando encuentras uno que ensaya, ensaya, que se encierra en una habitación habitación con un piano y te enseña a frasear, a mí eso me encanta. Pero de quedan muy poquitos.
Hay muchos que solo marcan el compás.
Sí, claro, todos los que llegan a dirigir una ópera a la general marcan marcan el compás, y existen también bastantes que ensayan y siguen haciéndolo. Tampoco es cuestión de que el director de orquesta dé las entradas, se trata de hacer música música juntos.
¿Alguna vez le han dicho: «Es que no me sigue usted»?
Una vez, sí,y además un director muy conocido. Grabando una ópera me dijo: «Teresa, te quedas detrás y no me sigues». Él estaba bastante lejos, delante se encontraba encontraba la Sinfónica de Londres, y dije: « Maestro, como sigas así no te seguiré el resto de tu vida porque porque no te entiendo. No sé cuándo marcas a dos, a tres o a cuatro, así que cuando marques bien haremos haremos música juntos». No volví nunca a hacer nada con él.
Iba a realizar un estudio de grabación grabación en su casa de El Escorial, ¿es que no le gustan las discográficas? discográficas?
Me gusta lo que hacen algunas casas discográficas. Lo que no me gusta es el método de grabación. Te dan cuatro días para grabar y se acabó. Se tiene que grabar a marchas marchas forzadas, y si un día estás mala, ahí se queda la grabación. Y si la orquesta, barroca o de cámara, cámara, se marcha cuando estás bien de voz, te quedas con el disco a medias. medias. O hay que grabar en playback, playback, lo cual no me interesa. Y como quiero hacer algunas cosas mías que se han quedado en el tintero y sé que no puedo pedir un mes de grabaciones para, por ejemplo, un disco de Brahms, Mahler, Mahler, Schubert y Schumann, o tantas tantas cosas importantes que no he grabado, me gustaría hacerlo en mi estudio.
¿Hay alguna ópera que se le haya quedado en el tintero?
La verdad es que no muchas. Si acaso el «Orfeo» de Gluck. Me he quedado con muchas ganas de hacerla, pero tendría que tener unas condiciones especiales, porque porque es un obra muy delicada. Tendría que tener un director buenísimo.
¿Cómo se plantea el devenir de su carrera?
No la enfoco, lo que hago es marcarme marcarme el repertorio y buscar el que se va adaptando a mi voz. Sería inútil que ahora me pusiera a cantar cantar «Semirámide» y Si naturales, porque esas notas de hoy no suenan suenan bien como mis Si naturales de siempre. Si lo que suena bonito hoy es un La o un La bemol, ¿por qué tengo que dar un Si natural? ¿porque quieren un agudo? Doy el que puedo con la mayor belleza posible. Busco música, preparo nuevos recitales, nuevos programas programas y, naturalmente, me contratan. contratan. Si veo que un día mi voz no suena con los armónicos que debería, debería, se acaba y no canto más. Quiero mucho a mi voz. Me gusta, como me gusto yo misma. Me encanta encanta oírla, pero en plenitud, con su color. Tener la respiración larga, larga, frasear. Cuando lo hago así yo soy feliz y el público es feliz.
¿Cómo hace para, además de oírse, ver lo que ocurre con el patio de butacas?
Cuando no hago recitales, pido que pongan luz en el público porque porque necesito ver su reacción. Si estoy cantando para todos y de repente me doy cuenta de que alguien alguien bosteza, le miro con toda la
Si no empezamos por los niños nunca tendremos una España culta musicalmente hablando»
«Hay muy pocos directores de orquesta a los que le gusten los cantantes o que ensayen»
«Si un día mi voz no suena con los armónicos que debería, se acaba y no canto más»
«Nunca he tenido un genio caprichoso, es que me he tenido que defender con uñas y dientes»
intensidad posible, como diciéndole: diciéndole: «Óyeme y mírame, porque para eso estoy». He llegado a veces veces a despertar a algunos diciendo que voy a cantar un poco mejor, para ver si no les aburro. También he llegado a echarles de la sala, gente que hablaba y a la que le he dicho: « Perdone, si tiene que hablar hablar en estos momentos sálgase fuera de la sala, porque me toca a mí cantar».
¿Ese es el genio de Teresa Berganza? Berganza?
No es genio. Estoy haciendo mi trabajo. Cuando los demás trabajan trabajan procuro no molestarlos. O se va a oírme o se queda uno en la calle. Y si no me quieren y no les gusto, que no vengan.
¿Cuál es la vez que ha sacado mayor genio?
Muchas veces. Pero nunca ha sido un genio caprichoso, sino porque me he tenido que defender con uñas y dientes de alguien que me estaba agrediendo: puede ser el público, un compañero o alguien del coro. Quizá el momento más fuerte fue con «Carmen», en la Ópera de París. Había mucho jaleo. jaleo. El director de orquesta estaba dando unas indicaciones, en el coro unos hablaban, otros se reían, y yo estaba sentada esperando. esperando. Tampoco podía gritar, sería una falta de respeto hacia el director. director. Entonces me salió el genio y empecé con los tacones de los zapatos zapatos de bailaora, «tacatá, tacatá», y se hizo el silencio. Todo el mundo mundo me miró. Entonces dije: « Así no puedo trabajar. Si ustedes no respetan al director de orquesta, yo me marcho, ¡adiós!». Y salí como una furia. Vino detrás mi marido y me dijo: «¿Qué te pasa, cielo?». Y le contesté: « No estoy enfadada, lo he hecho para que se callen». Se callaron todos y no volvió volvió a ocurrir.
Debe ser más relajante el cantar cantar con piano, ¿no?
Claro. Es mucho más relajante cuando no ocurre lo que me pasó en La Fenice de Venecia, que salí a cantar y, como es un teatro de ópera, me dijeron que había que poner el piano o delante del telón de hierro o detrás. Si me ponía delante, delante, como no les dio la gana cubrir cubrir el foso, me caía, y si me ponía detrás, pegadita a la cortina, la acústica era peor. Me puse detrás y empecé a cantar. Cómo sería la corriente de aire que terminé la primera parte como pude, con un chal. No me podía tapar la cabeza y me entraba frío. Esa situación da un pánico terrible porque ves que te vas a quedar sin voz, porque la garganta está muy caliente, los músculos actúan. Cuando acabé la primera parte pedí perdón al público y comencé a andar por el escenario. En la última esquina era donde no había corriente. Allí me quedé y canté la segunda parte del recital. El público estaba enloquecido, enloquecido, lo hice a oscuras y agarrada a una columna. ¿No cree que es un momento para decir «me marcho, porque a un cantante no se le pueden pueden poner estas condiciones»? Eso era un motivo de escándalo.
¿Se ha sentido alguna vez explotada explotada artísticamente?
No, porque no me he dejado nunca nunca explotar.
Cuando se reponen obras de las que no ha oído hablar, como la «Matilde di Shabran» de Rossini, Rossini, ¿piensa que están mejor guardadas?
Hay algunas que sí. A veces hay arias o duetos bonitos, pero el resto resto no merece la pena. Otras verdaderamente verdaderamente están escondidas y deberían salir a la luz porque son muy hermosas.
¿Se acuerda de alguna?
De Rossini hay muchas muy interesantes. interesantes. Tienes que quererlo y conocer su estilo, como Wagner tiene el suyo. Rossini creo que está un poquito abandonado y tiene obras muy hermosas. Si alguien oye una cantata maravillosa y dice que le gusta más « El barbero de Sevilla» es para pensar que esa persona no sabe nada de lo que es la música.
¿Y qué opina de los programas de música de la radio?
Hay algunos interesantes y otros muy cutres, porque a veces los presentadores de música clásica no saben ni cómo se pronuncia el nombre de un compositor alemán alemán que no conocemos todos los demás. Yo he sido una luchadora toda la vida, me han dado tantas bofetadas por defender la música, por decir la verdad, por ser fiel a mí misma… y llega un momento en la vida que te planteas qué hacer, hacer, te sientes pequeña como una hormiga. He tenido unas críticas maravillosas y unos éxitos que a veces crees que son milagros. Estoy Estoy viviendo momentos difíciles, y son en estos cuando lo que me importa es cantar bien, hacer feliz a la gente, porque recibo cartas preciosas.