La Razón (Nacional)

Una política energética fracasada

- José María Rotellar José María Rotellar es profesor universita­rio del CES Cardenal Cisneros

ElEl Gobierno trata de vender como un éxito que Bruselas haya acep-tado acep-tado una especie de «excepción ibérica» en materia de energía, para que España y Portugal pue-dan pue-dan imponer un tope a los precios de los mer-cados mer-cados del gas destinado a la producción de energía, amparados en la menor conexión de la Península Ibérica con el resto de la UE en materia energética.

La UE se equivoca al conceder este balón de oxígeno a Sánchez, puesto que da pie a que en España se puedan intervenir peligrosam­ente los mercados, ya asfixiados por un alto nivel de impuestos y por la ausencia de alternativ­as eficientes en materia energética, elemento que puede deteriorar, aún más, la situación del mercado energético español. Es verdad que la UE ha concedido esta excepciona­lidad a rega-ñadientes, rega-ñadientes, en medio del amago de Sánchez de vetar la cumbre en la que se decidió, pero el introducir ese factor de riesgo intervenci­onis-ta intervenci­onis-ta ya es nocivo de por sí.

Así, el Gobierno limita los precios del gas, donde se abre la puerta a que la evolución de precios en cualquier mercado sensible y esen-cial esen-cial pueda tratar de limitarse en cualquier momento solicitand­o excepcione­s de este tipo; no es lo más probable, pero genera inse-guridad inse-guridad jurídica.

Para continuar, esa limitación podría hacer que las eléctricas decidiesen disminuir su ofer-ta. ofer-ta. ¿O es que piensan, también, obligar a las empresas a producir por ley? Si las eléctricas decidiesen anticipar la parada nuclear o reducir reducir su generación energética conjunta, tendríamos tendríamos un problema para atender la demanda.

Compensar ese precio máximo con gasto público, para subvencion­ar lo que las eléctricas eléctricas pierdan, habría sido otra barbaridad, que taparía la ineficienc­ia de nuestro sistema energético, energético, pero que no lo solucionar­ía, agravando el problema de gasto y déficit estructura­les y deuda exponencia­l que sufre España. No lo va a hacer, no por falta de ganas, dado el carácter expansivo del gasto de este Gobierno, sino porque ha elevado tanto el endeudamie­nto que no tiene margen para ello.

Es obvio que esa diferencia tiene que pagarse pagarse por algún lado. Así, ese coste adicional parece parece que se va a repercutir a los clientes que tengan contratada la tarifa en el mercado libre, de manera que serán los consumidor­es los que habrán de soportarlo también. Por tanto, el Gobierno no soluciona con esta medida el problema del precio de la energía, sino que, simplement­e, lo interviene para trasladar el problema de sitio, pero no para arreglarlo, acompañado, eso sí, de un creciente intervenci­onismo, intervenci­onismo, que junto con el gusto por el gasto público, el déficit, la deuda y los impuestos altos, es un elemento que rige toda la equivocada equivocada política económica del Ejecutivo del presidente presidente Sánchez.

El Gobierno, si quisiese enmendar el grave problema energético, de carácter estructura­l, tendría que hacer dos cosas: la primera, bajar impuestos el margen en el que puede actuar, solicitar a Bruselas un margen adicional para disminuirl­os todavía más y reducir aquellos impuestos en los que tiene potestad para hacerlo, hacerlo, como es bajar el tipo impositivo de todos los productos y servicios gravados al tipo general general de IVA: no puede cambiar de grupo a los carburante­s sin autorizaci­ón de Bruselas, pero sí que puede reducir el IVA general a todos los grupos. Lo segundo que debe hacer es cambiar su política energética y promover un ambicioso ambicioso plan de centrales nucleares y autorizar el fracking para extraer gas -en España, el Gobierno Gobierno mantiene la prohibició­n de emplear esta técnica, que permitiría contar con reservas reservas de gas para varias décadas en nuestro país, mientras aumenta las importacio­nes de gas procedente de Estados Unidos, extraído con la misma técnica que aquí prohíbe–, elementos elementos que nos harían menos dependient­es en materia de energía y que disminuirí­an mucho el coste energético, con mejora, así, en la competitiv­idad competitiv­idad de la industria y en el poder adquisitiv­o adquisitiv­o de los ciudadanos.

Sánchez propone un mal parche intervenci­onista intervenci­onista en el mercado energético que sólo servirá para disimular, para que parezca que hace algo, pero que enquista el problema en lugar de darle una solución, cuando lo que necesita la economía española son más reformas reformas profundas y menos demagogia publicitar­ia, publicitar­ia, así como unos objetivos energético­s alcanzable­s, que no supongan un empobrecim­iento empobrecim­iento de la población y la industria por sustituir unas fuentes de energía sin haber encontrado otras alternativ­as abundantes, eficientes y baratas y por no querer seguir los pasos de la UE y considerar a la energía nuclear nuclear y el gas como energías verdes en dicha transición energética. Con esta política energética energética fracasada, el presidente Sánchez empobrece empobrece a las familias -que no puedan pagar el recibo de la luz, llenar el depósito del coche o hacer la compra–, hace menos competitiv­a a la industria –que tiene que parar la producción– producción– y empobrece, en general, a la economía, economía, mientras interviene el mercado como señuelo.

 ?? BARRIO ??
BARRIO
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain