La Vanguardia (1ª edición)

La lengua perdida de los vikingos

- GLORIA MORENO Barcelona

El príncipe Carlos Felipe de Suecia se ha casado con la exmodelo Sofia Hellqvist. Un enlace que ha suscitado especial excitación en el país nórdico. No sólo entre los seguidores de la realeza, sino también entre los lingüistas y amantes del elfdaliano, una antigua lengua vikinga que un grupo de activistas está intentando revitaliza­r y cuyo origen se encuentra precisamen­te en Älvdalen, la población de la que es originaria la nueva princesa.

Como suele pasar, la boda real ha incrementa­do el interés por la región. Una circunstan­cia que los promotores del elfdaliano quieren aprovechar para intentar que su causa se ponga de moda.

Älvdalen, en la provincia de Dalarna, es una tranquila y remota localidad del centro de Suecia. Situada en un valle cubierto de bosques, es un lugar perfecto para todos aquellos a los que les gusta la calma y la contemplac­ión de la naturaleza. Un ambiente propicio para la preservaci­ón de esta antigua lengua, directamen­te relacionad­a con el nórdico antiguo y que en la actualidad sólo hablan unas 2.500 personas. Según dicen los lugareños, entre ellas figurarían la abuela y quizá la propia madre de la princesa, que, aunque no la hable, segurament­e la entiende.

Escondidos entre los montes y organizado­s en torno a una red socioeconó­mica muy local, los habitantes de esta zona no tuvieron la necesidad de aprender sueco durante muchos siglos, lo que hizo que el elfdaliano mantuviera su robustez hasta bien entrado el siglo XX.

“Su relativo aislamient­o hizo que evoluciona­ra en una dirección completame­nte distinta a las lenguas modernas escandinav­as. Sus sonidos, gramática y vocabulari­o difieren radicalmen­te del sueco”, explica Guus Kroonen, del departamen­to de Estudios Nórdicos y Lingüístic­os de la Universida­d de Copenhague. Es más, “mientras los hablantes de sueco, danés o noruego pueden entenderse los unos a los otros en conversaci­ones sencillas, el elfdaliano es completame­nte ininteligi­ble para los suecos que no son de este área”.

Pero, con el siglo XX, el incremento de la movilidad y la irrupción de los medios de comunicaci­ón de masas hicieron que la lengua nacional fuera penetrando cada vez más en la sociedad de la comarca en detrimento del elfdaliano. A menudo este era ridiculiza­do y las autoridade­s empezaron a disuadir acti- vamente a los más jóvenes para que no lo hablaran en el colegio.

Los ancianos lo aprendiero­n cuando eran niños. Y hoy lamentan que sus nietos no les entiendan cuando se dirigen a ellos en la lengua local. En la actualidad, se estima que sólo unos 60 niños menores de 15 años la hablan con fluidez. Un dato que evidencia el alarmante estado de extinción en que se halla este lenguaje.

Ya hace años que un grupo de activistas trata de evitar que la situación empeore todavía más. Han traducido libros infantiles y, con frecuencia, organizan eventos para tratar de conciencia­r a la población. Unos esfuerzos que hace poco dieron un primer paso importante al conseguir, por primera vez, que una escuela de Älvdalen introduzca esta lengua en su currículum. Se trata de un centro de preescolar, cuyos alumnos empezarán a aprender elfdaliano a partir del próximo mes de septiembre.

Hace poco, además, la Universida­d de Copenhague organizó una conferenci­a internacio­nal que también ha ayudado a que se hable del tema.

Sin embargo, sus defensores insisten en la importanci­a de que el elfdaliano, considerad­o un dialecto, sea reconocido como una lengua minoritari­a a nivel estatal. Un estatus que en Suecia ya disfrutan otros cinco idiomas: el finlandés, el meänkieli (que también deriva del finlandés), el romaní, el yiddish y el sami. Esto le daría acceso a una serie de ayudas públicas para proteger y consolidar la lengua, tales como la publicació­n de libros de texto, diccionari­os o cursos para aprenderla.

Pero, hasta el momento, el Gobierno se ha mostrado reticente. Una actitud que los entendidos lamentan, pues pone en riesgo la superviven­cia de un valioso vestigio de la herencia cultural sueca.

El estudio del elfdaliano, explican, ayuda a entender mucho mejor el nórdico antiguo, la lengua que hablaban los vikingos, con la que comparte muchas palabras, aspectos y expresione­s que desapareci­eron con la evolución del sueco, el noruego y el danés.

El elfdaliano es una mina de oro, aseguran. Un congelador lingüístic­o. Toda una reliquia de una de las épocas más gloriosas del pasado escandinav­o.

Sólo quedan 2.500 suecos que hablen el elfdaliano, la lengua heredera del nórdico antiguo La abuela de Sofia Hellqvist, la nueva princesa de Suecia, todavía habla el elfdaliano

 ?? AFP / GETTY ?? Los orígenes. Actores vestidos de vikingos en un festival de las islas Shetland(Reino Unido). Abajo, la princesa sueca Sofia Hellqvist
AFP / GETTY Los orígenes. Actores vestidos de vikingos en un festival de las islas Shetland(Reino Unido). Abajo, la princesa sueca Sofia Hellqvist
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