¿Contagio por sexo homosexual?
ApareceAparece una nueva amenaza para nuestra salud: la viruela del mono. Pero ¿es una amenaza para todos o solo para algunos? Allá por 1983, cuando se aceptó que existía una enfer-medad enfer-medad llamada sida, tras con-traerla con-traerla el actor Rock Hudson, hubo dos respuestas inmediatas de la sociedad: el miedo a su enorme mortalidad y el escán-dalo escán-dalo que suponía creer que solo la padecían drogadictos u ho-mosexuales ho-mosexuales (y descubrir que el galán hollywoodense era gay). Más allá de la estigmatización que por entonces provocaba la propia homosexualidad, que obligaba a tantos a mantenerla en secreto, desde los foros más hipócritas y disparatados, tantas veces emergidos del fundamen-talismo fundamen-talismo religioso, se empezó a considerar que el sida era una especie de castigo divino para quienes pecaban por drogadic-ción drogadic-ción o por sexualidad «desvia-da». «desvia-da». Lo demás, respecto al sida, ya se sabe. Murieron muchos homosexuales y, por supuesto, también heterosexuales, droga-dictos droga-dictos o no, a causa de la enfer-medad, enfer-medad, hasta que se logró que se cronificara; y al ser de todos, la estigmatización se relajó con-siderablemente con-siderablemente (no del todo, sigue habiendo reticencias).
Ahora, alguien va y suelta que la mayoría de los casos detecta-dos detecta-dos por la viruela del mono los sufren hombres, que mantienen relaciones homosexuales. Cu-riosamente, Cu-riosamente, hasta ahora este mal (de síntomas feos, pero poco letal) no se había transmitido más que por contacto directo con lesiones o secreciones res-piratorias; res-piratorias; ahora se habla de un posible contagio por vía sexual, que habrá que estudiar, pero ¿solo por sexo homosexual? Me-nos Me-nos mal que ya estamos en el siglo XXI y los que han dicho se-mejante se-mejante sandez ya han dado marcha atrás. Es pura ignominia señalar a un enfermo por cual-quier cual-quier circunstancia, más todavía por su condición sexual.