CIStezanos: signo del deterioro sanchista de las instituciones
EsEs sin duda alguna una sensi-ble sensi-ble pérdida, la de credibilidad padecida por una institución del Estado como el CIS que durante largas décadas ha sido una referencia de autoridad para los profesionales vinculados a los estudios de-moscópicos. de-moscópicos. Sociólogos, politólogos, pe-riodistas pe-riodistas y por supuesto políticos de todo el arco parlamentario esperaban además sus barómetros trimestrales sobre la situa-ción situa-ción política, con sus estimaciones de voto para los partidos y la valoración de líderes con particular interés, así como sus son-deos son-deos pre y postelectorales. La opinión ya muy arraigada a nivel político, mediático y social de que lo han convertido en una herramienta sociopolítica al servicio del Gobierno, viene avalada empíricamente por los datos que ofrecen unos barómetros que injustificadamente han pasado de ser trimestrales a mensuales, y cuyos resulta-dos resulta-dos distan excesivamente de los que las urnas ofrecen cuando llega el momento de abrirlas y contar los votos en ellas de-positados. de-positados. Del sesgo de los mismos no es preciso insistir a estas alturas, conocido que su director pasara «per saltum», –sin solución de continuidad– de ser el respon-sable respon-sable de la materia en la Ejecutiva federal del PSOE, a ejercer la dirección en ese instituto instituto público, lo que ya fue una señal inequívoca inequívoca acerca de la voluntad de Sánchez al respecto. El CIS mantiene unos fondos de estudios en torno a la sociedad española española de incuestionable valor, recogidos en sus series históricas, que incluso han quedado quedado interrumpidas por el cambio en la metodología de trabajo ahora introducida. Es un dato significativo que se preste más credibilidad y atención a cualquier estudio de este tipo encargado por los medios de comunicación a los diversos profesionales profesionales y empresas dedicadas a este campo, que a quien ha sido el referente común de todos ellos con anterioridad. Es un hecho hecho lamentable que el paso del sanchismo por el Gobierno se traduce en un deterioro generalizado de las instituciones del Estado, Estado, consecuencia inevitable y lógica al haber colocado en la dirección de mismo a quienes lo que buscan es su demolición. El PSOE no se escapa de ese deterioro por haber colocado sus históricas siglas al servicio servicio del sanchismo, ahora convertidas en un auténtico y mero «partido sanchista ni obrero ni español». Tampoco la institución misma del gobierno de la Nación, –del que Sánchez e Iglesias garantizaban que «hablaría «hablaría con diversas voces, pero con una única palabra»– se salva de la quema. Pluralidad Pluralidad de voces ciertamente no escasean, pero «su palabra» está ausente, por inexistente. inexistente. Incluso un sector del Gobierno se manifiesta contra sí mismo por las calles. No es un gobierno de coalición sino una –lamentable – coalición o yuxtaposición de gobiernos.