La Vanguardia (1ª edición)

May atribuye los ataques a la tolerancia con el extremismo

La premier dice “basta” y promete endurecer las medidas antiterror­istas El doble atentado de Londres causó siete muertos y 48 heridos La policía abatió a los terrorista­s y detuvo a doce sospechoso­s

- Londres. Correspons­al

Del atentado del puente de Westminste­r al del puente de Londres han pasado menos de tres meses, pero muchas cosas. Si el primero fue una excepción, el segundo casi parece ya la regla, la posnormali­dad, como hay la posverdad y la pospolític­a, máxime cuando entre uno y otro está el ataque en Manchester a la salida de un concierto. Y en medio de todo ello, para crear un clima más venenoso si cabe, la convocator­ia de elecciones anticipada­s.

Se estaban contando todavía las víctimas del suceso del sábado por la noche (siete muertos y 48 heridos, algunos de ellos en estado crítico) cuando la primera ministra, Theresa May, decidió hacer política y comparecer a la puerta del número 10 de Downing Street para decir “ya basta”, proponer medidas más severas contra el terrorismo y afirmar que “la sociedad británica es demasiado tolerante con quienes cometen estas atrocidade­s, y ello ha de cambiar”. Un mensaje polémico de por sí, pero más aún porque los principale­s partidos políticos habían acordado suspender durante veinticuat­ro horas la campaña.

Tras haber perdido la mitad de la ventaja que llevaba en las encuestas, y dado que la seguridad es considerad­a (junto con el Brexit) su punto fuerte, la primera ministra no pudo resistir la tentación de jugar una carta que los acontecimi­entos le habían servido en bandeja. “Derrotar la ideología que hay detrás de estos ataques, una perversión del islam, es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo, y no lo lograremos sólo con la intervenci­ón militar –señaló–. Es hora de decir basta. En la sociedad británica existe demasiada tolerancia con el extremismo, y tenemos que ser mucho más duros a la hora de identifica­r y señalar con el dedo a los elementos radicales”.

No sólo el momento del mensaje ha resultado controvert­ido, también su naturaleza, en cuanto que parece dirigido a la amplia comunidad islámica con la acusación velada de que hace la vista gorda a las acciones de quienes se vuelven contra el país en el que viven, que les ha dado acogida, o en la inmensa mayoría de los casos en el que han nacido. Se estima que seteciento­s yihadistas británicos han ido a las guerras de Siria, Irak y Afganistán, y han regresado convertido­s a la causa de Al Qaeda, el Estado Islámico o cualquiera de sus franquicia­s.

“Todo el mundo debe seguir viviendo sus vidas con normalidad, pero hay cosas que necesitamo­s cambiar ahora –añadió May–. Nos enfrentamo­s a un nuevo tipo de amenaza que no requiere años o meses de planificac­ión y entrenamie­nto, sino imitar lo que hacen otros con medios relativame­nte rudimentar­ios”. Camiones y cuchillos. Un día el puente de Westminste­r, otro el puente de Londres.

En un discurso extraordin­ariamente político en vísperas de elec-

ciones, May propuso que “los jóvenes musulmanes tentados con la radicaliza­ción han de ser persuadido­s de que los valores occidental­es son superiores”. Tomar medidas a escala internacio­nal para cerrar “los espacios de internet en que se mueven libremente y con impunidad”. Eliminar la tolerancia a los comportami­entos radicales. Y revisar la estrategia antiterror­ista y las leyes de seguridad, imponiendo castigos más duros a ciertos delitos.

El Partido Laborista calificó la intervenci­ón de la primera ministra de violación del compromiso de suspender la campaña, y su responsabl­e de política exterior, Emily Thornberry, dijo que le parecía “inapropiad­o plantear estas cuestiones cuando hay gente que todavía no sabe si sus seres queridos figuran entre los muertos o heridos”. “May dice ahora que ya basta –afirmó–, pero también dijimos ya basta después del 11-S, y de los atentados de Madrid, y del 7-J de Londres, y del ataque al puente de Westminste­r, y de la bomba de Manchester. ¿Qué ha cambiado ahora?”. Que dentro de tres días hay elecciones.

A las 9.58 de la noche del sábado, una camioneta blanca entró a setenta kilómetros por hora en el puente de Londres desde la City, en dirección sur, se subió a la acera y arrolló a los peatones que encontró en su camino. Tras estrellars­e contra un pub, tres individuos se bajaron de su interior y empezaron a intentar rematar a cuchillada­s a las víctimas. Luego se dirigieron al mercado de Borough para continuar la masacre, y a los bares y restaurant­es de la Stoney Street, como el español Brindisa o el mexicano Pastor, llenos de gente. Las primeras ambulancia­s llegaron a las 10.07.

Un minuto después, un helicópter­o Blue Thunder de las Fuerzas Especiales aterrizó sobre el puente, y llegaron las unidades antiterror­istas de Scotland Yard . La gente empezó a correr despavorid­a en cuanto se corrió la voz de que se trataba de un ataque terrorista. En un local, los clientes lanzaron mesas, sillas y botellas contra de los asaltantes, y en otro bloquearon la puerta con todos los objetos que pillaron a mano. Hay víctimas francesas, australian­as, neozelande­sas, canadiense­s y un español que sólo ha sufrido lesiones leves. Varios policías resultaron heridos, uno de ellos, exjugador de rugby, al lanzarse sobre uno de los yihadistas. Los actos de heroicidad fueron numerosos, y también los gestos solidarios. Vecinos del barrio ofrecieron sus casas a quienes no podían desplazars­e hasta las suyas, y muchos taxistas no cobraron las carreras.

Los tres terrorista­s (que llevaban falsos chalecos bomba) fueron abatidos a tiros ocho minutos después de que la policía recibiera el aviso. El ataque duró 18 minutos en total.

Un vecino ha identifica­do a un terrorista como de origen pakistaní, con mujer e hijo, de poco más de veinte años. Las autoridade­s han detenido a doce personas en Barking, un barrio del East End, como posibles cómplices. Durante todo el día de ayer los alrededore­s del puente de Londres permanecie­ron acordonado­s, y la estación de tren y metro estuvo cerrada. El Ramadán, que los islamistas radicales utilizan para alentar a actos terrorista­s, no ha hecho más que empezar.

London bridge is falling down, falling down, down... El puente de Londres va a caer, va a caer, va a caer... No se sabe a qué se refiere la letra de la canción infantil, si a un ataque vikingo, a problemas estructura­les o a la leyenda de que en su interior eran enterrados vivos niños a modo de sacrificio. Hasta ahora nadie había pensado en un ataque terrorista.

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HANNAH MCKAY / REUTERS Barking Road, en el este de Londres, un barrio de mayoría musulmana donde ayer por la tarde la policía detuvo a doce sospechoso­s de ser terrorista­s
 ?? GABRIELE SCIOTTO / EFE ?? Falso chaleco bomba.
La policía tardó ocho minutos en localizar y matar a los tres autores de los ataques del sábado por la noche en Londres. En la imagen, uno de los terrorista­s abatidos, con un falso cinturón de explosivos hecho con latas
GABRIELE SCIOTTO / EFE Falso chaleco bomba. La policía tardó ocho minutos en localizar y matar a los tres autores de los ataques del sábado por la noche en Londres. En la imagen, uno de los terrorista­s abatidos, con un falso cinturón de explosivos hecho con latas
 ?? DOMINIC LIPINSKI / AP ?? La policía se desplegó ayer en el edificio Shard, el más alto del Reino Unido, junto al puente de Londres
DOMINIC LIPINSKI / AP La policía se desplegó ayer en el edificio Shard, el más alto del Reino Unido, junto al puente de Londres
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