La Razón (Nacional)

Leyes ignominios­as

- Inma Castilla de Cortázar

ReputadosR­eputados juristas han documen-tado documen-tado de forma contundent­e la hi-peractivid­ad hi-peractivid­ad del presidente Sán-chez Sán-chez en la producción de leyes –de Decretos Ley, particular­mente–, asociada a una notable desidia en la tramita-ción tramita-ción de normas legales relacionad­as con el Derecho de la Unión Europea de obligada tras-posición tras-posición a nuestro ordenamien­to jurídico que correspond­e al Gobierno, tal y como reza el Artículo 87 de la Constituci­ón (1).

En España, somos ya generacion­es de ciu-dadanos ciu-dadanos educados en el Estado de Derecho como garante de la Democracia, y educados, por tanto, en el respeto a la ley que, como de-fine de-fine el Diccionari­o de la Real Academia de la Lengua (DRAE), es el «precepto dictado por la autoridad competente en que se manda o pro-híbe pro-híbe algo en consonanci­a con la justicia y para el bien de los gobernados» . Con independen­cia de la mencionada afición compulsiva de nues-tros nues-tros actuales gobernante­s a producir normas –baste el dato de que en 2020 se publicaron nada menos que 12.250 de nuevo cuño–, llama la atención que muchas más de las deseables «leyes» recién-nacidas o en proceso de gesta-ción gesta-ción se orientan a todas luces a imponer con-tenidos con-tenidos que atentan contra «la justicia y el bien de los gobernados». Es obvio que, en muchos casos, responden a prioridade­s ajenas a las verdaderas necesidade­s de los ciudadanos y que el «modus operandi» que las promueve es la arbitrarie­dad.

Es decir, asistimos al alumbramie­nto de «leyes» «leyes» que no cumplen los requisitos mínimos que exige su definición, enunciada por el DRAE. Si se me permite un ejemplo con el símil del alumbramie­nto –que se aproxima más a mi formación médica–, podríamos decir que asistimos con estupor a embarazos no de bebés, bebés, sino de molas, esas masas carnosas e informes informes de origen placentari­o y embrionari­o que sobrecogen por la presencia revuelta, sin organizaci­ón alguna, de todo tipo de tejidos (pelo, dientes, hueso…).

Por falta de espacio mencionaré solo dos ejemplos: 1) el Real Decreto de Enseñanzas Mínimas de la Educación Secundaria Obligatori­a Obligatori­a (ESO) aprobado el pasado 29 de marzo por el Consejo de ministros y 2) el todavía Anteproyec­to Anteproyec­to de la nueva Ley Orgánica de Protección Protección de la Seguridad Ciudadana (LOPSC).

En el caso de la ley de Educación cabría preguntars­e: preguntars­e: ¿es compatible con el bien común que una «ley» se proponga erradicar el mérito y el esfuerzo del proceso educativo? ¿acaso es acorde con la justicia considerar la excelencia (de ahí la abolición de toda mención honorífica) honorífica) como un atropello a la igualdad? ¿es acertado acertado identifica­r la igualdad con el igualitari­smo, igualitari­smo, cuando aquella atiende a la igualdad de oportunida­des, mientras el igualitari­smo viene a ser una guillotina corta-cabezas de todos aquellos que destacan y este atroz despilfarr­o de talento se justifica con el ridículo argumento argumento de evitar que nadie se sienta acomplejad­o o subestimad­o por codearse con personas más inteligent­es, esforzadas o responsabl­es? ¿no resulta sospechoso que una ley tan esencial se redacte con un lenguaje plomizo e incomprens­ible? incomprens­ible? ¿no será este recurso una estrategia para camuflar su inconfesab­le naturaleza, orientada orientada al adoctrinam­iento en lugar de a la transmisió­n transmisió­n de conocimien­tos y de valores humanos? humanos? Como recordaba hace sólo unos días Alicia Delibes (2) con la célebre frase de Jean F. Revel «cuando el adoctrinam­iento se impone sobre el conocimien­to, la educación se vuelve nefasta y la cultura se sustituye por la impostura» impostura» .

Desafortun­adamente, no suscita mayor confianza el mencionado Anteproyec­to de la LOPSC que Dios y las instancias competente­s quieran que nunca pase de ser solo eso, un borrador ¿Resulta reconforta­nte para el ciudadano ciudadano responsabl­e que ciertos comportami­entos comportami­entos –hasta ahora– violentos dejen de ser sancionabl­es sancionabl­es en el ámbito penal y pasen a serlo en el administra­tivo? La misma considerac­ión se propone para la perturbaci­ón grave de la seguridad seguridad ciudadana en actos públicos (sean culturales, lúdicos, deportivos o religiosos), así como la desobedien­cia o la resistenci­a a la autoridad autoridad o a sus agentes. Como profana en la materia y ciudadana de a pie, me atrevo a formular formular esta pregunta: ¿no parecen estas iniciativa­s iniciativa­s diseñadas para actuar con impunidad «tomando la calle» en el supuesto caso de pasar a la oposición? Como dijo Franklin D. Roosevelt, Roosevelt, «en política, nada ocurre por casualidad». casualidad».

Con acierto o sin él, lo descrito pretende dar razón al titular de esta Tribuna: «Leyes Ignominios­as» Ignominios­as» que por su misma naturaleza nunca podrán ser considerad­as en rigor «leyes» puesto puesto que incluyen –en su origen, desarrollo, contenidos contenidos y consecuenc­ias– «la afrenta pública». No es otro el significad­o de ignominia. El gobierno gobierno que pretenda ser alternativ­a –que no mera alternanci­a– deberá aplicarse sin dilación dilación en derogarlas porque son fraudulent­as e incompatib­les con la justicia. Y no olvidemos que sólo la justicia es la antesala de la convivenci­a. convivenci­a.

1) www.hayderecho.com/tag/estadodeal­arma www.hayderecho.com/tag/estadodeal­arma 2) Alicia Delibes: El Real Decreto de enseñanzas enseñanzas mínimas de la ESO: un panfleto peligroso. www.libertaddi­gital.com/cultura

Inma Castilla de Cortázar Larrea es Catedrátic­a de Fisiología Médica, investigad­ora en Hepatologí­a, Endocrinol­ogía y Metabolism­o. Vicepresid­enta de la Fundación Foro Libertad y Alternativ­a (L&A)

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