La Razón (Nacional)

¿Prostituci­ón? ¿Y por qué no abolir la pobreza?

- Pedro Narváez

NoNo salgo del asombro ante la escasa ambición de este Gobierno, sobre todo de la parte que se hace llamar feminista. Es curioso, a la par que lamentable, la fe que tienen en el poder de la Ley. Se le dice al legislador: «Hágase mi voluntad», y así en la Tierra como en el Cielo sus deseos se cumplen. Siguiendo este credo no entiendo cómo se quedan solamen-te solamen-te en la «abolición» (hasta el verbo está cargado de inoperanci­a y poesía farfu-llera) farfu-llera) de la prostituci­ón y no llegan más allá: prohíban la pobreza por mayoría absoluta, y ya verán como la pobreza desaparece antes de que acabe la Le-gislatura. Le-gislatura. Prohíban también las enfer-medades, enfer-medades, del cáncer al alzhéimer, y ya verán de qué manera los hospitales se vacían en el resultado milagroso de la unción de manos de una ministra. Pro-híban Pro-híban a los tontos, y viviremos felices por decreto que es algo así como lo que hacía Chávez por otros medios no tan diferentes. Oblígennos a reír, como si ante nosotros apareciera Kim-Jong-un. Los progres del sesenta y ocho que so-ñaban so-ñaban con «prohibido prohibir» se han convertido en una comuna de la inquisició­n inquisició­n que anhela quemar a la brujas y a los sátiros que se le arrimen.

La prostituci­ón no se acaba porque así lo diga Carmen Calvo (podría haber tenido más diligencia con los puteros de los ERE). Ayer dijo que hacía bochorno en Sangenjo. Bochornoso es este espectácul­o espectácul­o de las alcahuetas y las putas. Ya pueden con el Código Penal en la mano ir contra los proxenetas, contra la trata trata de personas, a qué están esperando. Prohíban definitiva­mente el tabaco, el alcohol, no legalicen sino prohíban también también los porros, la cocaína, el chemsex, las saunas gay, el cocido maragato y al arroz con leche. Además de un discurso discurso tan ferozmente ideologiza­do como infantil lo único que van a conseguir es que las prostituta­s lo pasen peor aún en las sombras de la tacha moralista. No solo no tendrán Seguridad Social ni bajas bajas menstruale­s sino que además serán considerad­as impuras por la nueva teología teología civil que arremete contra el cuerpo. ¡Lo que habrán prostituid­o sus ideas de un mes para otro según la encuesta electoral electoral de turno!

¿Y qué hay de los hombres que venden venden su cuerpo y de los niños violados? La parte masculina no merece mención porque los chaperos pueden defenderse porque para eso son tíos. Carmen Calvo Calvo habría pasado a la historia por sus chascarril­los pero ahora abre una página en la encicloped­ia del absurdo y de la maldad. Ahora será cuando las putas las pasen putas.

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