Bárcenas contrató a un testaferro porque se sintió “perseguido”
El apoderado también se acogió a la amnistía fiscal, con un préstamo del extesorero
Luis Bárcenas contrató a un testaferro para sus operaciones en Suiza porque empezó a sentirse “perseguido” tras estallar el caso Gürtel. Así se lo dijo el extesorero del PP al propio Iván Yáñez cuando lo fichó como apoderado y así se lo explicó éste al juez Pablo Ruz cuando, a lo largo de cuatro horas, declaró ayer como imputado por un posible delito de blanqueo de capitales.
Al igual que Bárcenas, Yáñez se acogió a la amnistía fiscal para tratar de regularizar los fondos que tenía en Suiza: en concreto, algo más de 1,3 millones de euros depositados en dos cuentas en aquel país. De esa suma, 1,2 millones procedían de las comisiones que había acordado con el extesorero, en el 2009, por representarle ante los gestores del Dresdner Bank en Ginebra y mover el dinero en su nombre; el resto eran ganancias.
A la hora de efectuar la regularización, Yáñez hubo de pedir un préstamo de 320.000 euros a Bárcenas porque las autoridades suizas habían bloqueado sus cuentas; lo mismo que los fondos que el extesorero tenía en el Dresdner Bank a través de la sociedad instrumental Tesedul, según reveló ayer el testaferro.
El bloqueo sobrevino a raíz de la denuncia que la compañía Visa formuló contra Bárcenas en febrero del 2010, cuando el también exgerente del PP pidió una tarjeta con un límite mensual de 25.000 euros: sin éxito, pues por aquel entonces el solicitante ya estaba imputado en el caso Gürtel y era objeto de vigilancia.
La decisión de Visa aumentó la desconfianza que, desde hacía cinco años –según mostraría la comisión rogatoria que desveló su cuenta con hasta 22 millones de euros–, Bárcenas venía despertando en la banca helvética. Las iniciales reservas se convirtieron en crecientes temores a partir del marzo del 2009, cuando, nada más abrirse el caso Gürtel, el cliente español empezó a ordenar oscuros movimientos de fondos a través de Yáñez y de distintas sociedades representadas por hombres de paja. Así, el incidente de Visa sólo fue el detonante de la congelación del dinero y los títulos depositados en el Dresdner; no así de otra cuenta que Bárcenas tenía en el Lombard Odier de Ginebra.
Yáñez actuó como apoderado en la transferencia a cuentas de Estados Unidos de un total de 3,5 millones de euros del exteso- rero. Según el propio testaferro, parte de lo transferido iba destinado a devolver dinero a distintos inversores que habían confiado algunas cantidades a Bárcenas; el resto correspondía a un préstamo para su amigo, socio y antecesor al frente de las finanzas del PP, Ángel Sanchís: otro protagonista clave, al mismo tiempo, de lo que la Unidad de Delitos Económicos de la policía califica de “operaciones de ocultación” de una porción de los 38
Las autoridades suizas bloquearon parte de los fondos de Bárcenas y las dos cuentas de Yáñez
millones de euros que Bárcenas llegó a reunir en el extranjero.
Iván Yáñez recibió directamente de su nuevo jefe, en mano, la carta de apoderamiento que le permitiría firmar por él las transferencias en cuestión. Pero el testaferro no le vio jefe escribir sobre el papel. El detalle, destacado por las fuentes que informaron del interrogatorio, tiene su importancia: cualquier “manuscrito indubitado” del extesorero o posible pista al respecto es ahora una pieza vital para poder cotejar la letra de los papeles de Bárcenas con la supuesta contabilidad en negro de donaciones y pagos en el PP.
Yáñez, según las mismas fuentes, se mostró dubitativo al responder a la pregunta de por qué se prestó a aquel trabajo pese a las evidencias de su ilegalidad. Al final, dijo que decidió aceptar porque “sabía” que el dinero no venía de la trama Gürtel sino de anteriores ganancias de Bárcenas. Esto es lo que tendría que demostrar el propio extesorero para evitar una condena.