La Razón (Nacional)

Extremismo en las institucio­nes

«Su capacidad de convicción pierde enteros con solo enumerar la larga lista de partidos extremista­s que elevaron a Sánchez a la presidenci­a»

- Vicente Vallés

ElEl PSOE lo va a intentar una vez más. De hecho, Pedro Sánchez ya ha puesto en marcha la nueva tentativa: «lo que es un riesgo para Europa, no es una solución para Andalucía». En otras palabras: si en Europa se detesta a la ultraderec­ha, Vox no puede ser compulsado como un partido normal, ni aceptado como parte de un gobierno, sea municipal, autonómico o nacional.

El presidente tiene razón al advertir de los riesgos inhe-rentes inhe-rentes a la presencia de formacione­s políticas extremista­s en las institucio­nes democrátic­as de los países occidental­es. Pero su capacidad de convicción pierde enteros con solo enumerar la larga lista de partidos extremista­s que elevaron a Sánchez a la presidenci­a, y que le mantienen sólidament­e asentado en La Moncloa, a pesar de las muchas situacione­s embarazosa­s que provocan, y de los intereses contrarios al Estado que defienden tales formacione­s políticas.

El argumento tendría una enorme consistenc­ia si estuvie-ra estuvie-ra acompañado por la ejemplarid­ad que supondría romper con unos socios tan radicales como los suyos y buscar, como alternativ­a, un gran pacto de gobernabil­idad con formacione­s formacione­s moderadas. Aun así, el relato de Sánchez podría ser exitoso entre el sector del electorado dispuesto a ver la paja en el ojo ajeno –el de la derecha–, pero ignorar la enorme viga que impide la visión del propio –el de la izquierda–.

Tanto PSOE como Podemos (recuerden la «alerta antifascis­ta» antifascis­ta» declarada casi como si fuera una fatua) han puesto en marcha este mecanismo en todos los procesos electorale­s de los últimos años, pero sin el éxito que esperaban sus promotores. El último ejemplo se ha producido en Castilla Castilla y León, y los sondeos publicados hasta el momento extienden el augurio sobre resultados no muy distintos en las ya próximas elecciones autonómica­s andaluzas. De confirmars­e esos vaticinios, la Junta de Andalucía podría convertirs­e en uno más de los gobiernos infiltrado­s por el extremismo. De hecho, es lo más probable: si gana el PP, porque podría verse obligado a pactar con Vox; y si no suman mayoría, porque el PSOE formará gobierno con la interminab­le lista de divisiones y subdivisio­nes de la extrema extrema izquierda andaluza. ¿Qué puede salir mal?

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