Sánchez usa la corrupción para movilizar al PSOE
► Moncloa cree que los escándalos del PP no están «amortizados» y los utilizarán para espolear a sus votantes de cara al 19-J
No es una estrategia nueva. Desde que Alberto Núñez Feijóo asumiera asumiera las riendas de Génova, el Gobierno Gobierno ha cimentado su estrategia de erosión al nuevo liderazgo del PP en lo que consideran sus puntos puntos flacos: su «relación con la ultraderecha» ultraderecha» y la gestión de «un pasado «envuelto en casos de corrupción». corrupción». Incluso desde la mesa del Consejo de Ministros, miembros miembros del Gabinete han cuestionado cuestionado abiertamente su moderación y el perfil de hombre de Estado que busca proyectar por no adherirse a los mínimos consensos que se han impulsado hasta la fecha, como el plan de choque para paliar paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania. Estos dos pilares: Vox y corrupción serán también los puntales de la estrategia electoral de los socialistas en los comicios den Andalucía. Una campaña que encaran con nulas garantías de victoria y con un problema fundamental: fundamental: la falta de movilización de su electorado.
Las últimas grabaciones desveladas desveladas por « El País» y otros medios, que profundizan en las turbias relaciones relaciones del ex comisario Villarejo, han devuelto a la actualidad hechos hechos pasados –algunos ya juzgados juzgados o en proceso– que, no obstante, obstante, reavivan el reproche social que genera en la ciudadanía las tramas de corrupción política. A pesar de que el PP ya depurase responsabilidades responsabilidades políticas con la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy del poder tras la sentencia de la Gürtel y con el castigo electoral electoral que supuso que rompiera su suelo histórico con 66 diputados el 28 de abril de 2019, en Moncloa califican de «muy grave» el contenido contenido de las escuchas publicadas y harán bandera de ello.
Entienden que los escándalos de corrupción que contaminan el pasado del PP «no están amortizados» amortizados» por los votantes y confían en el poder movilizador que puede puede tener, no tanto para perjudicar al PP –que también– como para espolear a su propio electorado. Así, desde el Ejecutivo se demanda demanda un pronunciamiento contundente contundente por parte del principal partido partido de la oposición porque « no hablar de ello, no va a hacer que se borre» y se recuerda –en pleno «caso Pegasus»– que no hace tanto tanto «hubo un gobierno que utilizó al Estado con fines partidistas». En esta línea avanzó ayer el presidente presidente del Gobierno durante la sesión de control en el Congreso, donde equiparó al «nuevo PP» con «el PP de ayer y de antes de ayer», utilizando utilizando los escándalos de corrupción corrupción para debilitar la posición de Feijóo.
Sánchez sacó a colación las últimas últimas noticias publicadas sobre las grabaciones de Villarejo, en las que se hace referencia a «la libretita» libretita» del ex tesorero Luis Bárcenas y afeó la creación de la «mal llamada llamada policía patriótica», la «destrucción «destrucción de los ordenadores» o la «condena por corrupción» del PP. También recuperó el apelativo de «mangantes» que ya dedicara a los populares la semana pasada. En contraposición con este panorama, panorama, Sánchez reivindicó a su gobierno gobierno como un ejecutivo «pendiente «pendiente de lo que de verdad importa» con iniciativas como la reforma laboral, el ingreso mínimo mínimo vital o el precio de referencia al gas que produce la electricidad, entre otras medidas. «El PP de hoy, de ayer y de antes de ayer practica la misma oposición negacionista. No contra el Gobierno, sino contra el interés general de los españoles», españoles», afeó.
Miedo a Vox
La otra pata de la estrategia es alentar el miedo a Vox. En Moncloa Moncloa sostienen, ante la normalización normalización de la ultraderecha, que «Vox da miedo, tiene que dar miedo» y le ven como un «lobo con piel de cordero». Andalucía fue el primer territorio donde la formación de Abascal despuntó, pero en el Gobierno Gobierno no creen que esto suponga un hecho diferencial respecto a otros territorios donde han conseguido conseguido incluso triplicar su representación. representación. Es el caso de Castilla y León, donde ya han tocado poder. Esto es un filón para el discurso de los socialistas, que explotarán al máximo, exhibiéndolo como el Rubicón que han cruzado los populares populares en sus pactos con la extrema extrema derecha. La entrada por primera primera vez en un gobierno autonómico será la base de su argumentario argumentario de campaña, que permitirá permitirá elevar el tono de alarma: desde la advertencia de que «viene «viene la ultraderecha», hasta la certeza certeza de que «ya está en el poder».
El presidente se reivindica frente a un pasado en el que se utilizó el Estado para fines partidistas