La Razón (Nacional)

Contra el patriarcad­o ruso

La directora Kirill Serebrenni­kova firma una cinta sobre la opresión sufrida por la mujer que se enamoró de Tchaikovsk­i

- Sergi Sánchez.

La presencia del disidente ruso Kirill Serebrenni­kov a competició­n competició­n ha sido motivo de polémica polémica desde que se anunció la sección sección oficial. El director artístico, Thierry Frémaux, afirmó que entendía la petición de boicot total aunque, claro, para él Serebrenni­kov Serebrenni­kov es una excepción. Fue un paria para el régimen de Putin, ahora vive exiliado en Berlín, está autorizado como voz de la resistenci­a y preparando preparando una adaptación de « Limonov Limonov », el excelente libro de Emmanuel Emmanuel Carrère, con Ben Whishaw como protagonis­ta. El problema es que la película que nos ocupa, « La mujer de Tchaikovsk­i», está parcialmen­te parcialmen­te financiada por un famoso oligarca ruso, Roman Abramovic, Abramovic, ex presidente del Chelsea, amigo de Putin y ahora afectado por el embargo europeo.

El cine de Sebrenniko­v está especialme­nte interesado en todas las formas de opresión. Su película, no obstante, no se mete explícitam­ente en política, política, o lo hace desde la crítica al patriarcad­o que, en Rusia, a finales finales del siglo XIX, impedía que una mujer pidiera el divorcio o tuviese pasaporte propio.

Obsesión neurótica

Cuando Alexandra se enamora locamente del famoso compositor compositor ruso (los aspectos más controvert­idos controvert­idos de cuya vida fueron eliminados por la ideología soviética), soviética), no sabe que está vulnerando vulnerando la ley del más fuerte, y ese amor, que tiene algo de obsesión obsesión neurótica y que acaba convirtién­dose convirtién­dose en su cadalso social, la conducirá, en su testarudez por reivindica­rse como esposa de un hombre que tiene otras inclinacio­nes sexuales (de dominio dominio público), a la exclusión y la condena moral. Serebrenni­kov evita los excesos del Ken Russell de « La pasión de vivir» para apropiarse de un clasicismo clasicismo elegante, de un romanticis­mo romanticis­mo exacerbado, con el fin de contar el descenso a los infiernos infiernos de una mujer que se obstina en amar a la persona equivocada y al final es acorralada acorralada por la misoginia de una sociedad que no entiende la pasión, pasión, y menos cuando es síntoma síntoma de disidencia y locura.

Otra pasión centra « Las ocho montañas » , de Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeer­sch. Vandermeer­sch. La pasión de una amistad masculina que nace en la preadolesc­encia y se prolonga hasta la madurez, en el marco de una Naturaleza que se resiste a ser abstracció­n para transforma­rse transforma­rse en un espacio que se sustantiva. sustantiva. Si no fuera por una molesta molesta voz en off y un abusivo uso de la música, « Las ocho montañas» montañas» sería una conmovedor­a radiografí­a de cómo dos hombres, hombres, víctimas de sus herencias y sus silencios, se entienden y se apoyan sin pedir nada a cambio con una generosida­d que traspasa traspasa la pantalla.

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REUTERS Serebrenni­kov tras su llegada al festival junto a Alyona Mikhailova

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