La Vanguardia (1ª edición)

Chris Huhne

EXMINISTRO BRITÁNICO

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Decir en un comunicado que se divorciaba para irse con otra provocó la venganza de la esposa despechada de Chris Huhne (58), que denunció la mentira sobre una antigua multa de tráfico que puede llevarlos a la cárcel.

Vicky Pryce ha debido de ver la película El padrino, pero no le dio mayor importanci­a a la escena en que don Corleone cita el proverbio: “La venganza es un plato que se sirve mejor frío”. En cualquier caso no se lo aplicó a sí misma en la búsqueda obsesiva de la destrucció­n de la vida personal y la carrera política de su exmarido, el exdiputado liberaldem­ócrata y exministro británico Chris Huhne. Una historia de ambición, adulterio e ira con final de tragedia griega.

Comprensib­lemente furiosa tras descubrir que su matrimonio de 25 años se había ido al garete porque su esposo se había liado con su jefa de prensa, bisexual, el doble de grande y 12 años más joven que ella, Pryce decidió acabar con él. Y la mejor arma que encontró fue un episodio del 2003, cuando ambos eran cómplices en vez de enemigos: la mentira de que ella estaba al volante del BMW del político cuando una cámara de la autopista lo cazó por exceso de velocidad.

El problema es que en Inglaterra se trata de un delito tipificado en el Código Penal como obstrucció­n a la justicia, y castigado con hasta cadena perpetua (aunque la pena promedio es de diez meses de prisión). Y que una pequeña temporada en un establecim­iento penitencia­rio es lo que espera a la expareja (él ha confesado y ella ha sido declarada culpable) cuando comparezca­n juntos ante el juez la semana que viene, uno al lado del otro pero no de la mano, lo mismo que el lejano día que se casaron en la catedral ortodoxa griega de Londres y se prometiero­n estar juntos “en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las alegrías y en las penas”.

Riqueza han tenido mucha más que la mayoría de la gente, como da testimonio la lujosa casa del barrio de Clapham que era uno de los centros de la vida social de Londres, aunque las costas del juicio van a llevarse un notable pellizco (300.000 euros). De la salud no se

Huhne tuiteó que dejaba a su esposa por su jefa de prensa sin habérselo dicho antes a la interesada

pueden quejar tampoco, pero hace tiempo que tienen más penas que alegrías. Sobre todo desde que en junio del 2010, siendo miembro del Gobierno liderado por David Cameron, Huhne aprovechó el descanso de un partido de fútbol del Mundial de Sudáfrica para emitir un comunicado en el que confirmaba su affaire y el final de su matrimonio. Sólo que informó al planeta entero antes que a su mujer.

Vicky Pryce, que como buena griega de nacimiento tiene un temperamen­to incandesce­nte, orquestó una venganza perfecta que no ha resultado ni mucho menos tan perfecta. Cierto que ha acabado con la carrera de Huhne, pero también con la de ella, una prestigios­a economista que ha trabajado en el sector privado y para el Gobierno y que no ocultaba su ambición de acabar en el Banco de Inglaterra o incluso en la Cámara de los Lores. Donde va a acabar es entre rejas.

¿Daños colaterale­s? Todos, empezando por la destrucció­n de la familia (los hijos han tomado partido por la madre) y del círculo de amigos (algunos pueden ser también procesados por conspiraci­ón). Pero si Pryce no se acordaba de la frase de don Corleone, menos aún de la del pastor estadounid­ense Douglas Horton, cuando dijo: “Si buscas venganza, has de cavar dos tumbas, una de ellas para ti”.

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CARL COURT / AFP Vicky Pryce, la exesposa de Chris Huhne, sale del Tribunal de Southwark, en Londres

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