Mucha revolución
En el programa First dates, participantes en busca de amor se citan por primera vez ante las cámaras. Esta semana, una chica con el pelo azul y un chico con cresta naranja, ambos de diecinueve años, se pusieron a hablar de comunismo y de anarquía como ideal. Lástima de Stalin, decían, yo es que soy más de Marx.
Olivier Rolin fue miembro de la organización maoísta Gauche Prolétarienne y estuvo en el ala militar de la Nouvelle Résistance Populaire. Al disolverse, en 1973, sus integrantes no sabían reincorporarse a la sociedad. En La Central del Raval, cuenta que él empezó a escribir, leyó a Céline; la literatura le salvó la vida. Se dejó seducir por Rusia, porque “es más fácil que te pase algo en Vladivostok que en París”. Tiene tendencia a alejarse, incluso de sus libros anteriores. La incomodidad conforma su manera de ser, le confiesa al filósofo Gregorio Luri, mientras hablan de la orfandad ideológica que supuso para millones de personas la caída del comunismo.
“El terror del estalinismo y los gulags representan uno de los momentos más oscuros del siglo XX”, explica en francés porque el director de Libros del Asteroide, Luis Solano, le ha servido demasiado vino en la comida y no se siente fluido en castellano. Entre los asistentes están el anfitrión, Antonio Ramírez, los autores Pablo Martín Sánchez, Jordi Amat, Ferran Caballero. Rolin descubrió a Alexéi Feodósievich por casualidad, y las coincidencias le hicieron volver a él. En El meteo-
rólogo, explica cómo ayudó a construir el socialismo con sus predicciones. En 1934, fue acusado de traición al régimen y encerrado en un campo de trabajo. Desde allí, enviaba preciosos dibujos a su hija pequeña, que se incluyen al final del libro.
Según esas cartas, Alekséi “nunca perdió la fe en el partido”, dice Rolin, que pensó en abandonar la historia porque a su protagonista le faltaba heroicidad. Entonces se dio cuenta de que aquel personaje era novelesco precisamente por ser a la vez admirable y ridículo. “Ignoramos si actuaba así porque creía ciegamente en el comunismo o lo fingía para proteger a su familia”, concluye, “no olvidemos que cuarenta mil mujeres fueron deportadas por estar casadas con contrarrevolucionarios”. Luri apunta: “El relato del sinsentido acaba atrapando a todo el mundo”.
Sí y no. En mayo del 2012, un grupo de personas decidió organizarse para averiguar por qué se habían destinado más de 23.000 millones de dinero público a rescatar un banco, y por qué los responsables del desastre se iban de rositas. Colectivos como Xnet y 15MpaRato demostraron que no hace falta estar en política para sacar la verdad a la luz y llevar a Rodrigo Rato a los tribunales. Simona Levi y Sergio Salgado detallan el proceso en Votar y cobrar. La impunidad como forma de gobierno. Guindos, Pablo Iglesias, UPyD intentaron apoderarse del relato para cambiarlo, aseguran, y por eso han escrito este libro. Publicado por Capitán Swing, recoge algunos de los ocho mil e-mails de Miguel Blesa a los que tuvieron acceso y lo destaparon todo: una crónica feroz de lo que ocurrió entre 2000 y 2009, y la prueba de que, lejos de hacer operaciones complejas, el poder robaba burdamente y sin tapujos.
En el Margarita Blue estrenan el cóctel VisaBlack, muy dulce para un tema tan agrio. Entre el público está Ernest Maragall. Sobre el escenario, la abogada Carme Herranz, del Col·lectiu Ronda, incide en el mérito de lograr esto sin tener experiencia en el mundo jurídico. David Fernàndez lamenta que nunca se reconozca a quienes desvelan las grandes tramas y recuerda que el tiempo es el mejor detector de mentiras. Pere Rusiñol, ahora en las revistas Mongolia y Alternativas Económicas, admite que, cuando trabajaba en la prensa tradicional, creía que no se podía cambiar el sistema: “Entonces llegan unos desarrapados y te enseñan lo contrario”. Al poder, añade, le duele más la sátira que la información.
Desobediencia civil es uno de los títulos de Henry David Thoreau, y apeló a ella para luchar contra la esclavitud, el racismo y la guerra en unos Estados Unidos que se estaban formando. Toni Montesinos reivindica su filosofía en la biografía El triunfo de los principios. Cómo vivir con Thoreau, publicado por Ariel. En la librería +Bernat, Mauricio Wiesenthal dedica una loa entusiasta a aquel “pensador heterodoxo que siguió la senda de la sabiduría”, alejado del mundo hipócrita y acomodaticio en el que “insultar no sirve, si el pensar no implica hacer”.
Montesinos (para quien Wiesenthal es “un Quijote cuya máxima locura es la bondad”), cuestiona la actualidad a través de Thoreau, totalmente en boga: la mirada obsesiva hacia el trabajo es una excusa para no afrontar la vida. “El auténtico progreso es respetarse a uno mismo”, apuntaba en el siglo XIX. Tras abandonar Concord, huyendo del consumismo sumiso y mercantilis-
“El terror del estalinismo y los gulags representan uno de los momentos más oscuros del siglo XX”, dice Rolin
ta que mata a la sociedad, se construyó una cabaña en la laguna Walden, que daría nombre a su obra más emblemática. No tiene deseos, no los necesita. Las posesiones nos poseen, decía. El tiempo es la auténtica riqueza. Y añadía: como la mayoría de los males, la dificultad es imaginaria. La solución está en nosotros.