No hay casualidades
Hace tiempo que dejamos de creer en las casualidades en los asuntos públicos y nada casual interpretamos la elección por parte de las autoridades españolas españolas y marroquíes de la fecha del 17 de mayo para la reapertura reapertura de las fronteras de Ceuta y Melilla. Hoy se cumple un año de la invasión de la playa del Tarajal, Tarajal, cuando unas 10.000 personas personas accedían a la ciudad autónoma autónoma gracias a las facilidades de las fuerzas marroquíes.
Pocas dudas se pueden albergar albergar de que con la coincidencia de fechas los dos gobiernos han pretendido ahorrarle a los medios medios la conmemoración de la efeméride. Testigo desde el lado marroquí de lo ocurrido en la localidad fronteriza de Fnideq, uno de los pocos informadores que permaneció toda la semana, semana, no podré olvidar aquellas escenas de desilusión, rabia y tristeza dibujadas en los rostros de centenares de jóvenes llegados llegados desde todo Marruecos con la ilusión de poder cruzar aquel espigón.
La «hoja de ruta» bilateral recogida recogida en la declaración que las dos administraciones firmaron el 7 de abril asegura que «los temas temas de interés común serán tratados con espíritu de confianza, confianza, a través de la concertación, concertación, sin recurrir a actos unilaterales». unilaterales». Que así sea y las legítimas reclamaciones políticas, territoriales territoriales o geoestratégicas de uno y otro Estado puedan encauzarse por otros medios de presión que no impliquen la suerte e ilusiones ilusiones de terceros. Confiamos en que mucho cambie en esta nueva nueva etapa abierta tras el reconocimiento reconocimiento por parte del Gobierno de Pedro Sánchez de la propuesta propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara y que las relaciones bilaterales estén marcadas por la sincera cooperación, el aumento aumento de los intercambios comerciales comerciales y humanos, el respeto y la promoción de los valores y prácticas democráticas.
Si haciendo coincidir la apertura apertura de las fronteras Rabat y Madrid Madrid han pretendido decir pelillos pelillos a la mar salada del Estrecho porque se equivocaron y no volverá volverá a ocurrir, lo celebraremos.