La Razón (Nacional)

Intelectua­les y verdad

- Jorge Vilches

JulienJuli­en Benda publicó en 1927 un libro sobre la trai-ción trai-ción de los intelectua­les a la libertad y la verdad, y, como escribió Mark Lilla, luego se convirtió en un traidor. El caso es que Benda, tras criticar a la de-recha de-recha francesa, aplaudió los crí-menes crí-menes de los comunistas en la Guerra Civil española.

Esa traición sigue siendo fre-cuente, fre-cuente, y se oculta la verdad tras un velo de romanticis­mo. Una foto de una miliciana de la CNT-FAI CNT-FAI en una barricada de Barcelo-na, Barcelo-na, sonriente, con el pelo al aire, sosteniend­o una bandera, no puede disimular que su sindicato fue criminal. En los diez primeros meses de la guerra los anarquis-tas anarquis-tas asesinaron a 18.000 personas, muchas de ellas previament­e vio-ladas vio-ladas y torturadas. Tiene poco de romántico, la verdad.

Muchos han contribuid­o a esa mentira. Uno de ellos fue Robert Capa, el gran fotógrafo de guerra, que pu-blicó pu-blicó en « Life» una falsa ins-tantánea ins-tantánea de un miliciano aba-tido aba-tido por un dis-paro. dis-paro. Es la foto más famosa del conflicto espa-ñol, espa-ñol, pero se descubrió hace poco que es un montaje. Hoy lo excusan diciendo que lo importante era construir el relato político. Y es que Capa era de izquierdas, además de atri-buirse atri-buirse las fotos que hacía su amante y fotógrafa, Gerda Taro.

También Hemingway contri-buyó contri-buyó al mito romántico con su «Por quién doblan las campanas» (1940), que retrata a un idealista norteameri­cano que viene a ha-cer ha-cer la guerra y que se enamora de « María». Este realismo mágico contrasta, no solo con la vida de lujo y vicio que el escritor se pegó en el Madrid del hambre y de la guerra, sino con las novelas cru-das, cru-das, por ejemplo, de Fernández Flórez.

John Dos Passos estuvo con He-mingway He-mingway en aquel Madrid, vivien-do vivien-do la adrenalina de la guerra ajena.

Dos Passos vino en 1937 a rodar «Tierra de España», un documental documental sobre el salvajismo guerracivi­lista, guerracivi­lista, y Robles, su traductor y amigo, amigo, desapareci­ó. El «error » de Robles, izquierdis­ta, fue interceder por su hermano encarcelad­o por «facha». Dos Passos se puso a investigar investigar desesperad­amente y Hemingway Hemingway dijo que lo dejara estar porque si se daba a conocer que Robles había sido asesinado por los suyos podía «dañar la causa». Esto rompió la amistad, claro.

Otros escritores no traicionar­on la independen­cia del intelectua­l para defender la verdad, en el sentido sentido indicado de Benda. Es el caso de George Orwell que sí vino a luchar a España. El británico estuvo estuvo en Cataluña para «matar fascistas», fascistas», y se afilió a la milicia del POUM. Su estancia aquí cambió su literatura: «Homenaje a Cataluña», Cataluña», « Rebelión en la granja» y «1984», tres libros para entender el totalitari­smo. Por esto fue un autor prohibido en la URSS.

Orwell estuvo en el frente, fue herido en el cuello, y vivió la liquidació­n liquidació­n de anarquista­s y trotskista­s a manos de estalinist­as estalinist­as en mayo de 1937. Prohibiero­n las organizaci­ones organizaci­ones no soviéticas, soviéticas, y fueron aniquilado­s por «espías del fascismo». Es más; sus amigos desapareci­eron en las checas. Decidió huir de España y tomó un tren para Francia, donde se salvó de milagro cuando los comunistas comunistas revisaron el convoy.

Simone Weil, la filósofa francesa, francesa, entonces anarquista, luego católica, llegó a Barcelona en agosto agosto de 1936. Era una idealista que venía a defender al «pueblo». Ingresó Ingresó en la CNT, la enseñaron a disparar y la enviaron al frente. El 25 de septiembre, acompañada por sus padres, abandonó España. Quedó horrorizad­a no solo por la muerte, sino por la represión en la retaguardi­a. No encajó que la izquierda izquierda despreciar­a el valor de la vida humana. Incluso había visto a algunos «bañarse con visible placer placer en esa atmósfera impregnada de sangre». Toda una lección.

Hemingway vivió en Madrid la adrenalina de la guerra ajena

La estancia aquí de George Orwell cambió su literatura

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain