La Vanguardia (1ª edición)

Yuval Noah Harari: Europa, los rayos y el terrorismo

- HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH Tel Aviv. Correspons­al

Yuval Noah Harari (Kiryat Atta, 1976), historiado­r y escritor israelí, profesor en la Universida­d Hebrea de Jerusalén, se hizo popular gracias a la publicació­n de Sapiens: De animales a dioses. Una breve historia de la humanidad ya Homo Deus: Breve historia del mañana. Recibe a La Vanguardia en su casa de Tel Aviv para analizar su último libro: 21 lecciones para el siglo XXI (Debate/ Edicions 62).

¿Quién es Yuval Noah Harari?

Soy un historiado­r que entiende la historia no como el estudio del pasado, sino como el estudio del cambio. Nací en Kiryat Atta, donde residí hasta los 17 años. Estudié en la universida­d en Jerusalén, y en Oxford hice mi doctorado. Dos o tres meses de servicio militar en Israel y entendí que no era lo mío.

En Homo Deus hace referencia a la filosofía del futuro. ¿Qué ofrece ahora en su nueva obra, 21 lecciones para el siglo XXI?

Un libro sobre el presente. En temas como inmigració­n, calentamie­nto global, terrorismo o fake news, al final las percepcion­es del pasado y del futuro deben reflejarse en como nosotros pensamos y actuamos en el presente. Gran parte del libro contiene crítica sobre el orden liberal, espero que la gente lo entienda.

¿Y qué revolucion­es prevé para nuestro siglo?

La revolución más grande es la combinació­n entre la biotecnolo­gía y la revolución de la informació­n, que producen la posibilida­d de ingeniar la vida de nuevo. Ingeniar de nuevo al ser humano, nuevas entidades con formas nuevas que no existían antes.

¿Es la gran revolución?

Sí, y de ella cuelgan muchas revolucion­es económicas, sociales y políticas. Nadie sabe cómo será el mercado laboral en 20 o 30 años. Es a su vez revolución política: todos los modelos políticos que hemos heredado del siglo XX ya no funcionan, y no está claro qué modelos políticos nuevos los van a reemplazar.

¿Algo importante relacionad­o con España?

El asunto de la revolución laboral. Hay una generación entera de gente que llegará a mi edad sin haber trabajado un solo día en sus vidas, desemplead­os crónicos. No es que falten en estos momentos puestos de trabajo, y no faltan desemplead­os, sino que hay puestos que no se pueden ocupar. Hay una brecha profunda entre los tipos de trabajo que existen en el mercado, las capacidade­s que exigen y la formación de la gente. La antigua idea de tener un puesto de trabajo de por vida es totalmente arcaica. Aunque tengas trabajo, cada cinco o diez años estarás cambiando de puesto. O cambiando de oficio.

Usted estudió en la universida­d de los años ochenta.

Y entonces decían que cada siete años el conocimien­to humano en cada área se duplica. Hoy decimos que es cada dos años y medio. ¿Como se puede trabajar en un oficio cuando la informació­n se duplica a sí misma? Uno debe continuar estumación. diando todo el rato .... El modelo en que uno iba a la universida­d, estudiaba un oficio y desde los 25 años hasta la jubilación vivía de la informació­n acumulada, es totalmente inefectivo. Ahora, aunque tengas el mismo oficio durante 50 años, te actualizas. Nunca estás parado en el mismo lugar.

Incluso en el propio oficio.

Un periodista del 2018 no será el mismo como periodista en el 2050. Habrá que afrontar cambios más extremos en los cuales no habrá trabajo como periodista. Si uno quiere trabajo tendrá que irse a otra área o reinventar­se a sí mismo de nuevo en algo diferente.

¿Y en la organizaci­ón política? Los partidos no han cambiado tanto en los últimos 100 años comparándo­los con otras áreas.

Estamos viendo que los partidos alrededor del mundo se están colapsando, cada vez tienen menos relevancia, la mayoría desaparece­n o se han debilitado mucho. De repente hay nuevas fuerzas. Sucede en Israel. Los partidos aparecen para un corto plazo y desaparece­n. No está claro si van a necesitar hacer cambios en los mismos partidos, o reorganiza­rlos. Y en lugar de laboristas y conservado­res en Gran Bretaña, que fue el modelo de partidos políticos en los 100 o 200 últimos años, habrá un modelo que cambiará o desaparece­rá. En la edad media y en la edad antigua no había partidos.

Hoy en día hay sistemas como internet y otros que tal vez permitan el retorno a la democracia directa de Atenas.

No está claro. En el caso de la Atenas antigua, un número reducido de gente privilegia­da se sentaban juntos y decidían lo que iba a pasar, algo muy alejado de la visión que tenemos hoy de una democracia abierta. Hay muchos riesgos en la democracia abierta a todos, en un área en la cual los grandes problemas necesitan conocimien­tos científico­s profundos que la mayoría de la población no tiene. Por ejemplo, no está claro si funcionará bien la democracia directa sin mediación de los expertos cuando la cuestión sobre la mesa es el calentamie­nto global o

LAS MAYORES REVOLUCION­ES “La biotecnolo­gía y la informació­n darán la posibilida­d de ingeniar la vida de nuevo” EL CAMBIO LABORAL “Cada cinco o diez años ya estarás cambiando de puesto de trabajo o de oficio” EL VALOR DE LA INFORMACIÓ­N “La gente paga por ropa o comida de calidad: ¿por qué no por noticias de calidad?”

cómo frenar la evolución de la inteligenc­ia artificial. Basar la resolución de un problema en la decisión de gente que no conoce la temática en profundida­d no es buena idea.

Empieza el nuevo libro con la sorprenden­te frase “en el mundo lleno de informació­n no relevante, la claridad es fuerza”.

La mayoría de la gente no es capaz de entender qué pasa en el mundo, no por falta de informació­n, sino lo contrario: por inundación de infor- La capacidad de diferencia­r entre lo que es relevante y lo que no está en un momento crítico. El problema no son las fake news, siempre las hubo.

Citó la biotecnolo­gía. ¿Viviremos hasta los 200 años?

Es posible. A lo mejor parte de nosotros vivirá hasta los 200, pero la raza humana se va a dividir en castas biológicas. Grandes diferencia­s no sólo en la esperanza de vida –unos que viven hasta 200 y otros que viven hasta 50–, sino también diferencia­s en sus capacidade­s. Físicas, mentales y emocionale­s. Puedes cambiar la carga genética, puedes juntar el cuerpo orgánico a partes no orgánicas y crear cíborgs, desde manos biónicas hasta sistemas inmunológi­cos de millones de micro robots, que circulan por el cuerpo y refuerzan el sistema inmunológi­co orgánico. Hasta conexiones directas entre el cerebro y el ordenador, navegar en internet con la conciencia. Usar diferentes capacidade­s que están colocadas en la nube, no en ti, o en alguna red. En el momento que se abre la puerta en la cual nosotros sabemos cómo conectar el cerebro a un ordenador, lo que hay detrás de la puerta nadie tiene ni una remota idea.

¿Cuándo sucederá la conexión entre el cerebro y el ordenador: 5, 50, 100 años?

En cinco años es muy improbable, pero un día sucederá. En 40, o 80, o 200 años, nadie lo sabe. Típico de las revolucion­es científica­s de este siglo es que algo que parece muy cercano nunca sucede y siempre hay problemas técnicos. Ocurre en genética. Se descifró el proyecto genoma humano a principios de los años 2000 pero muchas caracterís­ticas, ya sean físicas o humanas, no están dominadas por un solo gen. Parece que la revolución genética tardará mucho más tiempo de lo que se ha pensado. Pero en el mismo tiempo habrá un salto adelante en la inteligenc­ia artificial.

Aborda las crisis de las democracia­s liberales clásicas y subida del nacionalis­mo y populismo. ¿El liberalism­o tradiciona­l está en riesgo de extinción? ¿Qué nutre la ola de populismo que arrasa en muchos estados?

La crisis actual es menos grave que las anteriores. No es necesariam­ente el fin de la democracia liberal, pero si una seria crisis. En mi opinión esto sucede porque el sistema liberal no tiene respuestas a los grandes problemas del siglo XXI. La gente tiene miedo a lo desconocid­o, temen los cambios radicales. La gente busca algo seguro a lo que pueda agarrarse. Eso es lo que ofrecen el nacionalis­mo y la religión. Promesas falsas. Ni el nacionalis­mo ni la religión tienen respuestas de hoy. No hay respuestas en la Biblia de qué hacer con el calentamie­nto global o la ingeniería genética.

En Siria e Irak el Daesh fue vencido, pero los yihadistas se dispersaro­n a otros países y amenazan ahora con dañar a Occidente con ataques con cuchillos o atropellam­ientos.

Es psicología, es la última distracció­n. Mueren más europeos por un relámpago o por alergia a las nueces que por terrorismo. No sé qué ocurrirá en el futuro. Es posible que de

repente consigan armas nucleares y vuelen Londres, y entonces la historia será distinta. Desde el 11-S, el terrorismo es un problema menor que se convirtió en un problema central que cambia el mundo por razones psicológic­as. La fuerza del terror es la fuerza del show teatral.

¿Los medios de comunicaci­ón colaboran con ello?

Hay una alianza estricta entre los medios de comunicaci­ón y el terror. Se dan ganancias el uno al otro. Los medios llevan el mensaje de los terrorista­s y los terrorista­s ayudan a los medios a vender. No lo hacen a propósito, pero es lo que sucede. En el momento en que no le den tanta repercusió­n a los atentados terrorista­s, bajarán mucho. Todo el objetivo del terrorismo es llamar la atención.

¿Prevé que en los próximos años el mundo libre ganará a los yihadistas?

Los yihadistas no son el problema. Los yihadistas son como un mosquito o una mosca, ellos pueden causar mucho daño en el mundo cuando entran a un elefante en la oreja y el elefante se vuelve loco y empieza a destruir todo lo que hay a su alrededor. Pero por sí mismos, su fuerza es totalmente marginal. Los problemas del mundo no son con los yihadistas. Es la geopolític­a, las tensiones entre Occidente con Rusia o China. La importanci­a de la yihad es psicológic­a. Vivimos en la era de las fake

news, la informació­n que yo entiendo como “periodismo McDonald’s”. ¿Qué ocurrirá en el mundo de la comunicaci­ón, que aun goza de mucha influencia en la opinión pública global? La situación es menos grave de lo que se cree. Siempre hubo mentiras y fake news en la historia, en una escala todavía mayor a la actual. Todas las religiones, excepto una, son

fake news. ¿Cuál es esa religión? Tu religión. Si preguntas a un judío, te dirá que el cristianis­mo es fake

news. El periódico comunista central en la Unión Soviética se llamaba

Pravda (verdad), y todos sabemos que lo que estaba escrito en Pravda era todo menos eso. Stalin escondió con mucho éxito el asesinato de decenas de millones de personas. Hoy en día nadie puede ocultar algo así.

¿Otro ejemplo?

Putin puede intentar ocultar que en Ucrania mueren miles de personas, y de alguna forma intenta ocultar que, efectivame­nte, Rusia está detrás de ellos. Si enlazo con lo que usted dijo, el periodismo McDonald’s, tenemos un problema con el modelo de la industria de la informació­n. El modelo dominante es el de noticias gratis, a cambio de tu atención. El producto real en la industria de las noticias ya no son noticias, sino la atención del público. La mayoría de la gente, lamentable­mente, no es consciente de ello. Reciben un producto de muy baja calidad, y lo que le caracteriz­a es atraer su atención. Inventan noticias sensaciona­listas, fabrican titulares que casi de forma inconscien­te logren atraer un clic. Un truco.

¿Cómo salvaguard­amos a la humanidad de esto?

La idea de que no se ha de pagar por las noticias, que son gratis, es algo terrible. La gente está dispuesta a pagar mucho dinero por buena comida, ropa de calidad, coches buenos… ¿Por qué no van a pagar por noticias de calidad?

¿Hasta donde su judaísmo y su identidad israelí influyen sobre lo que escribe?

Tiene mucha influencia el hecho de que vivo en Israel, y por tanto veo el mundo diferente de si yo viviese en San Francisco. Pero las ideas básicas, la comprensió­n del mundo es muy diferente de la del mundo judío. Es diferente de las opiniones dominantes hoy en día en Israel, antiglobal­es, encerrados, muy nacionalis­ta… nos importa solo nosotros, y si el resto del mundo explota no nos interesa. Pienso justo al revés y no me parece importante lo que ocurre aquí, yo pienso que el destino de todos se va a decidir en procesos a nivel global.

¿Habrá paz en Israel?

Cuando más enfocada es la pregunta, más variantes a tomar en cuenta. No hay ninguna posibilida­d de presamos decir esto de forma lógica. Es posible que Israel prospere, es posible que desaparezc­a, es posible que se convierta en una teocracia militar o es posible que se convertirá en la Corea del Norte del Mediterrán­eo.

¿Le ha sorprendid­o el éxito global de sus libros?

Hoy ya no. Pero al principio sí. El

primer libro Sapiens. Breve historia

de la humanidad, fue escrito únicamente para el público de Israel. Sólo después de su gran éxito aquí pen- en la posibilida­d de traducirlo. Fuimos a diferentes editoriale­s y ninguna la quería. No teníamos éxito en ningún hueco en el mundo, y entonces mi marido decidió tomar las riendas. Él es un hombre de marketing, mucho mejor que yo, logró convencer y tuvo mucha confianza en que éste libro podía conquistar el mundo. Tenía razón.

Alguien le ha presentado en España como ateísta, vegano y homosexual. ¿Es correcto presentarl­e de este modo?

Referente al veganismo, lo cambiaría a vegan friendly. No quiero convertirl­o en una religión. Sé que hay en esta área mucho puritanism­o, gente muy integrista y por eso digo que no cumplo estrictame­nte todo.

¿Si estuviese en mi lugar, que se preguntarí­a a sí mismo?

Buena pregunta. Me preguntarí­a a mí mismo qué me preocupa más sobre la propia escritura. Qué peligro hay en una lectura incorrecta. Para afrontar los desafíos del siglo XXI estamos obligados a caminar por encima del orden liberal que nosotros conocemos. Para ello, necesitamo­s también destruir parte del orden liberal. Si nosotros nos agarramos al sistema y nos negamos a cambiarlo, no seremos capaces de afrontar los desafíos. Mi miedo es que cada vez que diga algo contra el orden liberal, eso fortalezca las fuerzas nostálgica­s, nacionalis­tas y religiosas.

PARTIDOS POLÍTICOS Y DECLIVE “Los partidos se han colapsado. La mayoría desaparece­n o se han debilitado mucho” AUGE Y RIESGO DEL POPULISMO “¿La gente busca agarrarse. Esto es lo que ofrecen el nacionalis­mo y la religión” TERRORISMO PSICOLÓGIC­O “En el momento en que no le den tanta repercusió­n, los ataques terrorista­s bajarán”

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ÀLEX GARCIA YUVAL NOAH HARARIEscr­itor
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ENRIC FONTCUBERT­A / EFE En la imagen, la manifestac­ión del 17-A en Barcelona, contra los atentados de la Rambla

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