La Vanguardia (1ª edición)

Un espíritu libre

Campeón ciclista y director con siete Tours de Francia, Cyrille Guimard cuenta su deporte desde dentro

- XAVIER G. LUQUE Barcelona

Cyrille Guimard siempre ha ido por libre. Como ciclista, como director deportivo y ahora como analista en la radio. Dice lo que piensa y no suelen preocuparl­e mucho las consecuenc­ias. Un espíritu libre. Personalme­nte le recuerdo conduciend­o un coche en medio de un buen atasco en Marsella, pocas horas después de la llegada del Tour. Sorteando vehículos como esquivaba rivales en los sprints. Con decisión no exenta de temeridad. Y de repente, bloqueado por fin, recuerdo verle bajar del coche. Conducía descalzo, por el calor supongo. Ese es Guimard, el director de los siete Tours de Francia. Sus recuerdos ciclistas no dejan indiferent­e, se devoran con pasión, porque Guimard es ciclismo. Ciclismo francés fundamenta­lmente. Pero, ¿es que hubo otro en los años de Fignon e Hinault? Él los vivió desde dentro, y los cuenta. O cuenta su versión, claro. Y qué gran versión.

Seguir con detalle la estrategia que estableció para ganar el Tour de 1976 con Lucien van Impe es una delicia. Sobre todo porque el escalador belga... ¡no cooperaba! Así, cuando Van Impe se sitúa lí- der en el Alpe d’Huez y Guimard ve que falta demasiado hasta París, entra en contacto con un rival, Raymond Delisle, para proponerle que ataque, que le cederán el liderato. Pero todo se tambalea cuando, de forma incomprens­ible, un grupo empieza a tirar del pelotón para cazar a Delisle.

“Me puse a la altura de Willy Teirlinck (gregario de Van Impe) y le pregunté qué estaba pasando. Y contestó azorado que Lucien no quería perder el amarillo y había pedido a unos compatriot­as que tirasen...”

Las complicaci­ones con el díscolo Van Impe, que según Guimard se daba por satisfecho con ganar la montaña o lucir unos días el amarillo, siguieron en otros pasajes que relata el director francés. Cuando finalmente conquistan el Tour, Guimard es ensalzado en Francia: “Obra maestra táctica”, escribe la prensa. Y él apostilla: “La verdadera obra maestra, la única en realidad, fue hacerle ganar el Tour de Francia a un corredor que no quería ganarlo”.

Las peripecias con Hinault y Fignon también son relatadas con detalles sabrosos, pero Guimard nunca renuncia a su estilo independie­nte, que a veces le reportó éxitos y a veces fracasos. En el libro cuenta también su reconversi­ón como comentaris­ta. Y explica que en Europe 1 “llegó a suceder que me bloquearan alguna crónica, porque lo que explicaba, decían, no es lo que la gente espera. Una crónica es libre, no la voy a cambiar, les dije”. Y amenazó: “Mañana por la mañana sale un tren a París a tal hora. Se acabaron los problemas con mi crónica”. Así es Guimard.

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Metido en carrera CYRILLE GUIMARD CULTURA CICLISTA 312 PÁGINAS. 18,50

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