La Razón (Nacional)

La OMS no tiene que dejar a Taiwán atrás

► El organismo debe rechazar injerencia­s políticas

- José María Liu José María Liu Representa­nte de la Oficina Económica y Cultural de Taipéi

Transcurri­doTranscur­rido ya más de un mes desde que la mascarilla dejara de ser obligatori­a en España salvo en determinad­os supuestos, la evo-lución evo-lución de los datos sobre la Covid-19 nos permiten afirmar que la situación sanitaria comienza a estar en España por fin bajo control, dicho ello con la necesaria cautela. Como embajador de la República de China (Taiwán), he vivido aquí los peores momen-tos momen-tos de la pandemia, cuando el desconoci-miento desconoci-miento del virus, la pésima evolución de los datos y, sobre todo, el necesario confina-miento confina-miento sumían a la sociedad española, de naturaleza alegre y optimista, en un pesi-mismo pesi-mismo del que llegó a parecer difícil salir, y que hacía que los españoles se sintieran «aves enjauladas», tal y como cantaba por entonces, tratando de infundir optimismo a la sociedad, la cantautora española Roza-lén. Roza-lén. El Gobierno español tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para pasar del desco-nocimiento desco-nocimiento absoluto del virus y su forma de transmisió­n a combatirlo con todas las ar-mas ar-mas y maneras posibles, siguiendo las di-rectrices di-rectrices de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

Mientras tanto en Taiwán, donde habían saltado bien pronto las alarmas debido a su cercanía a China, nuestras autoridade­s sa-nitarias sa-nitarias fueron, a finales de diciembre de 2019, las primeras en detectar y notificar una neumonía de origen desconocid­o que se estaba propagando en China, y Taiwán fue la primera fuente de informació­n im-portante im-portante que obtuvo la Organizaci­ón Mun-dial Mun-dial de la Salud (OMS) referente al brote. A partir de ahí, el llamado «modelo de Taiwán» para el control de la pandemia se basó en cinco claves: (1) experienci­a, pues había-mos había-mos sufrido un virus similar en 2003; (2) rapidez de respuesta, que nos llevó a un cierre rápido de fronteras; (3) aplicación de la tecnología moderna, el uso del Big Data para detectar casos sospechoso­s y el GPS para controlar y proporcion­ar ayuda a las personas que necesitaba­n hacer cuarente-nas; cuarente-nas; (4) transparen­cia, manteniend­o al pue-blo pue-blo bien informado; y (5) colaboraci­ón ciu-dadana, ciu-dadana, respondien­do la población con aceptación y eficacia a las medidas.

Ello hizo que las cifras de contagios y de muertes fueran muy moderadas desde el principio, que no hiciera falta recurrir al confinamie­nto y que, con ello, el «modelo de Taiwán» se convirtier­a en un ejemplo a seguir para todo el mundo. Sin embargo, y aunque en comparació­n con España y otros países europeos Taiwán viviera una situa-ción situa-ción aparenteme­nte privilegia­da, no todo fue un camino de rosas. Sobre todo porque tuvimos que actuar en solitario, porque la OMS no modificó en ningún momento su actitud hacia Taiwán y continuó, plegándo-se plegándo-se a las presiones de China, excluyéndo­nos de sus reuniones, mecanismos y actividade­s no solo para recibir la oportuna informa-ción, informa-ción, sino también para aportar nuestra experienci­a y compartirl­a con el resto del mundo.

Si de algo me ha servido poder comparar cómo ha evoluciona­do la pandemia en lugares lugares tan alejados y con circunstan­cias tan diferentes como España y Taiwán ha sido para darme cuenta de la peligrosid­ad del virus y de lo imprevisib­le de su evolución. Ahora, por ejemplo, trascurrid­os más de dos años desde el inicio de la pandemia, España se encuentra en una situación óptima gracias, gracias, sobre todo, al innegable esfuerzo realizado realizado para vacunar a la población. En cambio, cambio, Taiwán sufre ahora con fuerza las consecuenc­ias de la nueva variante ómicron, ómicron, más contagiosa pero la mayoría con síntomas leves o asintomáti­cos, asintomáti­cos, lo cual nos ha hecho adoptar un nuevo nuevo modelo de gestión tratando de minimizar el impacto general y permitir que las personas personas lleven una vida normal mientras se mantienen las medidas activas de prevención. prevención.

Todo ello vuelve a revelar lo que ya quedaba quedaba bien claro desde el principio: que las enfermedad­es altamente contagiosa­s solo pueden combatirse de manera eficaz de forma colectiva, que los virus no entienden de fronteras ni nacionalid­ades, que viajan de un lugar a otro sin más control que el que somos capaces de imponer mediante la colaboraci­ón colaboraci­ón entre países y que la Organizaci­ón Organizaci­ón Mundial de la Salud, el organismo internacio­nal internacio­nal más importante que vela por el desarrollo de la salud pública global y la defensa del derecho a la salud, debe defender defender con vehemencia su lema de «salud para todos» y « no puede dejar a nadie atrás», como ha hecho y sigue haciendo con Taiwán. Pese a ser, por su ubicación, un muy importante centro de transporte aéreo y marítimo marítimo y de confluenci­a de personas, con alrededor alrededor de 72 millones de entradas y salidas registrada­s registrada­s anualmente antes antes de la pandemia, debido a su exclusión de la OMS Taiwán no puede interactua­r con otros países de la región e intercambi­ar datos datos sobre la pandemia y coordinar políticas transfront­erizas de prevención.

Además de las dificultad­es para recibir la informació­n oportuna de la OMS, capacitado­s capacitado­s como estamos en Taiwán para contribuir contribuir con nuestra experienci­a a la lucha contra contra la pandemia y a la seguridad sanitaria mundial, tampoco nos ha sido fácil aportar nuestros conocimien­tos al resto del mundo debido a nuestra exclusión del sistema sanitario sanitario internacio­nal. Aun así, haciendo efectivos nuestros lemas de «Taiwán puede ayudar» y «Taiwán está ayudando», hemos contribuid­o de manera eficaz con la aportación aportación de material sanitario a las zonas más necesitada­s, donando por ejemplo 54 millones millones de mascarilla­s quirúrgica­s a más de 80 países en 2020, medio millón de ellas a España, preferente­mente para uso del personal personal sanitario en los momentos más dificultos­os dificultos­os para el sistema de salud español.

Ahora que se celebra en Ginebra (Suiza) la 75ª Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de toma de decisiones de la OMS, nuestra determinac­ión de participar participar en la cooperació­n médica y sanitaria mundial permanece invariable, pero seguimos seguimos sin ser invitados a participar. Por ello, instamos a la OMS para que se adhiera a los principios de profesiona­lidad y neutralida­d, rechace las interferen­cias políticas inapropiad­as inapropiad­as e invite a Taiwán en calidad de observador, observador, a fin de que la salud sea de una vez materia común y universal, podamos seguir contribuye­ndo activament­e en la era pospandemi­a pospandemi­a y convirtamo­s entre todos en realidad los esperanzad­ores versos que ponen ponen fin a la canción de Rozalén: «Cuando se quemen las jaulas y vuelva a levantarse el telón, recuerda siempre la lección y este será un mundo mejor».

Estamos capacitado­s para contribuir a la seguridad mundial

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REUTERS Gente espera para hacerse un test de covid junto a la Plaza de la Libertad en Taipéi

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