Delirios de grandeza
El Movimiento 5 Estrellas presume de reinventar la democracia y de ser un ejemplo mundial
El Movimiento 5 Estrellas cree estar reinventando la democracia y se ofrece como modelo, no sólo para Italia sino para el mundo entero.
Los grillini son unas criaturas políticas muy peculiares. Creen que están reinventando la democracia y se ofrecen como modelo, no sólo para Italia sino para el mundo entero. Autoestima no les falta. Lástima que no sean demasiado receptivos a las críticas, que recelen tanto de la prensa y que, como ocurrió ayer en la sede de los corresponsales extranjeros en Roma, lleven a sus propios palmeros al encuentro con los periodistas.
Había mucha expectación por ver en acción a Davide Casaleggio, que no se prodiga en los medios. Él es el hijo y heredero de Gianroberto Casaleggio, el empresario informático –fallecido el año pasado– que fundó el Movimiento 5 Estrellas (M5E) junto al cómico genovés Beppe Grillo. Los Casaleggio –antes el progenitor y ahora el vástago– siempre han ejercido una influencia enorme en el movimiento, como verdaderos cerebros en la sombra.
El motivo de la comparecencia era explicar la nueva plataforma Rousseau, la sofisticada web del M5E que debe mejorar aún más la participación de sus afiliados, la propuesta de ideas, la democracia interna, el seguimiento de las iniciativas legislativas en marcha y –¡ojo al dato!– la recaudación de fondos. Si es necesario, la plataforma podrá usarse también ante situaciones de emergencia, por ejemplo para la donación de sangre.
El filósofo suizo Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) es un referente para los grillini. Si aquella figura de la Ilustración, uno de los inspiradores de la Revolución Francesa, propugnaba refundar la sociedad, el M5E considera que está transformando de raíz el modo de hacer política. “Rousseau decía que, si quieres saber lo que piensan los ciudadanos, debes preguntárselo –subrayó Casaleggio–. Nosotros lo hacemos cada día”.
Al discurso entusiasta se sumó el diputado Danilo Toninelli, quien cantó las virtudes de la democracia directa vía web –algunos le llaman clicocracia (de clic)– e insistió en que el método grillino es el mejor antídoto contra “el cáncer de la democracia, que es la apatía política”. Según el parlamentario, la elevada abstención en la mayoría de países se debe a que el elector percibe que “el juego está falseado y su voto no cuenta”. “Mientras otras fuerzas políticas sufren una caída increíble de afiliados, nosotros estamos en constante crecimiento y nos abrimos al mundo –enfatizó Toninelli–. Queremos ser copiados. Somos un ejemplo que no tiene parangón”. “No podemos sino ser considerados postideológicos y basados en el método de la participación; abatimos el muro entre el ciudadano y las instituciones”, agregó.
El M5E ha inyectado, sin duda, aire fresco en una política italiana esclerotizada y lastrada por decenios de corrupción y mala administración. Muchas de sus denuncias tienen base sólida, y prueba de ello han sido sus éxitos electorales. Otra cosa son las alternativas que han ofrecido y la gestión, a menudo caótica, como en el caso de la ciudad de Roma, cuando han llegado al poder.
El M5E es pionero en participación a través de la web, pero Grillo, ‘el Garante’, siempre tiene la última palabra
La democracia directa grillina presenta contradicciones. Durante estos años, Grillo y los Casaleggio han tenido siempre la última palabra en todo, expulsando a los díscolos. Ni Grillo ni Casaleggio ocupan cargos orgánicos; tampoco ningún puesto institucional. A Grillo lo llaman el Garante, como si estuviera investido de un aura infalible, como si fuera el líder de una secta.
“¿A usted, que desempeña un papel tan importante en el M5E, quién lo ha elegido?”, preguntó La Vanguardia a Casaleggio. Este, algo incómodo, admitió que no lo había votado nadie ni ostentaba ningún cargo oficial. “Mi papel siempre ha sido de apoyo al M5E –respondió–, un apoyo gratuito. No cobro un sueldo. Soy uno de los muchos activistas, de los muchos voluntarios que han apoyado al M5E en estos años. Ese es el papel en que me veo”.
Casaleggio reprendió luego a un periodista del Financial Times que le pedía detalles de los ingresos publicitarios de la web y del blog de Grillo.También le irritó un poco el comentario crítico del corresponsal del diario francés Le Figaro. Suerte que su admirado Rousseau no puede ponerles objeciones.