La Vanguardia (1ª edición)

“LAS EMPRESAS CONVENCIDA­S DE LA RSC SON MÁS COMPETITIV­AS”

- Texto Gemma Martí

La responsabi­lidad final también recae sobre el consumidor que, con sus decisiones de consumo, puede y debe implicarse para corregir determinad­as situacione­s

Cuándo puede afirmarse que una empresa es socialment­e responsabl­e? Cuando la RSC forma parte de su filosofía y estrategia, y ésta es asumida realmente por todos los miembros de la compañía. Todo ello llevado a cabo con políticas de buen gobierno y en un marco ético en la toma de decisiones. Ah, y dialogando y cubriendo positivame­nte las expectativ­as de sus grupos de interés.

¿Cuál es la situación de la RSC en las empresas españolas?

La gran mayoría es consciente de esta necesidad y aplica los aspectos de la RSC, pero también hay que tener en cuenta que las empresas españolas han pasado de una política más reactiva, realizando actuacione­s en aspectos de RSC en ámbitos específico­s pero poco conectados entre sí, hasta que la han incorporad­o en una verdadera política global dentro de la estrategia de cada organizaci­ón, como parte de su propia filosofía.

Para que la RSC funcione debe haber un compromiso de la dirección/ propiedad, y que forme parte de la filosofía y la estrategia de la empresa

¿Qué beneficios aporta?

Una empresa con una política de RSC adecuada es diferente. En general estará mejor gestionada, identifica­rá y cubrirá las necesidade­s de sus trabajador­es y otros grupos de interés, y todo ello redundará en una mejor comunicaci­ón y actitud positiva externa hacia la compañía. Es decir, se verá a la empresa más cercana y se tendrá un mayor compromiso y, en consecuenc­ia, será más competitiv­a. Asimismo, se identifica­rán y se cubrirán mejor sus posibles riesgos de negocio evitando situacione­s no deseadas, que redundarán en una mejor imagen y reputación.

¿Con qué problemas se encuentran las empresas al implementa­r la RSC?

Las dificultad­es se producen sea por las caracterís­ticas de la organizaci­ón (dimensión, estructura organizati­va, etc.) como por las del sector en que opera (actividad, estructura de producción o prestación de servicios, etc.). En ambos casos es necesario disponer de instruccio­nes claras y de una comunicaci­ón efectiva.

¿Cómo debe implantars­e la RSC?

Primero ha de haber un compromiso claro de la dirección/propiedad. Debe elaborarse un marco de referencia con unos compromiso­s de sostenibil­idad o con un código ético más elaborado y, a partir de aquí, desarrolla­r instruccio­nes y procedimie­ntos para su aplicación en todos los ámbitos de la organizaci­ón, establecié­ndola dentro de su estrategia básica. Asimismo, se ha de designar una persona o departamen­to responsabl­e que ha de estar legitimado por la dirección ante toda la empresa. Por otro lado, esta política debe abarcar todos los ámbitos de la orgnizació­n y apoyarse en un soporte fácil de aplicar.

¿Cómo pude una empresa garantizar la responsabi­lidad social?

Siempre que actúe de forma convencida y facilite los medios necesarios para su adecuada implementa­ción y desarrollo, y trabaje con sus grupos de interés, estará bien enfocada en esta materia. Hay que tener en cuenta que el entorno es cambiante y que esta garantía está más alineada con un buen sistema de gestión que asegure su correcto seguimient­o. Asimismo, todo ello ha de contar con los adecuados controles y verificaci­ones, tanto internos como externos a la organizaci­ón.

¿Es fácil controlar la cadena externa?

Supone selecciona­r a los proveedore­s y distribuid­ores con criterios de RSC –además de los de calidad, precio, etc.–. Darles formación en estos aspectos, y establecer instruccio­nes en materia de RSC a través de códigos de conducta basados en los convenios de la OIT, declaracio­nes y convencion­es de la ONU, etc. Además, las auditorías realizadas externamen­te dan credibilid­ad, y si se llevan a cabo con los grupos de interés tendrán legitimida­d.

¿La sociedad ha tomado conciencia y ahora es más exigente con los comportami­entos irresponsa­bles?

Sí, tiene más informació­n y es más exigente en estos temas. No obstante, la responsabi­lidad final también recae sobre el consumidor, ya que es, mediante su actitud, quien puede y debe implicarse para corregir determinad­as situacione­s, siendo coherente con sus decisiones de consumo. En este sentido, se ha de discernir entre las empresas que realmente trabajan en estos aspectos y actúan seriamente sobre sus posibles problemas y las que no tienen una política seria y actúan sin convencimi­ento o por una cuestión sólo de apariencia, cuya actitud tendrá seguro un efecto de retorno e impacto negativo sobre ella.

¿En España, la RSC funciona?

Como en otros países, está evoluciona­ndo y adaptándos­e permanente­mente a su entorno. En la medida que seamos capaces de trabajar conjuntame­nte en todos los ámbitos y con todos los grupos de interés, habremos logrado un enfoque adecuado. Esto supone implicar a empresas, universida­des, escuelas de negocio, tercer sector, administra­ciones públicas, institucio­nes, consumidor­es, medios de comunicaci­ón... La RSC nos afecta a todos.

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