Dennis Hollingsworth y la renovación de la pintura abstracta
La galería Marlborough Barcelona expone obra sobre papel de sus artistas
Las pinturas que Dennis Hollingsworth (1956) presenta en su cuarta muestra individual en la galería Miguel Marcos, como las que este artista estadounidense nacido en Madrid expuso en las tres anteriores, me parecen logros extraordinarios. Visitar su exposición Terrestrial puede servir para reconciliarse con la pintura actual.
Durante los últimos veinte años la pintura ha sufrido un relativo desprestigio frente a otras manifestaciones del arte contemporáneo. Me refiero a la pintura realmente contemporánea, actual, pues a los grandes nombres históricos, de Kandinski a Rothko, ya no hay quien los eche de su lugar destacado en la historia del arte. Pero lo cierto es que, durante los años noventa del siglo pasado y lo que llevamos de siglo XXI, otras disciplinas, técnicas, medios, procedimientos y formatos han ido adquiriendo una importancia y un prestigio crecientes. La instalación, la fotografía, el vídeo e incluso el cine experimental o, para mayor incordio, hasta la escultura, han gozado de tanta o mayor atención que la pintura, que tradicionalmente había sido la disciplina privilegiada. Llegados a este punto, se hace necesaria alguna puntualización.
En primer lugar hay que señalar que lo que ha sucedido se puede considerar como un fenómeno natural y compensatorio. El mercado siempre ha promovido el prestigio de los objetos artísti- cos más vendibles y en este sentido no hay que engañarse. El sonado regreso a la pintura en los años ochenta, iniciado en la Bienal de São Paulo de 1981 y confirmado en la Documenta de 1982, era en parte una operación comercial, en un momento en que las contribuciones más importantes procedían de otros ámbitos menos vendibles: el cine experimental de Michael Snow, Paul Sharits y Stan Brakhage, el land art de Walter de Maria y las instalaciones de luz de James Turrell. El vídeo fue entonces apoyado por su novedad tecnológica, mientras las maravillas del cine visionario eran ignoradas. La muerte de Sharits se puede comparar con la de Van Gogh.
En mi opinión, las obras de Baselitz y Kiefer no están a la altura de las mejores de estos artistas mencionados que escogieron medios de expresión alternativos y modernos. Sin embargo, el desprecio a la pintura actual que han demostrado bastantes críticos, comisarios y directores de centros de arte es injustificado y erróneo. Cierto que cada vez parece más difícil contribuir con obras necesarias a un lenguaje tan explorado como el de la pintura abstracta. Otra cosa es la pintura figurativa, que se puede renovar a través de los temas, y que sufre la competencia de la fotografía. Pero precisamente en esos años noventa en que reinaba la instalación posconceptual hubo espléndidas contribuciones a la pintura abstracta, como las de Silvia Hornig, Joaquim Chancho, Darío Urzay y Luis Gordillo, además de los celebrados y cotizados Gerhard Richter y Cy Twombly.
Dennis Hollingsworth ha logrado desarrollar en el siglo XXI un vocabulario pictórico personal y sorprendente, poblado por cuerpos de pintura que configuran escultóricas constelaciones irreales, de aspecto indefinido, quizá más submarino y corporal que celeste, pero sobre todo de aspecto pictórico y transfigurado por una hibridación escultórica. En estos óleos se dan dinámicas combinaciones de relieves y concavidades, zonas de materia concentrada, fragmentos como residuos espectrales y espacios monocromos o vacíos. A veces la pintura de Hollingsworth posee un aspecto casi carnal y sexual. Su sensualidad y la abundancia remite a una especie de fiesta táctil hecha tan sólo de óleo, con evocaciones de formas ambiguas. Por cierto, la famosa cúpula de Barceló, con pinturas en relieve y amenazantes estalactitas, tiene su antecedente en la obra de Hollingsworth. Galería Miguel Marcos. Jonqueres, 10. Hasta el 19/IV.
Explorando el trazo. Esta selección de obra sobre papel reserva algunas buenas sorpresas. Incluye por ejemplo dos dibujos de Lucio Muñoz de su primera etapa, más cercana a Antonio López o a José Hernández, además de un buen collage con fragmentos de madera. La pieza de Juan Genovés es certera. Hay obras de Alfonso Albacete, Botero, Chirino, Gordillo y Hernàndez Pijuan, entre otros. Marlborough Barcelona. València, 284. Hasta el 3/IV.