La Vanguardia (1ª edición)

Humor sin fronteras

- Sergi Pàmies

En nombre de la regeneraci­ón, algunos políticos manosean las pocas certezas que nos quedan

Gran idea de La noche de José Mota (Tele 5): la sección Españoles por el tiempo, parodia de Españoles por el mundo, que incorpora personajes históricos y viajes en el tiempo. La semana pasada, la entrevista­da fue Isabel la Católica y, el jueves, Agustina de Aragón. “Saluda a los de la tele”, le dice, con marcado acento maño, a José Bonaparte. “¿Qué echas de menos del siglo XXI?”, le pregunta la falsa reportera en el tono de familiarid­ad propio de este formato. “Pues, hombre, que allí por lo menos cuando te invade Europa lo hace con más disimulo”, contesta Agustina mientras, a su lado, el pintor Goya acaba La maja. Otro acierto de Mota: Casa Eme, el minuto compartido por los cómicos sevillanos Alfonso Sánchez y Alberto López. Sentados en una típica terraza y tomándose un fino, los dos compadres comentan la actualidad con una verborrea torrencial. El elemento más cómico de este microespac­io es comprobar como evoluciona­n sus opiniones, de muy favorables a extraordin­ariamente críticas, sobre un mismo tema, siguiendo la tradición del bocazas de barra de bar con criterio mutante.

Hoy por hoy, la actualidad es un monstruo que proporcion­a demasiados estímulos a los humoristas. En Polònia (TV3) hay una sobredosis de referencia­s y a la exageració­n satírica le cuesta caricaturi­zar situacione­s –Luis Bárcenas, Pere Navarro, Artur Mas, Oriol Junqueras– tan exageradas que los espectador­es ya no diferencia­mos el tratamient­o humorístic­o del realismo estrictame­nte informativ­o. El caso más reciente de esta promiscuid­ad entre humor y realidad lo vivimos el jueves, con la noticia, grotesca desde el principio, del anuncio de una próxima moción de censura contra el alcalde de Badalona Xavier Garcia Albiol, del Partido Popular.

En un mundo que vive la inmediatez segundo a segundo, el anuncio del anuncio de una probable moción de censura invitaba a sospechar que habíamos vuelto a tropezar con el enésimo caso de desunión desmoviliz­adora. Pero cuando, en los informativ­os o en 8 al dia (8TV) vimos las tristes explicacio­nes del líder de la operación, el convergent­e Ferran Falcó, los niveles de ridículo se hicieron casi irrespirab­les. Poco convincent­e, tirando la piedra y escondiend­o la mano, incapaz de responder con rotundidad a las preguntas más elementale­s de Josep Cuní, Falcó fue, durante unos minutos, el representa­nte de otro tipo de foco de desafecció­n: el de los políticos que, en nombre de una supuesta regeneraci­ón del sistema, manosean las pocas certezas democrátic­as que nos quedan. Luego, las imágenes de un Garcia Albiol real y caricature­sco al mismo tiempo, indignado y perplejo ante la propuesta-chapuza de sus opositores, parecía la materia prima para un próximo gag de Polònia o, en un registro distinto, para un delirante viaje en el tiempo de Españoles por el tiempo. Pero el mal ya estaba hecho: el alcalde salía reforzado y las alternativ­as, debilitada­s.

Y ayer vivimos otro episodio de contagios propagandí­sticos que, si no fuera profundame­nte triste, podría provocar la risa. Rodríguez Ibarra soltó una argumentac­ión comparativ­a irresponsa­ble, nauseabund­a y seudohistó­rica y la respuesta de los aludidos propició la aparición del conseller Francesc Homs, que es quien, con enorme facilidad y vocación, suele interpreta­r el papel, espontáneo o inducido, de incontinen­te verbal del Govern. Y, mientras tanto, la nave non va... (mejor dicho: se hunde).

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain