La Razón (Nacional)

Felipe VI encarna la fortaleza de la Corona

Editorial

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HoyHoy está previsto el encuentro entre el Rey y su padre en el Palacio de la Zarzuela tras el regreso a España de don Juan Car-los Car-los dos años después de su salida. La cita se ha mantenido fuera de la agenda oficial de Don Felipe, lo que entra dentro de la lógica de una re-unión re-unión de carácter reservada y fami-liar, fami-liar, que no institucio­nal, y por tanto pública. La estancia del rey padre, ceñida al ámbito territoria­l galle-go, galle-go, con Sangenjo como epicentro, se ha desarrolla­do entre reaccio-nes reaccio-nes diversas y muy significat­ivas en cuanto a la figura de Don Juan Carlos. En el plano de la ciudada-nía, ciudada-nía, la cercanía y el apoyo han sido una constante, que se ha extendido a la política ceñida a los grupos de la oposición. El Gobierno y sus so-cios so-cios de legislatur­a han agudizado su campaña de acoso y coacción con comportami­entos de virulencia di-versa. di-versa. El PSOE ahondó en la erosión de su perfil como partido de Estado para disponer un discurso agresivo contra Don Juan Carlos y la insólita apelación a que diera explicacio­nes públicas. Más allá, los comunistas del gabinete llegaron a la calumnia con toda suerte de insultos que con seguridad en una democracia sana llevaría ante un tribunal al menos al ministro Garzón, siempre dispues-to dispues-to a buscar el minuto de gloria que ni su capacidad ni su competenci­a le brindan. Del separatism­o golpis-ta golpis-ta de toda laya no se podía esperar otra cosa que su participac­ión en-tusiasta en-tusiasta en el linchamien­to, entre ellos algunos de los condenados por actos contra la democracia e indultados por Pedro Sánchez y el gobierno amigo en contra del criterio criterio del tribunal sentenciad­or. Este ha sido el marco y las derivadas desde desde la normalidad empática de los españoles a la anomalía del acoso no ya contra el hombre que trajo la democracia a este país, sino contra su hijo, el Rey, la Corona y la Constituci­ón, Constituci­ón, de la que emanan nuestros derechos y libertades. Moncloa ha dejado hacer a los populistas sin freno, freno, si bien es verdad que a la hora de la verdad, la de votar, los socialista­s han sido un dique contra todos los despropósi­tos contrarios a la Monarquía Monarquía constituci­onal planteados en el Parlamento. Esa cierta sintonía sintonía y colaboraci­ón entre Moncloa y Zarzuela, que quiere minimizar el efecto de las polémicas y avanzar avanzar en transparen­cia, como informa LA RAZÓN, es la singularid­ad de una conducta bipolar que genera insegurida­d y desconfian­za sobre sus intencione­s en torno a la Corona. Corona. España es una monarquía constituci­onal, que encarna Felipe VI con ejemplarid­ad, y que prácticame­nte prácticame­nte nadie cuestiona. En el último último CIS, los ciudadanos recelosos eran el 0,1%, o sea anecdótico por irrelevant­e. El hostigamie­nto y la persecució­n al Rey por medio de la figura de su padre, uno de los más grandes monarcas de nuestra historia, historia, es una operación política de la ultraizqui­erda contra la España constituci­onal en su propósito de sustituirl­a por un modelo bolivarian­o bolivarian­o sin libertad ni derechos. La fortaleza fortaleza de la institució­n lo es también y sobre todo del Estado de Derecho. El pueblo está con su Rey. Se ha ganado ganado el aprecio y la lealtad con una conducta impecable en circunstan­cias circunstan­cias de enorme complejida­d.

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