Un golpe en Massachusetts
La ciudad, escenario de novelas de Todd Mcewen, Zadie Smith o Foster Wallace
Ningún turista puede evitar en Boston hacerse una foto en el bar Cheers, que dio nombre a la mítica serie televisiva de los años ochenta. Y es que, más allá de Dennis Lehane, esta es una ciudad vinculada a la ficción, ya sea televisiva –además de Cheers, series como Ally McBeal, Crossing Jordan o Fringe– o literaria, pues existen muchas novelas ambientadas en la capital de Massachusetts.
La más reciente –aunque publicada originalmente en 1983– se titula justamente Boston. Sonata para violín sin cuerdas (Automática), vertida al español por vez primera, y obra del cali- forniano Todd McEwen, de 59 años. A preguntas de este diario por correo electrónico, el autor define la ciudad como “fría y gris. Un lugar repleto de frustraciones, algunas de las cuales históricas y otras personales. E.E. Cummings escribió una vez: ‘Boston es un lugar sin trampolines para gente que no puede zambulirse’. Y tenía razón”.
McEwen, de hecho, lleva años sin pisar la ciudad pero recuerda a los bostonianos como “gente civilizada, muy culta y refinada”. Su Boston fue una novela de culto en los años ochenta, pues fue leída como un alegato satírico contra el reaganismo. Todo empieza cuando el protagonista recibe un golpe en la cabeza al resbalar en el hielo, lo que altera su percepción y su conducta. “Me sucedió a mí en el porche de casa –revela McEwen– y durante varios días todas las cosas eran muy extrañas. Me atreví a pedirle una cita a una chica que me gustaba des- de hacía meses aunque me horrorizaba acercarme a ella. Me dijo que no... Escribir el libro fue una especie de venganza”.
Más allá de la trama, la obra bebe de sus observaciones sobre el terreno: “Es como un paseo en un día de invierno, muestro todas las culturas que observaba en la calle y durante mi trabajo en la universidad. También conocí a mucha gente adinerada, y a algunos mugrientos músicos de folk. La ciudad estaba cambiando: era una desembocadura de lo que podríamos llamar las instituciones e ideas yuppies que erosionaron el viejo Boston del mismo modo en que la nueva cultura del dinero transformó todas las ciudades norteamericanas en algo inferior a lo que habían sido antes”.
Si uno prefiere los clásicos tiene, entre otros, La letra escarla
ta (1850) de Nathaniel Hawthorne; Las bostonianas (1886) de Henry James; El rui
do y la furia (1929) de William Faulkner; o el Love Story (1970) de Erich Segal. Entre las obras recientes, La broma infinita (1996) de David Foster Wallace; Sobre la belleza (2005) de Zadie Smith; Firmin (2006) de Sam Savage; o La última noche
en Twisted River (2009) de John Irving. Por no hablar, claro, de bestsellers como El código Da Vinci de Dan Brown, o El
club Dante de Matthew Pearl, ambos del 2003.