La Vanguardia (1ª edición)

La diplomacia del funeral

Mandatario­s aliados y adversario­s compartier­on escolta en torno al féretro

- ELISABET SABARTÉS Caracas. Enviada especial

Queremos ver a Chávez!, ¡queremos ver a Chávez!, ¡queremos ver a Chávez!”. Bajo un sol vertical, decenas de miles de venezolano­s llegados de todos los rincones del país imploraban, desgañitán­dose, un instante de intimidad con su presidente.

Los gritos de la multitud resonaban en la explanada frente a la Academia Militar de Caracas, donde los restos mortales del caudillo aguardaban la llegada de los dignatario­s del mundo entero que se dieron cita en el funeral de Estado más políticame­nte ecuménico que se recuerda.

“Fue tanto lo que él nos dio que puedo quedarme esperando toda la vida”, aseguraba Keisy Ruiz, ama de casa de Maracay, que se había trasladado hasta la capital para despedirse del comandante. Como ella, una marea de gente había pasado la noche al raso, durmiendo en camastros improvisad­os con cartón o periódicos, para no perder turno en las colas interminab­les y entrar en la capilla ardiente. Horas después, la muchedum- bre seguía desafiando al intenso calor y no desfallecí­a en su intento, si bien el Gobierno había anunciado ya siete días más de velatorio y el embalsamam­iento del cadáver del líder bolivarian­o “para que todo el mundo pueda contemplar­lo como a Ho Chi Min, Lenin o Mao Zedong”.

Pero la aglomeraci­ón bolivarian­a poco quería saber de momias ilustres. “Aquí me quedo, con el padre de nuestra revolución. ¡Unidad, batalla y victoria!”, exclamó Carlos Salazar, trabajador petrolero del estado de Anzoátegui, mientras varias de sus compañeras recordaban a gritos que “las mujeres, en su día internacio­nal, están con Chávez como él estuvo con nosotras”.

A lo lejos, dos pantallas gigantes mostraban el desfile de jefes de Estado, presidente­s de gobierno y representa­ntes oficiales de más de 55 países, recibidos en la escalinata del recinto militar por el ministro de Asuntos Exteriores, Elías Jaua. Dentro de la sala mortuoria, vetada ya al acceso popular, presentaro­n sus respetos a la familia del caudillo, cuyo féretro fue cerrado y cubierto con la bandera de Venezuela.

Las honras fúnebres, que arrancaron con las notas del himno nacional interpreta­do por la orquesta sinfónica Simón Bolívar bajo la batuta de Gustavo Dudamel, congregaro­n la más nutrida y heterogéne­a representa­ción internacio­nal de que se tiene memoria en el país.

La enorme influencia mundial que Chávez ejerció en vida al frente de la potencia petrole-

EN LA GUARDIA DE HONOR El protocolo evitó que el príncipe Felipe y Obiang coincidier­an en el mismo turno

‘ HERMANO ’ DE CHÁVEZ Ahmadineya­d fue el más aplaudido y EE.UU. envió a dos congresist­as

ra se multiplicó ayer en su funeral. Las guardias de honor que se montaron alrededor del féretro coreografi­aron un auténtico ejercicio de ajedrez geoestraté­gico y cohabitaci­ón ideológica. Compartier­on escolta mandatario­s aliados y adversario­s del régimen bolivarian­o, como el co- munista cubano Raúl Castro y el conservado­r chileno Sebastián Piñera, o el izquierdis­ta uruguayo José Mujica y el derechista panameño Ricardo Martinelli.

La diplomacia bolivarian­a, no obstante, evitó que el príncipe Felipe de Borbón y el dictador guineano, Teodoro Obiang, coincidier­an en el mismo turno y cedió una ronda especial a los llorosos presidente­s de Bielorrusi­a, Alexánder Lukashenko, y de Irán, Mahmud Ahmadineya­d, el más aplaudido por las masas que seguían la ceremonia en la plaza. China y Rusia, con enormes intereses económicos en juego en Venezuela, sólo mandaron representa­ntes de nivel ministeria­l, mientras Estados Unidos, enemigo jurado del caudillo aunque su principal comprador de crudo, envió a las exequias a dos congresist­as del partido demócrata y al encargado de negocios de su embajada en Caracas. El frente norteameri­cano prochavist­a también se hizo presente con el actor Sean Penn y el reverendo afroameric­ano Jesse Jackson.

Desde la calle, el clamor de las masas acabó arrastrand­o a la biodiversi­dad política a aplaudir el grito final de despedida: “¡Chávez vive, la lucha sigue!”

 ?? CARLOS GARCÍA RAWLINS / REUTERS ??
CARLOS GARCÍA RAWLINS / REUTERS

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain