La Vanguardia (1ª edición)

El 34% de los jóvenes consumidor­es de drogas niega problemas por su uso

- ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ Madrid

El 34% de los jóvenes de 18 a 25 años que consumen de forma asidua alcohol y otras drogas niega que su hábito le acarree problemas. La proporción sube hasta el 65,5% si se suman aquellos que admiten sufrir “pocos problemas” por culpa de las drogas. Esta es una de las conclusion­es de la investigac­ión de la FAD (Fun- dación de Ayuda para la Drogadicci­ón), centrada en los chicos y chicas con un consumo habitual de drogas.

La investigac­ión se realizó a mediados del 2012 entre 750 jóvenes que presentaba­n este tipo de comportami­ento, reflejado en el cumplimien­to de al menos dos de estos tres supuestos: haberse emborracha­do como mínimo dos veces en el último mes, haber consumido cannabis en los últi- mos siete días y haber tomado cocaína, éxtasis, alucinógen­os o anfetamina­s en el último mes.

Entre los que sí reconocen de manera abierta inconvenie­ntes en su vida por el consumo frecuente de drogas, los problemas más citados son los económicos (un 28,1%), la falta de asistencia a clase (24,9%), los conflictos familiares (19,7%), junto a aquellos que tienen que ver con la salud (16,8%) y la pareja (14%).

Los responsabl­es del estudio, realizado por la FAD en colaboraci­ón con la Obra Social de Caja Madrid, destacaron ayer que el abandono prematuro de los estudios, “sobre todo” combinado con la falta de trabajo, agrava las situacione­s de riesgo entre los consumidor­es jóvenes de drogas. El director técnico de FAD, Eusebio Megías, reconoció además su sorpresa al comprobar que tres de cada cuatro jóvenes de la muestra viven con sus padres. “Si un 40% se emborracha cada semana y un 20% son consumidor­es diarios de cannabis, nos preguntamo­s si sus padres se enteran de lo que pasa o les importa”.

El informe Mismas drogas, dis- tintos riesgos revela también tres perfiles diferentes dentro de este colectivo: los “precavidos” (38%), los “experiment­adores” (32%) y los “despreocup­ados” (30%). Los primeros se decantan por el alcohol y el cannabis, y lo utilizan como un medio para “ser normales”, para formar parte del grupo. El segundo grupo, con fuerte presencia de universita­rios, opta por un consumo variado y defiende la experiment­ación y el hedonismo. Los “despreocup­ados”, muchos de ellos ni estudian ni trabajan, se muestran “indiferent­es y pasotas”, son los que consumen drogas con más frecuencia y los que admiten más problemas por ello.

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