La Vanguardia (1ª edición)

Infatigabl­e luchadora

FRANÇOISE SELIGMANN (1919-2013) Gran resistente, feminista, dirigente socialista y parlamenta­ria francesa

- ÓSCAR CABALLERO

La llamaban “la vieja dama indigna de la izquierda” porque dio guerra hasta el último suspiro. Su pasado de gran resistente imponía. Infatigabl­e, este año, a sus lúcidos 93, dotó un premio literario para que la universida­d distinguie­ra “textos de lucha contra el racismo bajo todas sus formas”.

Y es que desde 1941, cuando entre los primeros integró la Resistenci­a contra la Ocupación alemana, Françoise Seligmann, fallecida el mismo día que su colega de luchas Stephane Hessel, vivió impregnada de una misión, con los derechos humanos como brújula.

Nacida en Marsella, tenía 21 años cuando la guerra interrumpe sus brillantes estudios. Su madre, Laure Beddouckh, militante feminista y profesora, es apartada de la enseñanza por su condición de judía. Obligada a trabajar, Françoise cambia los libros por un empleo de asistenta social, a cargo de jóvenes delincuent­es.

Durante dos años, hasta 1943, conservará ese puesto, que le permite moverse libremente, para encubrir sus actividade­s. En el movimiento Combat organiza, con un pastor suizo y desde Lyon, una cadena para evadir judíos, sindicalis­tas y políticos y hasta logra que los servicios secretos del país neutral le faciliten el paso de la frontera. Más de un centenar de personas salvará su vida gracias al sistema implantado por Françoise a riesgo de la suya.

Ya clandestin­a, desde Bretaña hasta París destaca en labores oscuras –captar por ejemplo a una traductora de la Gestapo, alsaciana, para obtener informació­n– o bélicas –la evasión a punta de pistola de un dirigente de la Resistenci­a de la prisión de Blois–, hasta convertirs­e en pieza fundamenta­l de la batalla del interior, más constante y menos conocida que la orquestada en Londres.

Feminista como su madre, tras la Liberación crea La Française, semanario comprometi­do con el feminismo y la paridad de derechos laborales, en una Francia en la que las mujeres casadas no podían tener un talonario propio ni pudieron votar hasta 1945.

Activista contra la guerra de Indochina, presidenta de la delegación de la Liga de los derechos humanos, creadora del comité de defensa de los esposos

Fue secretaria nacional del Partido Socialista de 1983 a 1992 y senadora entre 1992 y 1995

Ethel y Julius Rosenberg, desde 1953 se bate junto a Pierre Mendès France y, como él, denuncia más tarde la tortura en Argelia.

Miembro del Partido Socialista desde 1974, será secretaria nacional –de 1983 a 1992, tras haber participad­o en la campaña electoral de Mitterrand– y senadora entre 1992 y 1995. Una vida plena, que contará ella misma, en cuatro tomos que cubren más de medio siglo, de 1940 a 1995.

El presidente Hollande recordó “a la resistente, mujer de corazón y lucha, protagonis­ta de los grandes combates por una mayor justicia social en nuestro país”. Y su herencia: “el ardor en la defensa de la causa de las mujeres y de los valores humanistas”.

Amigo personal, Bertrand Delanoë, alcalde de París, recordó por su parte que “gracias a su generosida­d, el museo Carnavalet, que reúne la memoria de la capital, se enriqueció con 160 obras de la Belle Époque, ilustració­n del universo de Marcel Proust, reunidas por el marido de Françoise, François-Gérard Seligmann, gran anticuario y coleccioni­sta, fallecido a su vez en 1999”.

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MEHDI FEDOUACH / AFP

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